México D.F. Domingo 21 de diciembre de 2003
En caótica sesión se concreta
la remoción de cuatro elbistas de la Comisión de Hacienda
Gordillo es reducida a la mínima expresión;
el apoyo panista, inútil
Critican errática conducción de Juan de
Dios Castro, que admitió debates no programados
ROBERTO GARDUÑO Y ENRIQUE MENDEZ
Ni el respaldo de la bancada del PAN, ni la maniobra del
presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, Juan
de Dios Castro Lozano -quien alentó un debate no registrado en el
orden del día-, impidió que la mayoría de diputados
priístas redujera a una mínima expresión política
a Elba Esther Gordillo Morales y su grupo de legisladores leales.
Y es que desde el jueves, la mesa directiva aprobó
-con el voto en contra de los panistas Castro Lozano y Antonio Morales
de la Peña- el reconocimiento de los cuatro priístas que
sustituyeron en la Comisión de Hacienda a los diputados fieles a
la maestra. Con ese trámite concluido y una vez que no había
impedimento legal, ayer, en el momento en que se aprobaban las reformas
a la Ley del Seguro Social para aumentar el monto de pensiones, el presidente
de la Cámara aceptó que Miguel Angel Yunes iniciara un debate
sobre el relevo en las comisiones, que se extendió más de
cuatro horas, y del que resultó más afectada Gordillo, a
quien los priístas le reprocharon su "complicidad" con el PAN y
Vicente Fox.
Desde el inicio de la segunda sesión extraordinaria
en San Lázaro resultaron infructuosos los esfuerzos de los elbistas
para incorporar en el orden del día el tema de la remoción
de sus compañeros en la denominada Fuerza Reformadora, porque en
dos oportunidades el pleno rechazó terminantemente, en votación
económica, que el asunto se tratara en la tribuna.
Así, la sesión se encaminaba a ser de trámite,
pues todas las fracciones estaban de acuerdo en las modificaciones a la
legislación del IMSS. No obstante, dentro de la discusión
de esa reforma, Emilio Serrano ofreció una disculpa en tribuna por
haber vertido comentarios negativos contra los legisladores que el jueves
pasado pretendían aprobar un dictamen para gravar alimentos y medicamentos.
Ello dio pie a que Yunes solicitara la palabra "para alusiones".
Desconcierto
Castro
Lozano admitió la intervención, aun cuando Serrano en ningún
momento mencionó a Yunes, quien adujo que se referiría "al
tema de la libertad de los parlamentarios para expresarse en la tribuna",
pero en lugar de hablar de las supuestas alusiones del perredista, arremetió
con la supuesta "ilegalidad" del cambio de sus compañeros del círculo
elbista en la Comisión de Hacienda. De inmediato, los antielbistas
Sofía Castro Ríos y Wintilo Vega Murillo exigieron al presidente
de la mesa que ordenara a Yunes no desviarse del tema.
A partir de ese momento la sesión se descompuso,
porque a pesar de los dos llamados de Castro, el diputado elbista continuó
la defensa de Gordillo y su grupo de leales. Desde las curules de las fracciones
de PRI, PRD, PT, PVEM y Convergencia se escuchó un coro contra el
veracruzano: "¡Fuera, traidor; fuera, traidor; fuera, traidor!"
Juan de Dios Castro fue recriminado por el coordinador
de la bancada perredista, Pablo Gómez, quien le exigió rencauzar
la sesión y consultara si las posturas de los partidos sobre la
Ley del IMSS habían concluido para que, enseguida, ordenara la votación.
Pero el panista sorprendió al pleno al responderle: "Perdóneme,
no se trata de oradores del debate del dictamen. ¡Son intervenciones
para hechos, que sí están permitidas en el debate de un dictamen!"
El coordinador del sol azteca le replicó: "entonces, informe usted
a la asamblea en qué punto del orden del día se encuentra".
El titular de la mesa directiva negó que estuviera
organizando el debate sobre los elbistas removidos y abonó al desconcierto,
pues consideró que Yunes había subido a tribuna "con motivo
de una disculpa dada por un diputado del PRD". El desorden en el salón
de plenos fue tal, que Emilio Serrano solicitó la palabra para aclarar
que él nunca había aludido a Yunes y, por tanto, la participación
de éste en tribuna estaba fuera de reglamento.
En medio del caos, Castro debió solicitar a la
secretaría de la mesa que se iniciara la votación sobre el
dictamen de la Ley del IMSS. Aprobadas las reformas, los elbistas solicitaron
que se permitiera continuar el debate sobre los cambios en la comisión,
y la asamblea lo aprobó en votación nominal. Desde ese momento
el presidente de la mesa deslindó su responsabilidad de lo que ya
había provocado, al señalar que el pleno estaba facultado
para otorgar el uso de la palabra.
Defensa panista de Gordillo
Los ánimos estaban tan encendidos entre los diputados,
que se inscribieron 26 oradores. Fue el panista José González
Morfín quien inició una larga defensa jurídica de
los elbistas destituidos de la Comisión de Hacienda. Acusó
al tricolor de poner en riesgo los trabajos de la Cámara
de Diputados, pero como él solicitó la palabra para hechos,
marcó el rumbo del debate y el destino de los priístas destituidos.
Enseguida, Roberto Campa habló en su defensa y
reconoció explícitamente en la tribuna a Emilio Chuayffet
como su coordinador; no obstante, lo acusó de haber actuado de manera
"pontifical" al decidir su destitución de la citada comisión.
La respuesta del pleno fue desaprobar al elbista: "¡Bájate,
traidor!" "¡Sólo sirves a los intereses de Vicente Fox!" Como
lo hiciera hace dos días, señaló: "Jamás di
razón a suspicacias", y afirmó ser "orgulloso militante del
PRI, al que he servido con lealtad".
Esa frase desató el escándalo. "¡Estás
fuera por vendido, traidor a la patria!" "¡Tu lealtad está
con Vicente Fox!", le gritaron los priístas desde sus curules.
Otro de los afectados por la decisión de Chuayffet
fue Tomás Ruiz, quien fue subsecretario de Hacienda en tiempos de
Ernesto Zedillo. Ruiz, quien se dijo autor del cuestionado impuesto a la
producción e intermediación (IPI), que en realidad elaboró
Hacienda, leyó un texto en el que denostó a sus opositores
en el pleno.
"Ultimamente, la ordinariez, el insulto, la descalificación
han sido la constante de una nueva montaña del siglo XXI
con su Robespierre (Chuayffet) a la cabeza... no se requieren las
posiciones, los puestos en comisiones; no se necesitan los taburetes para
construir a favor de México", aseveró. A pesar de ello, al
final de su intervención se contradijo, porque solicitó al
pleno que votara los cambios emprendidos por su coordinador el lunes pasado.
Luego sobrevino la andanada final contra Gordillo y su
grupo, contra el PAN, que secundó a los elbistas, a quienes aplaudió
durante todas sus participaciones en la sesión, y también
-a través de Germán Martínez- provocó a Chuayffet
para que subiera a la tribuna, como pretendía Yunes. A la par, priístas
y perredistas señalaron que Castro fue incapaz de conducir la sesión.
El guanajuatense Wintilo Vega, quien fue interpelado por
Yunes, reconoció a Campa y a Tomás Ruiz por admitir en tribuna
a Chuayffet como su coordinador, pero les reprochó: "A puñaladas
iguales, llorar es cobarde".
Señaló con el índice a Gordillo y
le dijo: "no vengamos con verdades a medias, pero aún así,
es claro cuál es el interés de quienes quieren fraccionar
al PRI y piensan que sacarán en este periodo extraordinario una
reforma fiscal". Para rematar, dijo a Yunes que su bancada aceptaba el
reto para votar sobre la pretendida estancia de los elbistas en la Comisión
de Hacienda.
Quien ahondó las diferencias entre PRI y PAN fue
Germán Martínez, quien consideró a Baltasar Hinojosa,
Abel Echeverría, Campa y Ruiz (los destituidos) como "ciudadanos
comprometidos con la nación", no obstante que éstos votaron
en favor de un nuevo impuesto que gravara alimentos y medicamentos.
Desde su curul, el perredista Gilberto Ensástiga
solicitó la palabra para formularle una pregunta. Germán
Martínez contestó con la ya célebre frase de Francisco
Suárez Dávila: "si no es rupestre ni silvestre, sí".
El desplante del panista provocó una nueva reacción en el
pleno. "¡Bájate, bufón!", le gritaron. Aun así,
con tono retador, Martínez continuó y señaló
con los dos índices a Chuayffet: "lo aludo personalmente, para que
venga a responderle aquí a la nación. ¿De qué
lado está, diputado Chuayffet? ¿Del lado de la República
o del lado del populismo? A usted le hace falta una R para que políticamente
sea reconocido: la R de la reforma, la R de la responsabilidad".
En respuesta, el mexiquense José Rangel, diputado
cercano a Chuayffet, subió en su defensa y acusó al panista
de pertenecer a una camarilla, "a un grupo que cada vez está más
reducido, a una pequeña mafia que ha permeado el ánimo hasta
de los mejores legisladores". Y desde ahí también le exigió
a Yunes que ya no hablara del PRI "en plural", porque ya no tiene representación
en la bancada ni en el Comité Ejecutivo Nacional.
Y siguió el señalamiento contra los elbistas.
Héctor Pablo Ramírez Puga les dijo: "¡Qué pena,
qué vergüenza, compañeros de la autodenominada Corriente
(sic) Reformadora, que vengan a ser defendidos por diputados del PAN! Es
una verdadera pena, porque nosotros no necesitamos vejigas para nadar".
También Pablo Gómez subió a tribuna
con objeto de concluir el debate que no conducía a nada, y señaló
con el índice a Gordillo: "tú también, Elba Esther
Gordillo, votaste en favor y firmaste un documento donde se señalaba
que no se someterá a discusión o votación del pleno
una comunicación, a excepción de aquella que verse sobre
cambios en las mesas directivas de las comisiones, y éste no es
ese caso. Los removidos son integrantes de las comisiones".
Luego enderezó el índice hacia Yunes, a
quien le aceptó la propuesta de que se pusiera a votación
la remoción de los cuatro elbistas, y le reclamó con dureza:
"señor licenciado, usted lo que quiere, manteniendo como estaba
la Comisión de Hacienda, es volver a presentar al pleno el proyecto
desechado, con su propio voto, a despecho de lo que dice la Constitución.
No puede presentarse en las sesiones del año un proyecto desechado
por esta Cámara. ¡Cumpla la Constitución y estudie
un poco!"
Sólo el PAN apoyaba a la maestra
La oaxaqueña Sofía Castro provocó
que la burbuja de la maestra se quedara sin más respaldo
que el del PAN. Inclusive cuestionó la alianza de Juan de Dios Castro
y Gordillo: "qué lamentable, y qué bueno que ya no está
aquí el presidente de la mesa, porque el señor ha violado
la ley reiteradamente. Desde que asumió la presidencia ni siquiera
tuvo la dignidad de alzar la mano, y eso significa que nunca protestó.
Le hago un llamado a que acate la ley, o en su defecto seré la primera
en promover su remoción por incapacidad".
Enseguida arremetió contra Yunes y el PAN: "qué
lamentable que los panistas padezcan demencia; hace tiempo Yunes decía
que Lino Korrodi era el autor de los Amigos de Fox, que había cometido
actos ilegales y que en consecuencia Vicente Fox carecía de legitimidad.
Qué lástima que ya no tengan memoria y ahora vengan a defender
a quien en su momento luchó contra ustedes".
El chiapaneco Julián Nazar también acusó
a Castro de violar los acuerdos de la Junta de Coordinación Política
y de la mesa directiva, lo llamó autoritario y enseguida exigió
a Germán Martínez buscar votos en Michoacán, porque
el panista, como plurinominal, no hizo ningún esfuerzo por ganarse
su curul.
"Se olvidan de algo, nosotros los rupestres y silvestres,
como dijo el diputado que viene de una burguesía, que viene representando
los intereses más bastardos de quienes más tienen, no pasaremos
su reforma. Aquí votamos los rupestres y silvestres, aquí
le decimos a Fox que no le vamos a autorizar algo que lesione al pueblo
de México, hágale como le haga el Presidente, grite como
grite. En mi pueblo hay un lema que dice: 'garrotazo dado ni Dios lo quita'
y 'a lamento de cochino, oído de matancero'".
El último intento de Yunes por allegarse el apoyo
del pleno fue inútil, porque lamentó que Chuayffet no hubiera
tenido "el valor" de subir a la tribuna. La reprobación de sus correligionarios
fue total. Le gritaron de todo: "¡Bájate, traidor! ¡Eres
un huizachero, ni licenciado eres y has perdido todos los casos
que te encargó Elba Esther!"
Un Yunes desconocido intentó ser amable con los
priístas, pero Hilaria Domínguez, quien fue denostada desde
la bancada del PAN, de la que salían gritos, cuestionó al
veracruzano sobre su militancia, y enojada devolvió a los panistas
una respuesta tonante: "¡Los tengo bien puestos, bien puestos, nunca
lloro, y no soy cobarde!"
Lo sorprendente fue que, una vez derrotado en el debate,
Miguel Angel Yunes, quien durante cuatro horas exigió que el pleno
votara los cambios en la comisión, terminó: "no se puede
votar en este pleno porque no ha sido convocado para ello; violentaríamos
la Constitución".
Al final, cuando por mayoría se aceptaron los cambios
en la Comisión de Hacienda, y mientras Emilio Chuayffet era rodeado
por decenas de reporteros, Elba Esther Gordillo abandonó el salón
de sesiones acompañada exclusivamente por los tres últimos
hombres de confianza que le quedan: Yunes, Campa y Tomás Ruiz.
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