México D.F. Miércoles 31 de diciembre de 2003
Entrevista con Enrique Diemecke, director artístico
de la Sinfónica Nacional
Las orquestas no deben estar en un pedestal, sino ser
vistas y tocadas
Queremos superar el tabú de que sólo vestidos
con pieles y joyas se puede escuchar música clásica El
malinchismo prevaleciente es otro de los lastres por revertir, expresa
ANGEL VARGAS
Encontrar el punto medio para valorar la importancia de
una orquesta es algo que todavía no se logra en México, opina
el director de la Sinfónica Nacional, Enrique Arturo Diemecke, quien
precisa: no se les reconoce e ignora o se les ''sube a un altar, para persignarse
y rezar" ante ellas, pero no se les toca.
Lo ideal, manifiesta, es que las personas tengan a las
orquestas como una presencia cercana y cotidiana, como un elemento más
de la vida diaria. Y así, prosigue, si se les quiere poner en un
pedestal que sea como a ''los santos que son vistos, sacados a pasear y
tocados" y no como aquellas estatuas de personajes que nadie recuerda.
Con
casi 15 años al frente de la dirección artística de
la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), Diemecke considera que ésta
sí ha gozado del favor y la predilección del público,
aunque reconoce que todavía se trata de una pequeña elite.
En entrevista con La Jornada, no duda en afirmar
que la agrupación se encuentra lista para colocarse entre las más
importantes del planeta.
''Definitivamente está lista para dar ese brinco.
De hecho ya se le cataloga como una de las mejores en el mundo. Así
lo ratifica la crítica de Estados Unidos, que nos ha puesto entre
las cinco orquestas que mejor interpretan la música de su país
y la región. Además, se destaca nuestra dedicación
y entrega.''
La OSN, valor cultural del país
-¿Qué representa la Sinfónica Nacional
en la historia del país?
-Es buen parámetro para medir la importancia de
la música clásica en México. Creo que los mexicanos,
como seres sensibles que somos desde antes de la conquista, siempre hemos
mostrado cierto interés por las artes; pero, sin duda, es en las
orquestas, y sobre todo en la OSN, con sus 75 años de existencia,
donde más se nota esa proclividad hacia las artes, pues es una institución
que ha logrado mantenerse a pesar de los cambios revolucionarios, de gobiernos
y de partidos.
-¿Considera que en México se aquilata la
importancia y el valor de contar con una Sinfónica Nacional?
-Sí se le valora, pero desde una perspectiva elitista.
Por desgracia, en estos años no hemos logrado suprimir esa idea.
He trabajado mucho para que a la orquesta se le asuma como un bien perteneciente
a todo México. Muchos consideran que atribuirle valor a la OSN consiste
en ponerla en un pedestal y dejarla allí, sólo para persignarse
y rezar y no tocarla. Y no es así, la Sinfónica Nacional
deber ser y es una institución viva, que sale a diferentes foros,
con diversos públicos y la encomienda siempre de atraer nuevos adeptos.
Entonces, el valor que se le atribuya tiene que ser, no el de un santo
que no debe tocarse, sino de un santo para ser visto, paseado y tocado.
''La orquesta tiene un valor profundo en la cultura del
país y es algo que se ha ganado a pulso, entre otros elementos con
nominaciones al Grammy, las giras a otros países, el reconocimiento
de la crítica especializada internacional, el deseo de artistas
de primer nivel de querer tocar con nosotros y la variedad de público
que asiste a nuestros conciertos
''Tratamos de abarcar los diferentes rangos sociales y
por eso los boletos para nuestras presentaciones son de diferentes precios.
Queremos que todas las personas puedan asistir al Palacio de Bellas Artes,
borrar ese tabú de que para ir a los conciertos es necesario vestir
pieles y joyas. Queremos que la gente de escasos recursos, así como
la joven, también asista a los conciertos. Esos son nuestros valores.
Que se distinga que valemos, no por estar apartados de la gente sino por
estar junto a ella."
Contra la globalización del sonido
-¿En que lugar del concierto internacional sitúa
usted a la OSN?
-Parto del parámetro de las críticas que
nos ubican entre las orquestas de nivel especial, es decir, aquéllas
que se distinguen por la calidad de su sonido y estilo, y entre las cuales
figuran las de Londres, Viena y Moscú. Hoy, muchas de las orquestas
de mundo se han globalizado en cuanto a sonido y ya no hay algo que las
distinga, todas suenan igual. Es es el caso, por ejemplo, de las cinco
orquestas más importantes de Estados Unidos (Nueva York, Boston,
Cleveland, Chicago y Filadelfia), cada una tenía un sello especial
que ahora se ha homogenizado.
''La OSN sí tiene un sonido especial que, si bien
a muchos no les agrada, eso no significa que no sea la orquesta que mejor
interpreta a autores mexicanos y de Latinoamérica. En ese aspecto,
ninguna otra logra igualarla."
-¿Cuáles son las principales inercias que
todavía enfrenta la orquesta?
-Como su director, busco que los músicos de la
OSN sean los mejor pagados de este país, pero, al estar dentro de
un instituto, hay un parámetro de salarios para los artistas. Entonces,
no se puede abogar ni pelear por uno, sino por todos, y ese es un lastre
o escalón muy grande por superar. No digo que no debo luchar por
todos los músicos, pero sí tengo la prioridad de luchar por
los míos, los de la Sinfónica Nacional.
''Otro de los grandes lastres es el malinchismo que prevalece
en el país, ya que se sigue viendo hacia fuera y dando prioridad
a grupos del extranjero sin reparar en su calidad. Confío en que
podamos superarlo pronto. Lo que tenemos en casa, sin duda, es también
de calidad internacional, sólo falta que el público se atreva
a consumirlo; esa es una forma de ayudar al desarrollo musical y artístico
del país.
''Un punto más que debemos tener presente es que
la economía del mundo resulta desfavorable para las artes, haciéndolas
elitistas o exclusivas del jet set."
-¿Cuáles son los principales aciertos de
sus casi 15 años de gestión, y cómo vislumbra que
ésta será recordada?
-El trabajo cotidiano que he llevado con la orquesta está
encaminado a la calidad. Una orquesta como la nuestra, que cambia de programas
todas las semanas y que ha logrado ser capaz de tocar música de
todo tipo y época, resulta ya muy difícil de ver. La OSN
es equiparable a un equipo de futbol al que se le exige jugar muy bien
en su especialidad, la otra semana hacer lo mismo pero en basquetbol y
la siguiente en beisbol. Esto ha permitido que la orquesta tenga un estilo
muy distinto y que ocupe el primer lugar de orquestas en música
latinoamericana. Pero no nos detenemos allí, también abordamos
lo barroco, lo clásico y lo contemporáneo como hacen las
orquestas especializadas. Entonces, lo que veo de mi gestión es
que puede venir cualquier director y darse cuenta de la maleabilidad de
la OSN.
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