México D.F. Miércoles 7 de enero de 2004
La guitarrista y su grupo Sonaranda se presentarán en Nueva York
Superar el desdén por nuestra riqueza musical, propone Anastasia Guzmán
ANGEL VARGAS
No obstante la vastedad y la riqueza prevalecientes en la música tradicional mexicana, pocos han sido los músicos egresados de escuelas profesionales o conservatorios del país que la han valorado en su cabal dimensión y han sabido aprovecharla como opción real de desarrollo en los ámbitos artístico y laboral.
Prejuicios e ignorancia son las principales causas de ese desdén, expresa la guitarrista Anastasia Guzmán, para quien resulta absurdo e inclusive reaccionario que el campo académico no haya logrado superar esa posición.
''Entre los músicos académicos se ha caído en una competencia desgarradora, también en muchas poses y en darle demasiada importancia a cuestiones técnicas; en fin, en una serie de sinsentidos. En cambio, en la música tradicional no se trata de demostrar nada a nadie, sino de convivir. Es un momento de amor y de fraternidad, de comunión real. Lo único que interesa es estar y sentirse bien", abunda la intérprete.
''Eso es algo que tenemos que aprender los músicos académicos. Además, la música tradicional es un cúmulo de sabiduría ancestral, un círculo que nunca se termina. El hecho de que muchos de quienes hacen este tipo de música no provengan de la escuela no es condicionante para no detentar gran talento.
''En México tenemos la riqueza musical más grande del mundo, en cuanto a variedad, pero la relegamos al extremo de que muchas expresiones ya han muerto y otras están en ese tránsito."
Cultivadores del son
Adquirir conciencia de ese relegamiento fue determinante para Anastasia Guzmán cuando egresó de la Escuela Nacional de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México, como concertista de guitarra y optó por dedicarse a cultivar los diferentes tipos de son existentes en el país, género con el cual, por cierto, ha tenido contacto desde los primeros años de su infancia.
Así fue como fundó hace cuatro años Sonaranda, grupo que se ha consolidado como una interesante y atractiva propuesta, al grado de que se encuentra a punto de viajar a Nueva York para representar a México dentro de uno de los mercados culturales más importantes del mundo.
Contribuir al auge y el desarrollo que el son ha tenido en lustros recientes, desde una propuesta basada en la fusión, es decir, que se vale del uso de armonías, cromatismos y técnicas del lenguaje académico, del jazz y otros géneros, es la encomienda que se planteó la agrupación desde sus orígenes.
Sus integrantes aceptan que no son descubridores del hilo negro y se asumen sólo como continuadores de un camino emprendido desde hace varios años por otros solistas y conjuntos que se han encontrado en circunstancias y caminos similares: ser demasiado clásicos para ser populares o demasiado populares para ser clásicos, dilema que, a decir de Guzmán, en mucho describe la manera de ser del mexicano en cuanto a música se refiere.
De acuerdo con la guitarrista, resulta imperativo que la parte académica deje de desdeñar la cultura tradicional y la asuma con respeto y con un sentido amoroso, ''más en este momento en que desgraciadamente el país se nos va de las manos, luego de que quieren vender todo, hasta nuestra cultura.
''Afortunadamente, lo único que no puede venderse son el corazón y el espíritu. Sin embargo, mientras los mexicanos no logremos consolidar nuestra autoestima, mediante el cuidado y reforzamiento de nuestras tradiciones y cultura, seguiremos tropezándonos y quedándonos a la deriva."
Búsqueda de repertorio propio
En razón de su naturaleza, el de Sonaranda es un proyecto que bien puede ser inscrito en el World Music, aunque para Anastasia Guzmán dicho término, corriente o movimiento musical es sólo una etiqueta contemporánea que describe un aspecto inherente al desarrollo histórico del arte: la fusión.
Particulariza con el caso del son y señala que se trata de un género que es producto del mestizaje, el cual ejemplifica lo que es hoy día la nación mexicana.
''El son es resultado de la fusión. Estudiosos muy serios, como es el caso de Antonio Corona, han investigado muy a fondo en el son de Veracruz y la Huasteca la raíz y la fuerza de la música barroca o renacentista, encontrándolas todavía muy a flor de piel. La música de México, como el país mismo, es consecuencia y producto del mestizaje", explica la guitarrista.
De esa forma es que Sonarada sólo busca continuar una rica tradición cultural e histórica del país. Su quehacer se distingue por retomar el repertorio tradicional y adaptarlo a la dotación del grupo: violín, bajo, guitarra, jaranas y un amplio set de más de 30 percusiones provenientes de toda la República. También trabajan ya en la creación de un repertorio propio.
''Buscamos sonar a música tradicional. La idea es que predomine la esencia del son, que pueda vivirse su fuerza y enriquecerse por medio del intercambio que hacemos entre instrumentos tradicionales con los de orquesta, así como con los arreglos y sonidos."
Además del viaje a Nueva York, donde lograron colocarse a raíz de su exitosa participación en el encuentro Puerta de las Américas, el grupo prepara su segundo y tercer discos, con composiciones de son jarocho y temas escritos por Anastasia Guzmán, de manera respectiva.
Actualmente promociona su primera grabación, Son que ara y anda, integrado por sones abajeños, de tarima, istmeños, huastecos, chilenas y un vals.
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