México D.F. Lunes 19 de enero de 2004
Iván Restrepo
ƑDe ciudad de los riesgos a país de la esperanza?
Hace 15 años las autoridades de la ciudad de México anunciaron que darían inicio a los trabajos para elaborar un Atlas de Riesgo y Seguridad. La idea era prevenir posibles daños a la población y a la infraestructura urbana por las obras que se realizan en el subsuelo de la capital. Se buscaba también incorporar en dicha tarea a los estados circunvecinos. Nada pasó. En el sexenio anterior, varias veces se prometió dicho Atlas. Nada se hizo. Ahora, luego de siete años de que gobierna la capital un partido distinto al PRI, se anuncia que lo hará la Asamblea Legislativa del Distrito Federal con el apoyo y la coordinación de varias dependencias del gobierno local.
Dicen las autoridades que, entre otras cosas, no cuentan con datos confiables sobre los depósitos subterráneos de combustible de las gasolineras, la longitud de las tuberías y depósitos de hidrocarburos de Petróleos Mexicanos, ni sobre la longitud del cableado de fibra óptica telefónica o de televisión de paga. Los accidentes registrados en los meses recientes en los ductos de gas muestran que no hay la información necesaria en la materia y que priva la descoordinación entre las autoridades centrales, las delegaciones y las compañías que excavan, tienden redes y otro tipo de infraestructura en el subsuelo. La ciudadanía no está informada de los riesgos que enfrenta ni sabe qué hacer en caso de un accidente. En resumen, la esperanza que norma a la ciudad tiene mucho que ver con la ignorancia del peligro. Si se supiera hasta qué punto la falta de autoridad y coordinación se traduce en indefensión de las personas, la esperanza no moriría al último, como en el dicho, sino un poco antes, y a lo mejor entre estallidos.
El Congreso de Tlaxcala facultó al gobernador de la entidad para que impida el ingreso, depósito o cualquier tratamiento de desechos tóxicos y peligrosos en dicho estado. Los legisladores también solicitaron a la Secretaría del Medio Am-biente y Recursos Naturales (Semarnat) toda la información sobre la posible introducción a territorio tlaxcalteca de cualquier sustancia que afecte la salud y deteriore el ambiente.
El acuerdo se da en medio de la polémica por la llegada de 450 toneladas de benceno clorinado procedente de Estados Unidos, importadas por la empresa Clorobenceno, ubicada en Tlaxcala. La Red de Acción sobre Plaguicidas y Alternativas en México (RAPAM) exigió a la Semarnat no permitir el uso como materia prima de dicha sustancia en tanto se demuestre que no está contaminada con dioxinas y PCB, para no poner en riesgo la salud y el ambiente.
Fernando Bejarano, dirigente de RAPAM, dijo que las autoridades federales deben asegurar el material importado, no permitir su uso y exigir a la Agencia de Protección Ambiental del vecino país los análisis detallados de cada carro tanque enviado a México en los que conste que están libres de contaminantes. De lo contrario, deben regresar a Estados Unidos.
Cuando se puso en marcha hace casi 30 años, las autoridades dijeron que el polo turístico de Cancún era ejemplo a seguir en cuanto a respeto a la naturaleza y calidad de vida de sus habitantes. Hoy la mayoría de la población es pobre, carece de servicios básicos y, por efecto del huracán Gilberto, la erosión y la mala planeación de las obras en la franja litoral se ha perdido cerca de 75 por ciento de las playas. Además, la infraestructura de la zona hotelera requiere rehabilitación.
Para recuperar playas y posición ante sus competidores, se requieren recursos por más de 25 millones de dólares. Mientras las instancias oficiales se pelean por manejar dichos recursos, Cancún sigue creciendo más allá de sus posibilidades, con lo que sus problemas serán mayores.
Aunque la delegación de la Comisión Nacional del Agua en Aguascalientes asegura que la contaminación del río San Pedro no es grave, el gobernador de la entidad ordenó investigar la causa de la muerte de peces y de fauna terrestre en esa cuenca. El grupo Conciencia Ecológica asegura que el problema lo origina la empresa San Gerardo (donde se fabrican los pantalones Levis), pues descarga ilegalmente en el San Pedro sus aguas negras.
En medio de la fiebre de los destapes, bueno es mencionar algunos "pendientes" que también exigen atención pública y que no aguardan a El país de la esperanza, como propone la diputada Dolores Padierna.
|