México D.F. Martes 13 de enero de 2004
El escritor chiapaneco y Verónica Volkow
cumplen 30 años de cultivar ese género
Javier Molina celebra que la poesía no requiera
horario ni cuota de cuartillas
''Mi ganancia en el oficio es tener voz y ritmo propios''
La luz se rebela es el título de su obra
más reciente
CESAR GÜEMES
Entre su primer libro de poemas, Bajo la lluvia,
y el más reciente, La luz se rebela, han transcurrido 30
años de trabajo. En ese lapso, Javier Molina, periodista, poeta
y colaborador de La Jornada, dice haber adquirido un ritmo claro.
''Muy al inicio escribía poemas con ritmo, pero
natural, no buscado. Esa es mi ganancia en el oficio: la voz propia y las
imágenes personales manifestadas en un ritmo que me he fabricado."
El volumen, coeditado por Casa de las Imágenes,
el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Fondo Nacional para
la Cultura y las Artes, aparece junto con el libro de fotografías
lok'
tavanej, cazador de imágenes, de José Angel Rodríguez,
en algunas de cuyas imágenes Molina se inspiró para escribir
La
luz se rebela.
-¿A qué se deben sus amplios periodos de
silencio, Javier?
-Siempre he tenido la idea de publicar poco a poco cuando
se trata de poesía. Los lapsos entre mis libros se han ampliado.
Sé que es mi ritmo de edición, lo cual no implica que deje
de escribir. A lo mejor soy excesivamente cuidadoso con el trabajo poético.
''Desde luego escribo más de lo que doy a conocer,
aunque procuro mantenerme presente en diversas publicaciones. Ahora, es
verdad que a la poesía le dedico periodos en los que escribo mucho
y otros en los que no toco una página.''
Visión con herencia indígena
-¿Encuentra
hermandades entre los acontecimientos sociales de 1994 a la fecha con La
luz se rebela?
-Sí, claro, no sólo porque Chiapas es mi
entorno, sino porque los antecedentes de mi visión son tan antiguos
como la herencia indígena.
-Si escribe poesía con tanto cuidado, ¿qué
tanto corrige?
-Casi nada. Con frecuencia los textos aparecen de un solo
golpe. Si acaso cambio una o sólo dos palabras. También por
eso escribo lentamente, porque ya cuando lo pongo sobre papel hay un trabajo
previo.
-¿Existe relación entre el periodismo que
ha ejercido y su quehacer de poeta?
-En el periodismo, con el paso del tiempo, todos vamos
cuidando la forma y el estilo en que nos expresamos. En la poesía
esto ocurre también, sólo que de manera más depurada.
''Afortunadamente para la poesía, ésta no
es un género que requiera de horario o de una cuota de cuartillas
diarias.''
-La luz se rebela es de alguna manera un documental
de sitios y sujetos, más que de sensaciones.
-En efecto, hay una profusión descriptiva, el foco
está en torno a las imágenes y a la labor de encontrarlas
y captarlas.
-¿Percibe que a lo largo de sus varios libros publicados
se ha ido apropiando del oficio de poeta?
-Creo haber adquirido un ritmo claro. Muy al principio
escribía poemas con ritmo pero natural, no buscado. Esa es mi ganancia
en el oficio: la voz propia y las imágenes personales manifestadas
en un ritmo que me he fabricado.
-¿Cómo llega a 30 años de publicar
poemarios?
-Con cierta seguridad. Ejercer la poesía o la música
permite que el tiempo brinde seguridad. Tengo más certidumbre de
lo que digo y de la forma en que lo escribo. A esto hay que sumar el crecimiento
de la autocrítica, que es la capacidad que nos hace publicar poco
o mucho. Ahora estoy consciente de la seguridad de un ritmo y eso me parece
alentador.
Asumir a veces el silencio
Entrega Oro del viento
CESAR GÜEMES
A diferencia de algunos escritores que atraviesan, sin
buscarlo, por periodos de inactividad, Verónica Volkow se impone
a sí misma el silencio de vez en vez cuando de hacer poesía
se trata.
''Después de todo es un voto de silencio pero también
hay avance, ya sea en la lectura y el estudio o en la práctica de
otros géneros, el relato o el ensayo. Ahora mismo reviso un libro
de cuentos hechos con una prosa de rigor poético y he dejado la
poesía un poco."
A 30 años de dar a conocer su primer libro, La
Sibila de Cumas, Volkow entrega Oro del viento, coeditado por
Era y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, en el que propone
su obra más reciente y recupera dos de sus poemarios previos.
La madurez del poeta, dice, está en la manera de
mirar: ''Eso es lo que cambia. No se puede hacer poesía del mismo
modo a los 20 años que otros 20 después. En ese lapso hay
una aparente pérdida de frescura que puede resultar hasta necesaria,
porque el escritor debe alejarse del estado adánico para que crezcan
sus emociones.
''Es necesario enfrentarse a un diálogo más
complejo para sobrevivir. Es importante saber qué tanto puede una
persona mantenerse como poeta, y no hablo sólo de la capacidad física
para trabajar."
-Algún peso tendrá la voluntad de escribir.
-Quién sabe si sea una voluntad o una fatalidad.
Creo que nadie elige ser poeta, sino que la poesía elige a unas
personas más que a otras.
Amistad, lazo privilegiado
-¿Qué
hace en los periodos de silencio?
-Trabajo y leo. Aunque al respecto debo aclarar que en
ocasiones me impongo el silencio deliberadamente: si mientras estoy laborando
en cierta línea poética atravieso por un cambio en el terreno
personal, me callo hasta no encontrar nuevos elementos para escribir.
''Después de todo es un voto de silencio pero también
hay avance, ya sea en la lectura y el estudio o en la práctica de
otros géneros, el relato o el ensayo. Ahora mismo reviso un libro
de cuentos hechos con una prosa de rigor poético y he dejado la
poesía un poco.''
-¿Es preciso descansar de la poesía?
-El cambio más bien se relaciona con el interés
que cada uno tiene. Las revelaciones de lo real que se dan mediante las
historias o los poemas necesitan su espacio y reclaman su atención
para ser escritas.
Oro del viento reúne los volúmenes
I y II, que dan título al libro, además de los poemarios
titulados Los caminos y Arcanos.
La decisión, explica Volkow, fue de índole
editorial aunque funcionó también para que realizara un balance
de su obra justo a 30 años de que comenzara a publicar:
''Entregué mis textos inéditos de los dos
volúmenes de Oro del viento y descubrí, junto con
los editores, que ofrecían una lectura un tanto dispareja.
''Para balancear decidimos reunirlos con el resto de mi
trabajo, lo cual resultó ventajoso porque la obra anterior no se
conseguía con facilidad. Finalmente encontramos el equilibrio que
le va bien a un poemario."
-Los textos de más reciente factura están,
muchas veces, dedicados a personas específicas. Parece que en su
caso también se escribe por amistad. ¿Es así?
-Para los poetas es fundamental la amistad porque la poesía,
antes que cualquier otro elemento, busca la comunicación y el encuentro.
En la amistad el lazo que se genera es privilegiado. Luego, el espacio
de la meditación para cualquier tipo de trabajo creativo requiere
de la soledad, y eso no hace a un poeta ni más oscuro ni más
luminoso que el resto de las personas.
-¿Cuál es su percepción de cumplir
30 años de haber comenzado a publicar?
-La serenidad está de mi lado; es una ganancia
enorme en este momento de mi trabajo.
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