México D.F. Martes 30 de diciembre de 2003
Fue aprobada en 2000 bajo presión del FMI y un escándalo de sobornos en el Senado
Kirchner estudia posible derogación de la ley de flexibilización laboral
El mandatario argentino mantiene una imagen de aceptación de casi 90 por ciento
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires, 29 de diciembre. El gobierno de Néstor Kirchner, mandatario que tras siete meses de gestión mantiene una imagen positiva que alcanza casi 90 por ciento, estudia la eventual derogación de la Ley de Reforma o flexibilización laboral, aprobada en 2000 bajo presión del Fondo Monetario Internacional y en medio de un escándalo de sobornos a senadores para que la aprobaran.
La Central de Trabajadores Argentinos (CTA) demandó este lunes la nulidad de esa ley, tema que volivió al debate luego que recientemente se presentó a la justicia un testigo directo de los sobornos pagados. La demanda también fue interpuesta por el Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA) y la peronista Confederación General del Trabajo (CGT), cuyos legisladores votaron entonces en favor de la ley, en extraña alianza con la Unión Industrial Argentina.
Otro tema que enfrenta el gobierno de Kirchner en materia laboral es el de los paros escalonados de empleados bancarios; mañana será de tres horas, ante la negativa de los bancos extranjeros que se niegan a asimilar las mejoras dispuestas en el tema salarial por el gobierno.
Así, el año termina con una fuerte movida en el ámbito laboral que podría dar un vuelco a la situación de retroceso en las conquistas sociales. El gobierno de Fernando de la Rúa se fracturó precisamente por el voto de esta ley. El entonces vicepresidente Carlos Chacho Alvarez, líder del Frente País Solidario, que era la pata de centroizquierda de la Alianza gobernante, renunció en octubre de 2000 tras denunciar los sobornos sin encontrar eco en el gobierno. A partir de ese momento la administración de De la Rúa comenzó su declive hasta terminar con el estallido social de finales de 2001, que llevó a la renuncia del mandatario en una de las peores crisis tano política como económica de la historia argentina.
En el tema de corrupción, también el año termina con otro gesto fuerte. El ex presidente de la poderosa Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), Rubén Beraja, fue detenido por el escándalo de las estafas en el liquidado Banco Mayo. La propia comunidad judía criticó en su momento a Bertaja por sus vínculos con el gobierno de Carlos Menem (1989-1999), durante cuyo mandato ocurrieron los atentados contra la embajada de Israel y la mutual israelita.
En este contexto, un sondeo del Centro de Estudios de la Opinión Pública (CEOP) reveló que Kirchner es la figura política con imagen más positiva, que casi alcanza 90 por ciento, y lo sigue su esposa, la senadora Cristina Fernández. La mayoría de los argentinos (64 por ciento) considera "positivo" el año que termina y sólo poco más de 6 por ciento estima que fue negativo. Los temas que más preocupan son el desempleo y la inseguridad, pero existe una enorme diferencia de aquella sociedad desconfiada de finales de 2001 e incluso de 2002, aunque persiste la enorme brecha social. Si bien las ventas se triplicaron este fin de año, más de 50 por ciento de los 36 millones 500 mil argentinos se encuentra en la pobreza.
Del estallido social de diciembre de 2001 queda un fuerte espíritu de demanda social, pero ha desaparecido la dupla piquete y cacerola que identificaba a desocupados y pobres con sectores medios en las protestas.
Asimismo, el gobierno anunció que se seguirán pagando los subsidios de los Planes de Jefes de Familia, aunque éstos tomen un trabajo eventual -lo que hasta ahora era imposible-, y hasta que logren una situación laboral estable. La administración de estos planes pasaría de la órbita del Ministerio de Trabajo hacia la de Desarrollo Social, cuya titular, Alicia Kirchner, es la figura del gabinete más reconocida popularmente.
Entre los logros al cierre de este año, en que además se estabilizó la moneda y el gobierno logró un buen acuerdo con el FMI, está el de la gesta de los trabajadores de la fábrica recuperada de textiles Bruckman, la mayoría mujeres, que cortaron el candado que había hecho colocar un juez desde el año pasado y entraron otra vez, ya como los responsables de la cooperativa que ahora reactivará la producción.
La recuperación de fábricas o empresas es el fenómeno social más importante que se extiende cada día en todo el país y es modelo en la región. Como una experiencia de pioneros están los trabajadores de la metalúrgica IMPA, que en 1997 decidieron la recuperación de esta fábrica, donde en su momento de gloria se fabricaban los fuselajes de los aviones Pulqui I y II, los primeros aparatos a reacción fabricados en América Latina. IMPA (Industrias Metalúrgicas y Plásticas Argentinas) dio el puntapié inicial en esta historia, después de una trayectoria de trabajo que fue reconocida en el mundo. En 1997, cuando todo lo que fuera producción estaba desapareciendo del mapa nacional, los obreros tomaron la fábrica. Ahora se cuentan más de 200 empresas recuperadas en Argentina, que dan trabajo a más de 10 mil personas.
Pero además, IMPA es una verdadera cooperativa, que dio otro ejemplo con la creación de un centro cultural, con actividades en favor de la comunidad y los vecinos, quienes destacan que es el único caso en el mundo que opera de este modo.
El gobierno de Kirchner apoya muchas de estas iniciativas para reactivar centros de trabajo en quiebra, pero en 2004 enfrentará un periodo de definiciones, donde la principal demanda será resolver la deuda social en un país que comienza a resurgir desde la desintegración, pero que sigue bajo la presión del FMI y los acreedores.
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