México D.F. Lunes 19 de enero de 2004
REPORTAJE /BIODIVERSIDAD
En la región michoacana operan taladores clandestinos
El hábitat de la mariposa monarca, riqueza amenazada
La pobreza que caracteriza a 100 mil mazahuas y otomíes
que habitan en el oriente de Michoacán los empuja a presionar su
entorno ambiental, provocando un deterioro en la calidad y cantidad de
sus recursos naturales
ERNESTO MARTINEZ ELORRIAGA CORRESPONSAL
Morelia, Mich., 18 de enero. La pobreza caracteriza
a los casi 100 mil indígenas mazahuas y otomíes que habitan
en el oriente de Michoacán, zona de gran riqueza forestal en la
que se ubican los santuarios de la mariposa monarca. En esa región,
que según la Comisión Estatal Forestal (Coesfo) ha perdido
50 por ciento de sus bosques durante las últimas cinco décadas,
están los santuarios del lepidóptero denominados Cerro Altamirano,
Sierra Chincua, El Campanario, Chivati Huacal y Cerro Pelón, los
cuales reciben anualmente a más de 150 mil turistas.
Los 149 ejidos propiedad de las etnias mazahua y otomí
se caracterizan por su deterioro en la calidad y cantidad de recursos naturales,
relacionado esto con la marginación, el cual propicia "que la población
ejerza una gran presión sobre su entorno ambiental", según
lo dio a conocer la Coesfo en un trabajo de investigación. La dependencia
agregó que ambos grupos indígenas presentan escasa participación
política, lo que dificulta la coordinación interinstitucional
en los esfuerzos por mejorar su situación.
El representante del ejido de El Rosario, municipio de
Ocampo, Homero Gómez, afirmó que muchos de sus compañeros
perdieron sus bosques, "porque los vendieron a precios regalados", e incluso
hubo quien quemó los árboles en su propiedad para venderlos
como desechos de madera.
Se extendió la superficie de la mariposa monarca
en 2001
Mediante
un decreto presidencial emitido el 12 de febrero de 2001, la superficie
de la Biosfera Mariposa Monarca se extendió de 16 mil 110 a 56 mil
259 hectáreas, que son parte de 11 municipios del estado de México
y Michoacán. En esta entidad abarca 34 mil 332 hectáreas
de los municipios de Angangueo, Contepec, Senguio, Ocampo, Zitácuaro
y Aporo.
Las procuradurías Federal de Protección
al Ambiente (Propefa), la General de Justicia del Estado (PGJE) y la Secretaría
del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) han detectado que en
la región operan taladores clandestinos, predadores de bosques de
oyamel, pino, encino y cedro blanco.
La biodiversidad de la zona incluye 493 especies de plantas,
49 de hongos, unos 240 tipos de mamíferos, anfibios y reptiles,
así como 118 de aves.
Homero Gómez, vecino del ejido El Rosario, donde
se encuentra El Campanario, el santuario de mariposas más visitado
de la región, explicó que por falta de infraestructura los
indígenas prácticamente no reciben beneficio alguno de la
actividad turística. "Casi todo lo que se obtiene es por concepto
de entradas, mismas que se reinvierten en el proyecto. Si acaso, sale algo
de dinero para la compra de fertilizantes, porque la gente también
ha destruido los bosques para sembrar maíz y crear zonas de pastoreo
para el ganado", indicó.
A principios de 2003, la Profepa canceló a los
indígenas el permiso para abrir el santuario a turistas, debido
a que sus instalaciones no ofrecían protección suficiente
a la mariposa. En septiembre anterior, a dos meses de que llegara el lepidóptero,
se logró un acuerdo para que el sitio se abriera al público.
A los problemas de infraestructura que padecen los ejidatarios
indígenas, acotó Gómez, se han unido la tala furtiva,
los incendios forestales y las plagas. Dijo que antes de las copiosas lluvias
ocurridas este año, la región padeció sequía
entre 1993 y 2002.
El dirigente campesino mencionó asimismo que propician
la pobreza extrema entre sus vecinos el elevado índice de analfabetismo,
el alcoholismo y el alto nivel demográfico.
Indicó que las tierras de la región, poco
propicias para la agricultura, cuentan con una amplia variedad de flora
y fauna que no se ha explotado, pues a la mayoría de los visitantes
sólo les interesa la presencia de mariposas e ignoran la gran diversidad
de aves en la zona. Añadió que entre diciembre y enero "hay
mayor afluencia" de visitantes, "pero la gente de aquí no recibe
beneficio alguno porque no hay recursos para ofrecerle un mejor servicio
al turista".
De acuerdo con Gómez, los gobiernos federal y estatal
han pretendido implementar entre los indígenas locales proyectos
productivos, lo mismo que organismos internacionales, "pero los recursos
no han sido suficientes para cambiar la situación de las comunidades".
El saqueo
Durante una reciente visita a Michoacán, el titular
de la Semarnat, Alberto Cárdenas Jiménez, aseguró
que durante 2003 en el oriente de la entidad se redujo la incidencia de
tala clandestina en 35 por ciento, comparada con la registrada el año
anterior. "Los operativos, que han dado buenos resultados, deben
de ser de manera permanente, pues se debe atacar la tala ilegal día
y noche, además de ofrecer alternativas de vida a las comunidades
que habitan en las zonas boscosas de la entidad", afirmó el funcionario.
Según cifras de la Coesfo, Michoacán produce
anualmente un millón de metros cúbicos de madera, de los
cuales 19 por ciento se obtiene en el oriente de la entidad. Sin embargo,
se estimó que hace poco más de un año igual cantidad
de madera era obtenida ilegalmente de los bosques michoacanos.
Durante los primeros 11 meses de 2003, la Profepa y la
PGJE realizaron en 47 municipios más de 300 operativos para
prevenir delitos en materia forestal, por los cuales se detuvo a 217 personas,
además de que se confiscaron casi 80 mil metros cúbicos de
madera y 148 vehículos. A partir de esas acciones se integraron
139 averiguaciones previas, y se realizaron 86 peritajes por supuestas
infracciones a la legislación ambiental.
El delegado estatal de la Profepa, Francisco Luna Contreras,
anunció que las autoridades a su cargo realizarían un operativo
de
vigilancia forestal en la región de la monarca que duraría
hasta marzo próximo, cuando emigrará el lepidóptero.
Comentó que se complicó la atención a la reserva de
la mariposa por haberse incrementado su extensión de 16 mil a 54
mil hectáreas.
De acuerdo con Luna Contreras, los trabajos de supervisión
demostraron que en municipios como Zitácuaro hay un mejor manejo
legal de madera, donde en 2003 sólo se decomisaron 241 metros cúbicos
del producto, pero en un municipio pequeño como Irimbo se confiscaron
mil 400 metros cúbicos. El delegado de la Profepa afirmó
que se pretende acabar con las industrias forestales clandestinas, que
en su mayoría se detectaron en municipios de poca extensión.
Los daños
Víctor Manuel Quiñónez Arroyo, subdirector
de Restauración de la Coesfo, destacó que la pérdida
de bosques tiene como "consecuencia inmediata" una escasa infiltración
en los mantos freáticos y daños sustanciales a la estabilidad
del suelo, lo que ocasiona la actual situación que padece Michoacán,
"un incremento considerable en venidas torrenciales de agua, lo que repercute
en inundaciones en zonas urbanas, deslaves y daños en la infraestructura
hidráulica, con el consecuente riesgo para la vida humana y pérdidas
considerables de recursos económicos".
Añadió que la deforestación, problema
que deriva en riesgos para la fauna e incluso en perjuicios a cultivos
comerciales, se ha presentado en Michoacán "desde tiempos precolombinos",
y si bien el actual programa de reforestación de la Coesfo se aplica
en 12 mil hectáreas, esto no garantiza que todos los árboles
plantados sobrevivan.
Por su parte, el titular de la Coesfo, Javier Mass Porras,
afirmó que una novedad incluida en la Ley Forestal (que entró
en vigor el 26 de mayo pasado), es que los municipios podrán participar
en la vigilancia de los bosques, y las propias comunidades decidirán
si se otorga o se niegan licencias para aprovechamiento forestal. Sin embargo,
aclaró que su aplicación no será inmediata, "porque
se requiere primero difundir la nueva ley y, segundo, capacitar a los funcionarios
que van a participar en su aplicación".
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