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México D.F. Domingo 25 de enero de 2004
Cerca de 500, los expulsados del pasado viernes
en Suchiate; al menos 60 detenidos
Continúa el gobierno de Chiapas desalojos y
advierte que no permitirá más invasiones
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
San Cristobal de Las Casas, Chis., 24 de enero. Llegó
la temporada alta de los desalojos de campesinos. El gobierno del
estado ha resuelto perseguir las invasiones de tierras, así tengan
11 años de antigüedad, como sucedió ayer en los predios
Los Cerros y Los Cerritos en Suchiate, cerca de la frontera con Guatemala.
Las tierras fueron devueltas a sus dueños legales, a saber, la inmobiliaria
Las Cruces y los particulares Guadalupe Barrios, Arturo Barrios y Roberto
Ocampo.
Una vez más, los perseguidos pertenecen a la Organización
Proletaria Emiliano Zapata (OPEZ). En este caso, de la vertiente "histórica".
El día 12 fue desalojado el predio La Huasteca, municipio de Trinitaria,
donde vivían decenas de familias de un grupo disidente de la OPEZ;
en esa ocasión, la "histórica" actuó al lado de la
policía del estado, y sus víctimas acusaron de paramilitares
a los "históricos". En ese operativo de las fuerzas policiacas
hubo cerca de 20 heridos, que llegaron al hospital, e inicialmente 80 detenidos,
todos miembros de las corrientes Lucio Cabañas y Ernesto Che Guevara
de la OPEZ.
En Suchiate, los expulsados del viernes fueron 450, y
los detenidos 60. Un día antes, en Rancho Alegre, también
Suchiate, fueron desalojadas 160 familias de la OPEZ. El secretario de
Gobierno, Rubén Velázquez López, artífice de
esta escalada, declaró ayer que "no se permitirán más
invasiones en este gobierno", pero, apuntó, "se está exagerando
en garantizar el respeto a los derechos humanos" durante los desalojos.
Menos
mal que "exageran" los policías sectoriales y judiciales, si no,
quién sabe cuántos más serían los heridos y
cuántas las casas quemadas. Sólo en Nuevo San Rafael, en
Montes Azules, elementos policiacos y de la Armada habrían quemado
ayer 23 casas, dispersado a la población (choles de Sabanilla) y
detenido cuando menos a Josué Jiménez Cruz, representante
de los pobladores. Este desalojo (que la Procuraduría Federal de
Protección al Ambiente describe como "voluntario") contradice las
declaraciones del gobierno chiapaneco y de las nuevas autoridades ambientales
federales en el sentido de que no habría desalojos en Montes Azules.
El actual secretario de Gobierno chiapaneco siempre fue
partidario de los desalojos en Montes Azules, desde que era el responsable
estatal de la política agraria y representaba al gobernador Pablo
Salazar Mendiguchía en el denominado Grupo Chiapas. En 2001 y 2002
se le identificó con la línea dura en materia ambiental.
Ahora, como responsable de la política interior de Chiapas (lo que
sea que eso signifique), Velázquez empieza a darse gusto y dar gusto
a los propietarios, a los mandos militares y a las autoridades federales
que quieren mano dura.
Con sus límites, por cierto, y lo lamenta: "las
invasiones que se ubican en la zona zapatista, donde ni el gobierno federal
ha logrado regresar a sus legítimos dueños los terrenos invadidos
en 1994, están recibiendo un trato distinto". No obstante, Velázquez
confirmó que se realizarán más desalojos. "No es represión
ni nada que se parezca a esos términos. Simple y sencillamente es
la aplicación del estado de derecho para poder vivir en paz".
Ya entrado en gastos, ayer ofreció su mediación
en el conflicto del ejido Emiliano Zapata (municipio de Tila), donde la
población exige el desmantelamiento de la base militar que se ubica
allí. "La oferta inicial a estos paisanos inconformes es que presenten
su denuncia y nosotros garantizamos que si existe la razón, será
quitado de esa base el personal que esté excediéndose en
sus funciones", lo cita el diario tuxtleco La Voz del Sureste. (Así,
da a entender "a estos paisanos" que podría ser "quitado" algún
personal, pero la base no se mueve).
Estas son algunas coordenadas del funcionario (ex priísta,
como tantos en el gobierno chiapaneco) que se atreve a hacer lo que el
gobierno salazarista dice que no hace. Desalojos violentos, aprehensiones
masivas, destrucción de viviendas. Y proclama un "exagerado respeto"
a los derechos humanos. Tanto "respeto" que todavía ayer el Centro
de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas documentó
un caso grave de tortura, cometido en San Cristóbal de las Casas
por policías de la Agencia Estatal de Investigaciones, a cargo de
la Procuraduría de Justicia del estado.
Ahora, mientras el gobernador Pablo Salazar Mendiguchía
parece dedicarse a la "política exterior" de Chiapas (se habla abrumadoramente
en los corrillos de Tuxtla de que aspira al gabinete foxista), el secretario
Velázquez, el procurador Mariano Herrán Salvatti y el secretario
de Seguridad Pública, Horacio Schroeder, parecen llevar la política
interna, que consiste en desalojar asentamientos rurales y llenar las cárceles
de campesinos que ocuparon tierras o se resisten, por ejemplo, a las tarifas
de la Comisión Federal de Electricidad. Para abrir lugar a tanto
nuevo preso, hay que soltar algunos, como los miembros de Paz y Justicia
absueltos hace 15 días; ya se ve la forma de liberar a los paramilitares
que purgan por la matanza de Acteal, pues ahora son "perseguidos religiosos",
según sus abogados y sus aliados.
Mientras propicia campañas informativas antizapatistas
(al son de "si me dan un periodicazo lo desmiento y punto") y desliza declaraciones
donde considera a los rebeldes un grupo menor que habita en unas cuantas
rancherías (qué exagerado se vio el presidente Salinas con
sus "cuatro municipios"), el secretario de Gobierno se apresta a colaborar
con el Ejército federal y la Armada en fechas próximas para
los desalojos que tiene planeados. Han de ser varios, pues ayer confesó
a los reporteros: "no los tengo en la memoria. Y tampoco los diría".
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