Ojarasca 81, enero de 2004

Milpas y olivares: la cara levantada y el paso gigante

 
El maíz es la clave de la resistencia, es decir sobrevivencia de los pueblos. De eso hablan en este número Aldo González, quien fuera presidente municipal de la comunidad zapoteca de Guelatao, Oaxaca (ver Página final), y Juan López González, quien lo fue del municipio autónomo zapatista de San Andrés Sakamch'en de los Pobres, Chiapas. Los acompañan las palabras del comandante David, y el testimonio del periodista John Ross en Chiapas y Palestina sobre el genocidio en marcha contra los pueblos y su agricultura.

La continuidad histórica de Sakamch'en resulta una de las más prolongadas y complejas de Mesoamérica. Siendo hoy tierra zapatista de gran arraigo y significación, es notable el sincretismo de este pueblo tsotsil y rebelde. Fundado siglos antes de la llegada de los españoles, Sakamch'en se caracteriza por su cueva blanca, donde se oculta Bakaxmen (el señor Ocho-Águila), el padre fundador. Ocupada luego por el imperio azteca, esa tierra, siempre maya, se llamó Izacostoc. Los conquistadores la bautizaron San Andrés, y los gobiernos liberales la apellidaron Larráinzar. Sus pobladores actuales, que viven en resistencia, recuperaron el nombre originario.

La historia mítica, épica y ejemplar de los siglos de Sakamch'en se relata en Peregrinación de nuestros antepasados, libro escrito con singular pasión por Juan López González. Publicado apenas ahora (Biblioteca Chiapas, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 2003), fue leído y prologado por el también andresero y comandante del EZLN, durante los famosos y truncos diálogos de paz en 1996. Presentamos dos pasajes significativos de la obra.



Contra el olvido

Comandante David

San Andrés, como todos los pueblos indígenas, tiene su origen, sus raíces, su cultura y su larga historia que casi es desconocida por sus mismos habitantes debido a la agresión, dominación y destrucción que han sufrido nuestros pueblos desde la Conquista. A nuestros jóvenes desde su infancia en la escuela les meten en la cabeza otras ideas y otra cultura ajenas a nuestro pueblo, por lo que ahora es necesario que alguien escriba algo para que las futuras generaciones no se olviden de sus raíces, de su origen, de su historia y sus luchas como pueblo.

San Andrés, como todos los pueblos indígenas, desde la Conquista hasta nuestro tiempo ha sufrido destrucción, despojo, humillación, desprecio y sometimiento en todos los niveles.

San Andrés, un pueblo como todos los pueblos indígenas, es desconocido y no tiene ninguna importancia histórica, política, económica, social y cultural para los gobernantes del estado y el país.

San Andrés es un pueblo como todos los pueblos indígenas; ha vivido en la marginación, la pobreza y la ignorancia.

Pero el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en el 1994 ha sacudido la mente y el corazón de nuestros pueblos indígenas, por eso los hombres, mujeres, niños, jóvenes y ancianos sanandreseros bases de apoyo del EZLN, como parte de su lucha como zapatistas, declararon nuestro pueblo como municipio nuevo, rebelde y autónomo, recuperando así el nombre histórico de nuestro pueblo, Sakamch'en, al que guardan mucho respeto, y rechazaron "Larráinzar" por ser el apellido de algunos de los grandes terratenientes y explotadores de los pueblos indígenas de los Altos de Chiapas.



 
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Sakamch'en a través de los siglos

Juan López González

Quiero precisar que los mayas de Sakamch'en no hemos desaparecido, sólo nos hemos cambiado con el tiempo; nuestro lenguaje, nuestra memoria, nuestra forma de entender la vida, nuestra cosmovisión y nuestro respeto a la naturaleza constituyen nuestra hermosa cultura, presente en la vida cotidiana de las comunidades.

Los mayas de hoy seguimos viviendo del milenario cultivo del santo maíz, cultivándolo con sabiduría, amor y respeto, porque es la luz y la carne que siempre ha sido nuestro sustento. Gracias al santo maíz, hoy somos portadores de una cultura importante que tiene raíces muy profundas y antiguas.

Ser heredero de una cultura milenaria como el tsotsil es un motivo de orgullo, satisfacción y un privilegio tan grande como es vivir en estas tierras sagradas.

Las peregrinaciones realizadas por los antiguos habitantes de Sakamch'en se cerraron en el momento en que el Rayo fue expulsado de la laguna colorada para irse a vivir a la laguna de Junal, de donde brotaron los primeros hombres y mujeres inteligentes, capaces de crear su propia cultura.

El significado hasta estos momentos no ha sido revelado, ni será revelado. El único que tiene autoridad moral y cosmológica es el señor Baxakmen, quien lleva el control de todos los acontecimientos de su pueblo.

Sakamch'en es un pueblo antiguo y maya. Sus antepasados vinieron de tierras lejanas en busca del ombligo de la santa tierra. Sus descendientes lograron en él edificar el centro ceremonial que hoy se conoce como Jteklum, después de vencer todos los obstáculos que se presentaron en aquellos momentos difíciles, aunque bajo amenaza. Es un claro ejemplo de lucha y resistencia. Cuando hay voluntad ante las injustas imposiciones oficiales de cualquier tiempo, se triunfa.

Esta amenaza surgió desde que fue impuesta otra religión. La sabiduría y la filosofía del dador de vida, del creador, inmortal y guiador de pueblos rebeldes, señor de señores, comandante supremo de Sakamch'en, fueron rechazadas, odiadas. Baxakmen fue identificado con otro nombre (San Andrés), con otra identidad por sus ideas, por su capacidad de organizar y de proteger su gente.

Una amenaza de siglos que no se ha olvidado: el Rayo que amenazó enviar miles y miles de lluvias y mal tiempo. Cuando el pueblo está reunido en la fiesta de la santa tierra, ha cumplido, ha dividido los corazones grandes para vencer. Le gusta intimidar a los que no le reconocen, no quiere ver felices a los hombres y mujeres, no quiere ver libres ni unidos a los pueblos, no quiere ver reinar la paz.

Lo que quiere ver es el dolor, el llanto, el sufrimiento, el abandono, las enfermedades, las miserias, la humillación, la intimidación, la pobreza, la violencia y la muerte, porque siempre quiere ser el dueño de todos los bienes y recursos naturales, siempre quiere ser superior a todos los dioses que moran a esta santa tierra. Pero jamás lo logrará.

Baxakmen espera con paciencia la buena voluntad con la ayuda de la sagrada serpiente, del poderoso jaguar, del santo rayo, de nuestro divino padre sol y nuestra santa madre luna, porque la cabeza y corazón del supremo Rayo es una piedra que no entiende razones; sólo quiere seguir controlando la lluvia para su propia seguridad.

Nuestros principales todos los días le rezan al señor Baxakmen suplicándole con mucho respeto que la situación que amenaza a su pueblo la controle bajo su mando supremo desde la cueva de Sakamch'en, lugar sagrado donde se oculta desde que los soldados españoles lo persiguieron.

Para no seguir hablando de él, le quemaron su libro, le trasladaron su pueblo a otro lugar, para que nadie hiciera caso de su filosofía y de sus buenos consejos; con su sabiduría lograron engañar e introducir otra religión, y en su nombre lograron que los moradores de Sakamch'en veneraran a otros dioses ajenos a su comunidad.

En mil formas Sakamch'en ha sido condenado a la destrucción (económica, religiosa, comercial, cultural, política, psicológica, educativa y militar). Pero a pesar de las múltiples dificultades, amenazas y problemas que se le han presentado, ha resistido, sigue vivo y late su corazón para poder mostrar al mundo que es invencible y que seguirá peregrinando con la cara levantada y con paso gigante hasta alcanzar la paz con justicia y dignidad para el pueblo de México, porque los mayas de Sakamch'en tienen una clara convicción de que el compromiso de mañana es defender lo que les pertenece por derecho, tal como lo hicieron sus antepasados, porque están conscientes de que la lucha de sus pueblos es mucho más que justa.
 

Juan López González, originario del paraje Tiamnal, en el municipio de San Andrés Sakamch'en (Chiapas, 1964), fue electo el primero de enero de 1995 por el pueblo sanandresero como presidente municipal constitucional. Como el gobierno estatal no reconoció la elección, el pueblo lo eligió como primer presidente del concejo autónomo, cargo que tuvo hasta diciembre de 1997. Dentro de su término en el cargo se realizaron los diálogos de San Andrés.
 



Foto: Ethan Hubbard. Valle del Rio Urubamba, Perú
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