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México D.F. Miércoles 31 de diciembre de 2003
Con 75 años de actividad, la orquesta
cumplió este 2003 su aniversario de diamante
Insoslayable impronta de la OSN en el siglo XX musical
de México
La austeridad económica que agobia a la institución
impidió realizar festejos espectaculares
Desde 1991, con el arribo de Enrique Diemecke, vive
un proceso de renovación y consolidación
ANGEL VARGAS
La Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), agrupación
a la que por antonomasia se considera representativa de la música
mexicana de concierto, cumplió este 2003 su aniversario de diamante,
es decir, 75 años de actividad.
Acaso
por ''la austeridad económica" que dicha institución ha padecido
de manera crónica y aguda en tiempos recientes, los festejos por
tal efeméride no fueron lo espectacular que se hubiera esperado
y deseado, y se limitaron a un par de actividades: un concierto de gala
al lado de los Niños Cantores de Viena y una presentación
masiva en el Auditorio Nacional, ocurridos en septiembre y noviembre, de
manera respectiva.
Ambas presentaciones tuvieron más que favorable
respuesta del público, si bien resultó inédita, conmovedora
e inolvidable, la efectuada en el Auditorio Nacional, donde cerca de 10
mil personas cantaron a coro el Himno a la Alegría, con el
último fragmento de la Novena Sinfonía de Beethoven
y después, al término del concierto, rindieron espontáneo
homenaje a la OSN con una ovación que duró más de
cinco minutos.
Homenaje póstumo a Monterroso
Aunque no estaban considerados en el programa de festejos,
la Orquesta Sinfónica Nacional contó con varios momentos
brillantes en el transcurso de estos 12 meses, como fueron el concierto
en el que actuó como solista uno de los violinistas más importantes
del mundo, Itzhak Perlman, en junio; o el homenaje póstumo que la
OSN rindió, en octubre, al escritor Augusto Monterroso, fallecido
en febrero de 2003.
A esa lista debe añadirse la conmemoración
que la Sinfónica Nacional hizo en el transcurso del año del
bicentenario del nacimiento del compositor francés Hector Berlioz.
También son dignos de mencionar los conciertos
didácticos que la orquesta dedica al público infantil, en
cuyo contexto, apenas hace un par de semanas, se ofreció un programa
destinado a niños con problemas auditivos y sordera, hecho inédito
hasta entonces en el Palacio de Bellas Artes.
Hablar de la OSN es hablar del siglo XX musical de México.
La suya es una historia compleja en sus comienzos. La primera institución
que puede considerarse como grupo germinal de dicha agrupación surgió
en 1882, cuando se formó la Orquesta del Conservatorio, que modificó
su nombre por el de Sinfónica Nacional, en 1916.
Según algunos historiadores, Julián Carrillo
se hizo cargo de ella entre 1914 y 1921. Otros estudiosos indican que Manuel
M. Ponce la dirigió de 1917 a 1919, ya con el nombre de Sinfónica
Nacional. Después, entre 1920 y 1925, el compositor Julián
Carrillo desempeñó funciones de titular.
Como haya sido, esta orquesta se disgregó temporalmente
en 1925, como resultado de la inestabilidad sociopolítica ulterior
a la Revolución Mexicana.
Chávez: la vanguardia
En 1928, Carlos Chávez fundó la Sinfónica
de México, integrada en su totalidad por elementos que antes había
dirigido Carrillo. Esta orquesta fue esencial para el desarrollo de la
música mexicana. Su labor fue extensa, multifacética y puede
ser considerada como un inmenso y fructífero fenómeno artístico
y social. En esta época el público mexicano tuvo oportunidad
de escuchar lo más audaz de la vanguardia musical de la primera
mitad del siglo XX.
En 1947, Eduardo Hernández Moncada creó
una nueva Orquesta del Conservatorio, y en 1949 Chávez renunció
a la dirección de la Sinfónica de México para dedicarse
a su trabajo de compositor y director general del recién creado
Instituto Nacional de Bellas Artes, organismo al cual se funden, por decreto
presidencial -ya con el nuevo nombre de Orquesta Sinfónica Nacional-,
la Sinfónica de México y la Orquesta del Conservatorio.
Al frente de ella quedó otro gran compositor mexicano:
José Pablo Moncayo, quien la dirigió hasta 1954. Posteriormente,
Luis Herrera de la Fuente, Sergio Cárdenas y Francisco Savín
fueron sus titulares; Edoard van Remoortel, Antoni Ros-Marbá, Charles
Dutoit, Eduardo Mata, Clemens Krauss y Georges Sebastian fueron directores
huéspedes principales, y José Guadalupe Flores, director
residente.
Durante el periodo que va de 1954 a 1990, la Orquesta
Sinfónica Nacional se consolidó como la agrupación
más relevante de México; en esas cuatro décadas la
OSN desarrolló destacada labor dentro y fuera del país.
Asimismo, a lo largo de su existencia como Sinfónica
de México y Sinfónica Nacional, esta orquesta ha contado
con legendarios directores y solistas invitados, como Pierre Monteux, Leonard
Bernstein, Yo Yo Ma, Mstislav Rostropovich, Kryztof Penderecki, Frederica
von Stade, Francisco Araiza, Otto Klemperer, Igor Markevitch, Claudio Arrau,
Andrés Segovia, Martha Argerich, Ivo Pogorelich, Julia Migenes,
Erich Kleiber, Shlomo Mintz, Nadja Salerno, Maureen Forrester, Pascal Rogé,
Pierre Amoyal, Plácido Domingo, Igor Stravinski, Heitor Villa-Lobos,
Georg Solti, Sergiu Celibidache, Ravi Shankar, Marilyn Horne, Aram Jachaturian,
Aaron Copland, Nicanor Zabaleta, Jorge Federico Osorio, Irma González,
Tedd Joselson, Lazar Berman, Hermann Baumann y Gidor Kremer, por nombrar
sólo algunos.
Con la llegada en 1991 de su actual titular, Enrique Arturo
Diemecke, la OSN buscó adentrarse en un proceso de renovación
y consolidación.
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