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Antonio Medina
Con la premisa de que los países con recursos
limitados tengan "intervenciones cuidadosas" para reducir el impacto del
sida, investigadores, médicos y activistas se reunieron en el 8º
Congreso Mundial y el XIV Congreso Panamericano de VIH/sida e ITS, en Punta
del Este, Uruguay, del 2 al 5 de diciembre. Plantearon que es en los países
pobres donde se concentra el mayor número da casos de sida, por
lo que para reducir el impacto de la epidemia se necesita atraer el interés
de la comunidad internacional y de los gobiernos del orbe. Dijeron que
además del aporte económico, se requieren "políticas
globales y locales de corto y mediano plazo" que incidan realmente en la
disminución de nuevos casos.
Robert Murphy, investigador de la Universidad Northwestern
de Chicago y copresidente del Congreso, lamentó que en la mayoría
de los países más afectados por el sida esté fracasando
la prevención, "prueba de ello es que la cifra de afectados en el
mundo ya llegó a 42 millones de personas". El especialista sostuvo
que los nuevos medicamentos antisida han demostrado su efectividad y tolerancia
para mantener con salud a las personas que viven con VIH. Sin embargo,
subrayó, "algunas de esas drogas son tan complicadas de fabricar
que nunca van a ser genéricas".
Murphy consideró que el problema más grave
para América Latina es que se están incrementando drásticamente
los casos de sida y los gobiernos de la región no están tomando
las medidas adecuadas para evitar que la epidemia se les salga de control
en el corto plazo, como ha sucedido en los países africanos. "Es
claro que la epidemia del sida en Norte, Centro y Sudamérica se
concentra en poblaciones bastante bien identificadas, como la de hombres
que tienen sexo con otros hombres, trabajadoras y trabajadores sexuales
y usuarios de drogar inyectables, por lo tanto, los esfuerzos deben ser
dirigidos a esos sectores, ya que de lo contrario no lograremos abatir
la epidemia".
Por su parte, Mirta Sendic, representante de Brasil, criticó
fuertemente las estrategias globales para combatir la epidemia del sida:
"los planes económicos globales benefician a los países ricos
y dan a cuentagotas recursos a los países pobres", y consideró
a las políticas mundiales contra el sida como una "ficción
en donde la industria del sida, el Fondo Monetario Internacional y otros
organismos internacionales que otorgan préstamos condicionan a los
países pobres etiquetándoles los recursos, lo que provoca
que se direccione el gasto en un único sentido, sin tomar en cuenta
las necesidades reales de cada país".
Militares y sida
El tema de la milicia y la incidencia del VIH en los ejércitos
del mundo fue abordado por Ulf Kristofferson, director de la oficina de
seguridad y respuesta humanitaria de Onusida, quien informó que
este organismo ha realizado programas de prevención y concientización
en los ejércitos de 40 países de Europa oriental, Asia central
y África subsahariana, donde la prevalencia de sida es de entre
45 y 60 por ciento. Letra S le comentó al funcionario la situación
de México, donde se reformó una ley para legalizar la "baja
automática" del servicio a militares diagnosticados VIH positivos.
Al respecto, Kristofferson respondió que Onusida no aprueba las
políticas excluyentes y violatorias en ningún país
del mundo, y se comprometió a integrar a México en una segunda
etapa del proyecto de sensibilización de las Fuerzas Armadas, además
de revisar un dossier informativo proporcionado por Letra S para diseñar
una estrategia de acercamiento con el Ejército mexicano.
Pronunciamiento de las ONG
Durante la clausura del Congreso, las organizaciones civiles
manifestaron que "el derecho a la vida no debe depender de las variables
económicas". Para obtener verdaderos resultados en la lucha contra
el sida, dijeron, "los gobiernos deben tener un compromiso real con la
prevención primaria y secundaria; con el acceso a la atención
médica y con el derecho de las personas a recibir medicamentos de
calidad". Exigieron respeto a la diversidad de identidades de quienes viven
con el VIH, para que cuando sean atendidas en las instancias médicas
"se les dé el servicio sin distinción de raza, credo, color
de piel, ideología, cultura, idiosincrasia, género y orientación
sexual, pues no reconocer estos elementos en la atención de los
pacientes constituye una violación a sus derechos humanos". Además,
pidieron a todos los gobiernos del mundo, en particular aquellos en donde
es común la violación de derechos humanos, se comprometan
a cumplir las leyes, tratados y acuerdos internacionales que han firmado
al respecto. |