México D.F. Martes 30 de diciembre de 2003
SEGURIDAD AEREA: NUEVA RENDICION ANTE EU
El
acatamiento de las autoridades federales a las exigencias de Estados Unidos
para que dentro de las aeronaves comerciales mexicanas con destino a ese
país haya guardias armados constituye un deplorable acto de rendición
ante la paranoia antiterrorista de Washington que, por añadidura,
eleva los riesgos de que se presenten incidentes en los vuelos entre México
y nuestro vecino del norte.
Como han señalado reiteradamente las asociaciones
de pilotos y sobrecargos del país y de numerosas naciones, la presencia
de personas provistas de armas dentro de los aviones implica severos riesgos
para tripulantes y pasajeros, además de suscitar desconfianza entre
estos últimos.
Por otro lado, resulta reprochable que, sin haber mediado
comunicación oficial de las autoridades estadunidenses al respecto
-en la que se expliquen con claridad los razonamientos y los supuestos
peligros que motivan estas ominosas prácticas-, el gobierno federal
haya aceptado sin chistar introducir agentes de la PFP en los aviones comerciales.
Si bien se ha afirmado que tales medidas sólo se aplicarán
en casos específicos, previa solicitud de Washington, exclusivamente
con personal nacional, las autoridades debieron proporcionar información
más amplia sobre las características y alcances de tales
operativos, no sólo un escueto comunicado de aceptación.
Además, en el supuesto de que efectivamente existieran
tales riesgos a la seguridad de las aeronaves, ¿por qué no
se ha informado a la nación con la debida amplitud y profesionalismo
sobre la eventualidad de que desde México se estén planeando
acciones de corte terrorista contra objetivos estadunidenses? ¿Cómo
actuarían, en su caso, tales agentes armados para disuadir o combatir
a los supuestos terroristas? ¿Se encuentra el personal de la PFP
realmente capacitado para enfrentar tal posibilidad? ¿Es que la
colaboración binacional en materia de seguridad consiste, tan sólo,
en la obediencia a los dictados de las agencias de Washington?
A la fecha, los supuestos peligros para las aeronaves
mexicanas no son sino especulaciones y las autoridades de ambos países
no han dado a conocer razones ni datos que permitan suponer la inminencia
de actos que requieran la presencia de guardias armados en los vuelos comerciales
originados en México.
Por ende, la pronta respuesta del gobierno federal a las
exigencias de Washington resulta, por lo menos, reprochable, y eventualmente
contraproducente para la seguridad y la soberanía del país,
en el entendido de que el alineamiento de México con el frenesí
antiterrorista estadunidense no parece justificado ni deseable. Por último,
¿quién dentro del gobierno federal ha recogido y explicado
públicamente la opinión de los usuarios de las líneas
aéreas mexicanas sobre la presencia de personas armadas en los aviones
en los que viajan ellos y sus familias? Por lo pronto, tal parece que la
voz de los ciudadanos sobre el particular no ha sido tenida en cuenta.
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