México D.F. Sábado 10 de enero de 2004
Batuta huésped de la OFCM en dos conciertos
populares en la sala Revueltas
Propone Lopezríos superar el desdén por
la música de concierto en México
En el país no se respeta al artista y sólo
se reconoce a los famosos, considera
La educación musical debe reintegrarse como asignatura
en el nivel básico
ANGEL VARGAS
La falta de reconocimiento a la música de concierto,
así como a quienes la cultivan, es un obstáculo que frena
el desarrollo de esa actividad y eso redunda en la asignación de
escasos recursos y apoyos.
Tal es la opinión del director Antonio Lopezríos,
quien este fin de semana actuará como batuta huésped en el
par de conciertos populares con los que la Orquesta Filarmónica
de la Ciudad de México (OFCM) comienza actividades en 2004.
''Todos
los que nos dedicamos a esta profesión sabemos que las orquestas
y los músicos en México adolecen de problemas serios. En
el país no se tiene gran respeto por el artista y sólo se
reconoce a los famosos o a los que producen dinero", considera en entrevista.
''Al pueblo le hace falta educación artística
para saber valorar el arte y a quienes lo producen. Resulta consternante
que tenga más reconocimiento un futbolista o un personaje de la
televisión, como los de Big Brother, que quien ha dedicado
20, 30 años o de plano toda su vida al estudio de un instrumento."
El también compositor ejemplifica con el caso de
la OFCM y subraya que a pesar de tratarse de ''la mejor orquesta del país",
las autoridades responsables de ésta (la Secretaría de Cultura
del DF) ''no son del todo conscientes de la responsabilidad" que implica
tener una agrupación de esa naturaleza.
''Debemos aprender a aquilatarla. Las autoridades deben
apoyarla seriamente en términos jurídicos y financieros,
porque todo músico necesita seguridad de tipo económico y
social, pero también reconocimiento, y a veces es lo que menos tiene",
abunda.
''Lo que sucede en otros países es que el público
está tan orgulloso de la calidad de su orquesta que presiona en
el ámbito político para que se asignen los recursos y la
estructura necesarios para que la agrupación siga operando y sonando
bien. Eso es algo que debemos aprender.''
Lejos de una vida musical óptima
Para Antonio Lopezríos, quien ha sido titular de
la Berliner Sinfonietta, del Wiener Ensemble y la Sinfónica de Monterrey,
entre otras agrupaciones, la música es esencial en la formación
y desarrollo integral de cualquier ser humano, por lo cual considera imprescindible
reintegrarla como asignatura de educación básica.
Asimismo, resalta la necesidad de que las instituciones
programen más conciertos didácticos y pláticas introductorias
a éstos, así como establecer proyectos y programas interinstitucionales
que trasciendan los cambios de administraciones.
A decir del músico, el país todavía
está lejos de tener una vida musical óptima en relación,
por ejemplo, con lo que sucede en Europa. ''Tan sólo Berlín
tiene más de 20 orquestas y tres casas de ópera, mientras
que en la ciudad de México sólo hay seis o siete y una casa
de ópera que, en realidad, es la única que existe en la República",
dice.
''Es penoso que en un área metropolitana como la
nuestra, con más 20 millones de habitantes, existan tan pocas orquestas
y tan poco público. Si tomamos en cuenta el número de butacas
de los recintos que existen para conciertos en la ciudad, ni imaginarse
que llegan a 100 mil, mientras que en un estadio de futbol, como el Azteca,
existen más de 100 mil asientos y muchas veces al año se
llena."
Respecto del concierto que ofrecerá al frente de
la OFCM, Lopezríos señala que se trata de una gran oportunidad
de empezar 2004, debido a la riqueza melódica y la variedad del
programa, que incluye ópera, ballet y música sinfónica.
Entre las obras, destacan la obertura de La novia vendida,
de Smetana; El pájaro de fuego, de Stravinsky; El Cid,
de Massenet, y el Huapango, de Moncayo.
Los conciertos se efectuarán hoy y mañana,
a las 18 y 12:30 horas, respectivamente, en la sala Silvestre Revueltas
del Centro Cultural Ollin Yoliztli (Periférico sur 5141, esquina
Zapote, colonia Isidro Fabela).
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