México D.F. Sábado 10 de enero de 2004
Las ideas del pensador italiano son referente
ineludible en la política y el derecho
Murió Norberto Bobbio, tenaz defensor de la
socialdemocracia
Libertad y justicia son dos valores que necesariamente
deben ir juntos, expresaba el filósofo
Deploraba que ''el mundo de hoy resulta cada vez más
incomprensible, menos transparente''
MONICA MATEOS-VEGA Y AGENCIAS
El filósofo y politólogo Norberto Bobbio,
considerado uno de los más relevantes intelectuales italianos de
tendencia liberal, falleció ayer en Turín, a los 94 años,
después de entrar en coma irreversible.
Bobbio
permanecía hospitalizado desde el pasado 27 de diciembre, por insuficiencia
respiratoria. El también senador vitalicio había perdido
recientemente a su esposa Valeria, con la que compartió 60 años
de vida.
Asimismo, estaba profundamente afectado por la muerte
en octubre de 2003 de Alessandro Galante Garrone, filósofo e historiador,
a quien lo unía una profunda amistad.
Bobbio, quien ejerció la docencia en Turín
hasta los años 80, era considerado el ''teórico de las instituciones
democráticas''.
El autor de El futuro de la democracia (1988) criticaba
con severidad la tesis del final de las ideologías y siempre se
manifestó por el pluralismo de las ideas.
Docente de toda la vida
Norberto Bobbio nació en Turín el 18 de
octubre de 1909. Se graduó en derecho y en filosofía. Toda
su vida se desempeñó como profesor. Sus ideas son un referente
ineludible cuando se habla de filosofía política y de teoría
del derecho.
En 1984 fue nombrado senador vitalicio de Italia. Desde
esa posición, en la primera semana de diciembre de 2000, poco después
del Jubileo de los Políticos, Bobbio arremetió contra el
Vaticano y acusó a Karol Wojtyla de ser un ''perfecto Papa de la
Contrarreforma".
También sostuvo que era ''un deber moral" impedir
que la coalición de centro-derecha de Silvio Berlusconi ganara las
elecciones. El filósofo hizo estas declaraciones al defender el
laicismo del Estado y criticar la designación de Tomás Moro
como patrono de los políticos en el mencionado jubileo.
''Al margen de que con esta familiaridad con los santos
Juan Pablo II demuestra ser un perfecto Papa de la Contrarreforma -sentenció
Bobbio-, el hecho de que haya elegido como santo protector de los parlamentarios
a Tomás Moro, decapitado por haber condenado el cisma de Enrique
VIII, tiene algo de macabro y burlón."
Tomás Moro, agregó el filósofo, ''fue
un mártir de la fe y no se entiende qué clase de modelo puede
llegar a ser para los políticos, cuyos compromisos versan sobre
otra clase de asuntos. Además, ¿no es pretender demasiado
señalar como modelo ideal a un mártir?"
Luego atacó a Berlusconi, candidato a jefe de gobierno
del Polo de las Libertades, de centro-derecha, y sostuvo que ''es un deber
moral usar todos los medios permitidos por la democracia para impedir que
el Polo gane las próximas elecciones".
La obra de Bobbio explica que la libertad y la justicia
son dos valores que indispensablemente deben ir juntos.
Su pensamiento es cercano a la corriente liberal-socialista,
que sostiene que son necesarios derechos sociales fundamentales como educación,
trabajo y salud como condición previa para un mejor ejercicio de
la libertad.
Existen dos autores muy influyentes en su obra: el jurista
austriaco Hans Kelsen, especialmente en el área del derecho, y el
autor del Leviatán, Thomas Hobbes, en el área de la
teoría política. Otros intelectuales que inspiraron su obra
son Benedetto Croce y Max Weber.
Mediante el estudio de la obra de Hobbes, Bobbio entró
en contacto con el jurista alemán Carl Schmitt (cuestionado por
su posición cercana al nazismo) con el cual mantuvo una prolongada
relación epistolar.
En una de sus últimas entrevistas, Bobbio manifestó:
''Yo, que nunca me he sentido más mortal que en este momento, por
decirlo así, ya estoy muerto, siempre he tenido un concepto de mí
mismo como militante de la razón, no como hombre de creencias. Pero
precisamente como hombre de la razón conozco los límites
de ésta, que sólo puede aclararnos una mínima parte
de la oscuridad que nos rodea".
El papel del intelectual
La definición de democracia de Bobbio es que se
trata de ''un conjunto de reglas (primarias o fundamentales) que establecen
quién está autorizado para tomar las decisiones colectivas
y con qué procedimientos".
En su libro El futuro de la democracia, el autor
observa algunas características negativas de las actuales democracias:
subordinación de los individuos a los grupos organizados que luchan
por intereses particulares en detrimento de la representación política
general; permanencia del poder invisible que actúa a espaldas y
sin el conocimiento de la colectividad (negociaciones secretas); creciente
poder de los técnicos y las burocracias, e ingobernabilidad derivada
de la incapacidad de las autoridades nacionales para procesar el conjunto
de demandas sociales, entre otros problemas.
Para Bobbio el tema de la democracia representativa fue
fundamental en las sociedades modernas, puesto que, afirmaba, ''se hace
imposible una democracia sin mediaciones".
El filósofo aseguraba que la democracia representativa
no se agota en el ''Estado parlamentario", y cuando se refiere al ''proceso
de democratización" lo piensa como la difusión de las reglas
de representatividad en los espacios de la sociedad civil marcados por
la organización jerárquica, antes que pensarlo como un paso
de la democracia representativa a la democracia directa.
Otro tema sobre el cual reflexionó mucho fue sobre
el papel del intelectual y se ocupó de diferenciarlo con toda claridad
del hombre de acción.
En su libro Los intelectuales y el poder estableció
una diferencia tajante entre pensadores de la política y políticos
de profesión.
Mientras los primeros se dedican a elaborar ideas, discutir
problemas, los segundos toman decisiones. Aquí se observa la herencia
del pensamiento weberiano en la separación de las esferas del conocimiento
y de la acción.
Activista del pacifismo
Con respecto a la política internacional, Bobbio
se dedicó activamente a los estudios sobre el problema de la guerra,
los caminos de la paz y el pacifismo como actividad política.
Durante los últimos años de su vida decreció
su interés por los problemas políticos coyunturales y se
ocupó de aspectos más generales, como la vejez y la muerte.
En su Autobiografía, realizada en colaboración
con el periodista de La Stampa, Alberto Papuzzi, se lamentó
de no haber escrito nunca un diario, e hizo un repaso de sus vivencias
y actividades a lo largo del siglo XX.
Al hacer un resumen de lo que han sido los 100 años
anteriores, el filósofo señala que esa centuria se ha caracterizado
por la violencia. Sin embargo, para el pensador italiano, ''la constitución
de los tribunales por crímenes de guerra ha sido un enorme paso
para la protección del individuo, pero de un modo totalmente independiente
del Estado al que pertenezca".
Bobbio afirmaba que, pese a que el hombre moderno ha asimilado
millones de hechos de los que los antiguos no tenían conocimiento,
''el mundo de hoy resulta cada vez más incomprensible, menos transparente".
Entre sus obras figuran Diccionario de política,
escrito con Nicola Matteucci y Gianfranco Pasquino; Derecha e izquierda,
Italia civil, Autobiografía, Ni con Marx ni contra
Marx, Liberalismo y democracia, y De senectute, entre
otros.
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