México D.F. Sábado 10 de enero de 2004
La embajada de su país colocará
una ofrenda floral en el sitio donde cayó
Hace 75 años fue asesinado el luchador social
cubano Julio Antonio Mella
La efervescencia política y cultural en México
fue tierra fértil para su activismo
ARTURO GARCIA HERNANDEZ
Eran cerca de las 22 horas del 10 de enero de 1929 cuando
la fotógrafa italiana Tina Modotti y el activista cubano Julio Antonio
Mella oyeron a su espalda el estruendo del primer disparo.
Caminaban
hacia el departamento que compartían en la calle de Abraham González,
colonia Juárez, en la ciudad de México. Se detuvieron un
instante y escucharon más detonaciones. Tina percibió el
olor a pólvora mientras Mella se soltaba de su brazo y cruzaba corriendo
hacia la acera opuesta. Allí cayó.
Tina lo alcanzó y se arrodilló junto a él.
Lo escuchó decir: ''Magriñat tiene que ver en esto... Muero
por la revolución".
A las dos de la madrugada del día 11, con 26 años
de edad, dejó de existir quien a la postre sería figura emblemática
de la izquierda mundial, del activismo revolucionario y de la lucha antimperialista.
Hoy se cumplen 75 años del crimen.
Julio Antonio Mella nació en La Habana el 25 de
marzo de 1903; fue registrado con el nombre de Nicanor MacPartland, hijo
''natural" de un sastre mulato dominicano, Nicanor Mella Brea, y de Cecilia
Magdalena MacPartland, joven irlandesa a la que conoció en Nueva
Orléans.
De acuerdo con la biógrafa Alina Martínez
Triay, las leyes cubanas de la época ''que discriminaban a los hijos
naturales" impidieron que el padre reconociera a Julio y a su hermano Cecilio:
por eso ambos se apellidaban MacPartland y Diez".
Cuenta Martínez Triay que una enfermedad respiratoria
obligó a Cecilia Magadalena a regresar a Estados Unidos. Mella vivió
parte de su infancia y adolescencia junto a ella.
Destacado líder estudiantil
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, Julio
Antonio tenía 14 años, pero su corpulencia y estatura lo
hacían parecer mayor, por lo que estuvo a punto de ser llamado a
filas y enviado al campo de batalla.
Nicanor Mella presentó en el consulado de Cuba
copia del acta de nacimiento para probar que su vástago era cubano
y menor de edad. Julio Antonio regresó a la isla.
Estudió derecho y filosofía en la Universidad
de La Habana, donde definió su vocación política centrada
en dos grandes causas: su oposición a la dictadura de Gerardo Machado
y al imperialismo estadunidense.
Destacó como líder estudiantil y en 1923
presidió el primer Congreso Nacional de Estudiantes. En 1925 cofundó
el Partido Comunista de Cuba y la Liga Antimperialista de las Américas.
Se intensificó su activismo. Debido a ello fue expulsado de la universidad
y Machado ordenó encarcelarlo por ''actos terroristas".
En la biografía Verdad y leyenda de Tina Modotti,
la periodista alemana Christiane Barckhausen-Canale registra esa etapa
de la vida de Mella:
''Su nombre dio la vuelta por el mundo cuando, el 5 de
diciembre de 1925, inició una huelga de hambre que duró 18
días. Por fin, una avalancha de protestas y el anuncio de una huelga
general por parte de los obreros cubanos obligaron a Machado a ponerlo
en libertad."
Mella se vio obligado a abandonar Cuba. Llegó a
México en enero de 1926 y fundó la Asociación de Nuevos
Emigrados Revolucionarios Cubanos. La efervescencia política y cultural
en esa época fue tierra fértil para su apasionado activismo.
La izquierda mexicana -política, sindical, estudiantil
e intelectual- participaba de las protestas mundiales contra el gobierno
de Estados Unidos por la condena a muerte de los anarquistas italianos
Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti.
Desde 1920 ambos fueron acusados de robo a mano armada
y asesinato en Massachusetts. No había pruebas, los motivos del
enjuiciamiento eran a todas luces políticos.
Felicidad personal y compromiso social
En las manifestaciones de protesta en la ciudad de México
apareció un orador elocuente, apuesto, carismático y de notable
inteligencia. Cuenta Barckhausen-Canale: ''Un hombre de 23 años
que hechizaba a los oyentes con sus pensamientos claros y sus palabras
precisas".
Ese fue el Julio Antonio Mella que conoció y del
que se enamoró Tina Modotti a mediados de 1928. El encuentro fue
en un café del centro. Los presentó Rosendo Gómez
Lorenzo, redactor de El Machete, publicación en la que ambos
colaboraban.
Desde entonces ''se hicieron inseparables". Los unían
dos vínculos poderosísimos: el amor y los ideales políticos.
Mella vivía obsesionado con la idea de liberar
a su país de la dictadura de Machado. Preparó un viaje clandestino
por mar a Cuba, saliendo de Veracruz. Su desembarco en la isla sería
la señal para un levantamiento armado.
El plan se frustró por una delación. A su
regreso de Veracruz, Mella se fue a vivir a la casa de Tina en la calle
Abraham González. Comenzaron una fecunda aunque breve vida en común.
Juntos continuaron ''su labor incansable por la causa comunista".
Consiguieron -describe Barckhausen en Verdad y leyenda
de Tina Modotti- lo que ''pocas veces se logra con tanta perfección:
la absoluta armonía entre la felicidad personal y el compromiso
social".
Así fue durante unos meses, hasta que los pistoleros
pagados por Gerardo Machado balearon a Mella, aquella noche del 10 de enero
de 1929. Hace 75 años.
(Para recordar el asesinato de Mella, hoy a las 9:30 horas,
la embajada de Cuba en México depositará una ofrenda floral
en el sitio donde cayó el luchador social. Al medio día se
realizará un acto-homenaje en el parque San Carlos, en Ignacio Mariscal
y Miguel Ramos Arizpe, colonia Tabacalera. En los actos participará
una delegación de diputados y representantes de organizaciones sociales
de la isla.)
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