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México D.F. Sábado 10 de enero de 2004
Adolfo Sánchez Vázquez
Lucidez de ideas
Siempre que se nos da, como en este caso, la noticia inesperada del fallecimiento de una persona que se admira y con la cual se ha tenido una relación personal, queda uno profudamente impresionado. Así me sucede con la noticia de la muerte de Norberto Bobbio.
Inmediatamente después vienen recuerdos una vez que se ha repuesto uno de esta primera impresión. El primer recuerdo para mí fue el privilegio que tuve de conversar en los primeros años de la década de los 50, durante un congreso internacional de filosofía en México, y disfrutar, en compañía de Alejandro Rossi, de unas horas de trato sencillo y cordial, de lucidez, de las ideas y de la palabra clara, viva y cálida de Bobbio.
El segundo recuerdo es el del lector y estudioso de la admirable obra de filosofía política de Bobbio en la que, como marxista, encontré siempre a un interlocutor socialista liberal del marxismo, con sus agudas interpretaciones y críticas de Marx y al mismo tiempo respetuosas y enriquecedoras, ya que ponían a prueba nuestras ideas contribuyendo a encaminarlas en una dirección socialista humanista que contrastaba con los caminos cerrados del marxismo dogmático.
De Bobbio recuerdo siempre esta frase que he citado más de una vez en mis cursos, ensayos y conferencias. Con respecto a la democracia actual representativa, hay una de contenido social. Decía Bobbio, y lo cito de memoria, que esta democracia se detiene a las puertas de la fábrica.
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