México D.F. Lunes 22 de diciembre de 2003
La barbarie que ocurrió es similar a
la que cometieron dictaduras del Cono Sur: Femospp
"Vulgar Estado policiaco", el que rigió en México
durante la guerra sucia
Díaz Ordaz, "feroz anticomunista"; Echeverría,
un "hipócrita": Angeles Magdaleno
GUSTAVO CASTILLO GARCIA
En México ocurrió lo mismo que en las dictaduras
militares sudamericanas en los años setenta: durante la llamada
guerra sucia en Guerrero no sólo se tiró al mar a
detenidos, también hubo casos en que se "les hacía tomar
gasolina y luego se les incendiaba". En esa época había un
"Estado sangriento" y "en muchas partes del mundo se van a sorprender al
conocer lo que aquí sucedió en aquellos años", afirmó
Angeles Magdaleno, encargada del esclarecimiento histórico y de
investigación documental de la Fiscalía Especial para Movimientos
Sociales y Políticos del Pasado (Femospp).
En entrevista con La Jornada, confirmó la
existencia de la Operación Telaraña, encaminada a
exterminar a Lucio Cabañas y sus seguidores, y reveló que
este año la fiscalía que dirige Ignacio Carrillo Prieto ha
obtenido importantes documentos que demuestran que los halcones participaron
en las represiones del 2 de octubre de 1968 y el 10 de junio de 1971.
La Femospp, dijo, ha localizado datos de la estructura
y operación de la Brigada Blanca; ha constatado que Miguel Nazar
Haro, ex titular de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), fue
el director operativo de ese grupo paramilitar, y que a pesar de la revisión
puntual del Diario Oficial de la Federación no se ha encontrado
el decreto presidencial por el cual se creó la DFS.
-¿Cuáles han sido los logros documentales
de la fiscalía en este año?
-Desde el punto de vista histórico han sido muchos,
pero uno de los más importantes ha sido la investigación
sobre los halcones, porque se ha podido establecer que existió
una política de represión continuada entre lo ocurrido en
1968, 1971 y la guerra sucia, y que el general Manuel Díaz
Escobar fue una figura central.
-Pero
se ha dicho que los documentos de la Secretaría de Gobernación
que fueron enviados al Archivo General de la Nación (AGN) no servirían
para nada.
-Esos archivos han aportado datos nuevos, cosas que no
se sabían o bien que eran vox populi, pero hoy se pueden
documentar. El valor de los archivos es inconmensurable. A veces nos dan
apenas una línea de información sobre lo que buscamos, pero
otras, como un informe fechado en 1974, nos han permitido detectar que
simpatizantes de Lucio Cabañas fueron asesinados. En un grupo documental
diferente se halló otro informe que indica que había una
política para exterminar al grupo y un tercer documento dice que
toda esta estrategia se llamaba Operación Telaraña, que
estaba dirigida contra los seguidores de Cabañas.
-Han sido dos años de trabajo. ¿Considera
que los archivos fueron limpiados?
-Si están peinados o no es muy difícil
establecerlo, porque no se tiene un documento que hable de un orden original
contra el cual comparar lo que existe en el AGN, pero luego de trabajar
durante largo tiempo se encuentra una lógica.
-¿Cree que se pueda llegar a la verdad de los hechos
ocurridos en 1968, 1971 y la guerra sucia mediante ellos?
-Una parte importante de la verdad está en ellos,
porque no es el dicho de las víctimas. Es la constancia del autoritarismo,
porque esos informes no los hicieron familiares de las víctimas
o los estudiantes; los elaboró el gobierno con sus propias fuentes,
son su propio dicho.
-¿En ellos ha podido encontrar testimonios de actos
graves contra las personas?
-Muy graves. Eso de andar haciendo que la gente tomara
gasolina y luego se le prendiera fuego es una muestra de barbarie. Eso
trasciende, con mucho, lo que podamos pensar que un gobierno hizo contra
sus ciudadanos.
-Entonces, a pesar de que los archivos hayan sido limpiados
¿las pruebas de la barbarie están ahí?
-Dejaron joyas. A lo mejor quitaron lo más evidente
y dejaron lo que en apariencia era secundario, pero aun así hay
muchas muestras de eso.
-¿Históricamente usted puede afirmar que
se sabrá la verdad de lo sucedido en 1968, 1971 y la guerra sucia?
¿Esta fiscalía será como una comisión de la
verdad?
-Los archivos señalan cómo operó
el gobierno; lo de menos es si esta oficina (la Femospp) se llama comisión
de la verdad u oficina del fiscal especial. El punto es que se va a dar
una explicación a la manera como lo hicieron comisiones de la verdad
en otras naciones. Habrá un texto final en el que se dará
cuenta de toda la documentación obtenida y se explicará cada
caso, porque en la medida en que la sociedad esté informada quienes
estén en el gobierno no volverán a operar así.
-¿Esto significa que la reconstrucción histórica
permitirá saber cómo actuaron las distintas instancias de
gobierno?
-Por supuesto. Hemos encontrado que la guerra fría
sirvió, en el caso de México, al igual que en naciones sudamericanas,
para acabar con los disidentes. El comunismo fue un pretexto, sobre todo
en el caso de Gustavo Díaz Ordaz, que era un feroz anticomunista.
-¿Y Luis Echeverría?
-Fue un hipócrita que hablaba de democracia, jaló
a gente de izquierda, exaltó la unidad popular y su amistad con
el presidente chileno Salvador Allende, pero al mismo tiempo sostuvo en
aquel país a un sujeto como Díaz Escobar, en vinculación
con Augusto Pinochet.
-¿Cómo caracterizaría entonces al
Estado mexicano de aquella época?
-Como un vulgar Estado policiaco, porque los encargados
de ejercer la represión fueron civiles, policías. No fueron
las juntas militares de Sudamérica.
-En la represión ¿qué papel jugaron
personajes como Miguel Nazar Haro, el capitán Luis de la Barreda
Moreno y el general Manuel Díaz Escobar?
-La responsabilidad de los tres es indudable. Díaz
Escobar tuvo un papel muy triste desde la perspectiva del Ejército,
porque, de acuerdo con mis hipótesis de trabajo y documentos encontrados
en el AGN, él disparó contra sus iguales, es decir, contra
militares el 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas; Nazar
Haro y Luis de la Barreda espiaban, hacían informes, detenían
a la gente. Cualquier mexicano mayor de 35 años sabe que aquella
época la sola mención de la DFS despertaba temor.
"Sin embargo, a pesar de que la DFS fue creada en 1947
durante el gobierno de Miguel Alemán, hasta el día de hoy
en todas las revisiones que he hecho del Diario Oficial no encuentro
el decreto que le da legalidad, situación que haría las cosas
más complicadas para los ex directores de ese organismo como Nazar
Haro y De la Barreda Moreno, ya que no sólo era anticonstitucional,
sino ilegal e ilegítima."
-Siempre se ha señalado a Nazar y a De la Barreda
como torturadores, ¿hay documentos que lo demuestren?
-No iban a escribir "desaparecí a fulano", pero
hay que interpretar el lenguaje utilizado. Por ejemplo, decían sus
informes: "esta dirección detuvo a tal y lo interrogó y luego
no volvimos a saber de él". Luis de la Barreda firmó muchísimos
documentos porque él era el director; Nazar Haro se cuidó
más.
-¿Qué ha encontrado acerca de la Brigada
Blanca?
-Documentos acerca de cómo estaba organizada, cuáles
eran sus finalidades y quiénes conformaban sus partes operativas.
Aquí está el documento (muestra una fotocopia certificada
de un informe) en el que se señala que tenía 240 elementos,
55 vehículos, compensaciones individuales de 3 mil pesos mensuales
extras y gastos generales, "los que sean necesarios".
-¿Ya se tiene información de quién
la encabezaba?
-Sí, y no sólo eso, también declaraciones
de integrantes que reconocen haber cometido actos ilegales, de tortura.
Fue la suma de gente que desde el punto de vista del gobierno era muy eficiente,
radical en el combate a quienes consideraban delincuentes.
"La brigada tenía como misión neutralizar
a los miembros de la Liga Comunista 23 de Septiembre y estaba constituida
por una comisión de seguridad integrada por los jefes de la Federal
de Seguridad, la Policía Judicial Federal, la Dirección General
de Policía y Tránsito del Distrito Federal y la Policía
Militar.
"El responsable de la comisión de seguridad era
Miguel Nazar Haro, subdirector de la DFS." Para demostrar su dicho mostró
otro documento con la firma autógrafa de Nazar, debajo de la cual
estaba su título: responsable de la comisión de seguridad
de la Brigada Blanca.
-¿La Brigada Blanca era, entonces, una coordinación?
-Sí, de la que estaba enterados el secretario de
Gobernación, el de la Defensa Nacional, el procurador de Justicia
capitalino, el general de la República, el Presidente. No agarremos
a los últimos eslabones de la cadena ni nos conformemos con el policía;
vayamos hacia arriba, porque la represión, según los archivos,
fueron varios operativos instrumentados desde los más altos
niveles del gobierno.
-¿Hay avances en la investigación sobre
la muerte de Genaro Vázquez Rojas?
-Se tiene bastante información que está
bajo análisis del Ministerio Público, pero puedo comentar
que se ha encontrado información que indica cómo desde los
años sesenta la Secretaría de Gobernación tenía
perfectamente identificados y ubicados a integrantes de la Asociación
Cívica Guerrerense.
"La investigación histórica de la guerra
sucia ha sido la parte más complicada, porque para cada estado
se pudo haber trazado una operación distinta y, aunque considero
que hubo una línea general para desarticular todos estos grupos,
había cuestiones específicas para actuar en cada entidad.
Muestra de ello es la Operación Telaraña, que estaba
diseñada para comunidades rurales".
-¿Cómo era el Estado mexicano en los años
setenta?
-Un Estado sangriento. En muchas partes del mundo se van
a sorprender de saber lo que sucedió en México en aquellos
años, porque aquí el punto de comparación con lo ocurrido
en Sudamérica no es el número de afectados.
"Internacionalmente se sabe que hubo problemas con la
izquierda; lo que se ignora es que aquí se hizo lo mismo, a lo mejor
no en cuanto al número de personas, pero sí lo mismo que
en las dictaduras militares. Lo peor es que aquí había un
gobierno que presumía de democrático, de estabilidad y con
fortaleza institucional.
"Se tienen ejemplos claros de actos de barbarie, como
el operativo diseñado para exterminar a Lucio Cabañas.
Según los documentos, se dice que por órdenes expresas del
comandante de la 27 Zona Militar, con sede en Guerrero, a los detenidos
se les torturaba, se les obligaba a beber gasolina y luego se les incendiaba
y sus cuerpos eran arrojados en calles de Acapulco. ¿Eso es distinto
de lo que sucedió en Sudamérica? No, no es distinto, lo diferente
es que allá había juntas militares que habían derrocado
a gobiernos legítimamente constituidos, pero aquí había
gobernantes llevados al poder por el voto popular y que bajo el pretexto
de una pretensión democrática encubrieron bajezas como las
ocurridas en Guerrero, Sinaloa, Jalisco y otras entidades."
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