Carlos Bonfil

Irreversible

Muchos espectadores jamás conocerán los antecedentes de la violencia extrema que Irreversible exhibe en sus secuencias iniciales, pues al cabo de 20 minutos probablemente habrán abandonado ya la sala. La película está narrada en sentido inverso, como Amnesia (Memento), de Christopher Nolan, e inicia con el desenlace brutal de una venganza y en 12 secuencias regresivas conduce al espectador a una representación idílica de la pareja (Vincent Cassel, Monica Bellucci) en el cumplimiento de su misión procreadora. Nada particularmente subversivo ni perturbador en esta propuesta temática, y como únicos motivos de escándalo el despliegue muy complaciente de una larga escena de violación y humillación verbal, y una embestida homófoba contra un antro gay parisiense llamado, con metáfora simplista, el Rectum.

Irreversible, el melodrama puritano del cineasta argentino Gaspar Noé, se reviste convenientemente de incorrección política y audacia formal, pero no consigue ser muy convincente en el intento. Pretende evitar el sensacionalismo con su cronología invertida, revelando, como punto de partida, su conclusión brutal, aunque el punto de llegada sea perfectamente trivial: una ilustración de un edén familiar por construir, con una novia encinta destinada a la fatalidad de un estupro criminal: la sugerencia de una santísima trinidad que la perversidad humana habrá frustrado para siempre. Sorprende del realizador de un impactante y sólido primer largometraje Sólo contra todos (Seul contre tous), y de Carne, corto inédito en México, esta manera inocultablemente moralista de exponer de modo muy crudo las miserias de la condición humana, atizando las paranoias colectivas más socorridas, y haciendo de la agresión física y verbal a minorías todo un espectáculo gore de duración y delectación apenas comprensibles.

El mensaje de Irreversible -pues a estas alturas Gaspar Noé insiste en que el cine debe contener uno- es que "el tiempo lo destruye todo", y a esta premisa se añaden otros lugares comunes: lo irreparable de las acciones, la bestialidad irredimible del ser humano, la impunidad de ciertos crímenes, y según la publicidad europea de la propia cinta, las cosas que son irreversibles porque "la pérdida del ser amado destruye como el rayo" y "porque el amor es la fuente de la vida", y porque el tiempo revela en la humanidad todo lo mejor y también lo más despreciable. ƑDe qué modo ilustra Noé esta visión jansenista del pecado original y la conducta humana? Marcus (Cassel) realiza una visita vengadora al bar donde posiblemente se encuentre el Tenia, el violentísimo misógino (Ƒhomosexual reprimido?), que ha violado a su novia. Arremete contra todo mundo y (literalmente) tritura la cabeza de un falso sospechoso. Antes ha demostrado ser racista delirante con un taxista inmigrante, rivalizando así, en todo momento, con el comportamiento bestial del violador. La justicia humana, la acción policiaca, son aquí algo tan estorboso como lo era la pasividad de las autoridades en El vengador anónimo (Death wish) estelarizado hace 30 años por Charles Bronson. Los nuevos ingredientes en la actualización europea son el sexo explícito, la violencia verbal incitadora de odios y la sensualidad femenina vista como una materia lentamente degradable: una carne sometida al martirio, despreciada, vuelta desperdicio. De ahí al flagelo y al cilicio sólo hay un paso.

Irreversible pretende justamente evitar esta explotación morbosa con el recuento anticlimático de las acciones. Al no haber construcción lineal ni efecto de sorpresa en el relato cronológicamente invertido, se eliminaría la explotación dramática del derrumbe moral de los personajes. El público ha pasado ya por lo peor, y puede ahora ingresar en territorios más benignos, sabiendo sin embargo que la ilusión del amor es falsa, pues "el tiempo destruye todo". Algunos espectadores se preguntarán sin embargo si la revelación de estas grandes verdades justifica haber atravesado por un catálogo de agresiones visuales y verbales que combinan misoginia y homofobia sin conducir a otra cosa que a un moralismo beato. No salgas sola, la ciudad es insegura, el crimen acecha, cada hombre oculta a un perverso irredimible, el tiempo destruye la bondad y las ilusiones. En definitiva, la humanidad vale un carajo y "toda la historia está escrita con sangre y con esperma" (de nuevo, la publicidad del filme). Gaspar Noé ha escrito y realizado una película en todos sentidos acelerada, desde su frenética cámara en mano hasta el propio estrabismo ideológico que la anima.