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P O L I T I C A
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México D.F. Sábado 20 de diciembre de 2003

Gustavo Leal F.*

ƑSalud?

En el tramo final de su productiva existencia, Iván Ilich estimó que, al culminar los años 80, ya era claro -con independencia de las calificaciones laborables disponibles que tanto había publicitado el paradigma de la posguerra- que el sector "moderno" de la economía no sería tan intensivo en trabajo como para "proveer suficientes puestos que justificaran la redistribución del ingreso económicamente necesaria".

Y es que, argumentaba con precisión, ninguna estrategia orientada al empleo "pudo crear el trabajo pagado que emplearía el tercio menos beneficiado de la población en todas, salvo las más excepcionales naciones en desarrollo". šHabía sonado la hora del sector informal y la rebatiña por lo "concedido" contractualmente! ("Necesidades", Letras Libres, marzo, 2002.)

Evidencia de lo anterior son los desmesurados costos de la atención médica en Estados Unidos, que han conducido a que los trabajadores cubiertos por sus firmas protejan sus prestaciones con más que notable enjundia.

Es el caso de las recientes protestas laborales en General Electric y Verizon frente a los intentos patronales de alterar sus seguros médicos, aunque los obreros de la poderosa Unión de Trabajadores del Automóvil (UAW) no desmerecieron: obligaron a los tres grandes de Detroit (Daimler-Chrysler, General Motors y Ford) a firmar contratos que preservan enteramente sus derechos (The Economist, 20/9).

ƑQué es lo que sucede? Sencillo: toda la América corporativa combate contra el brutal incremento (14 por ciento promedio sólo durante 2003) en las primas de los seguros de salud. La mayor parte de este incremento se destina a cubrir los elevados gastos de servicios hospitalarios y fármacos que, desde los años 90, se "gestionan" en el contexto de la onerosa "atención administrada" (managed care).

Las grandes firmas no buscan explícitamente reducir los beneficios de sus trabajadores, sino, más bien, endosarles un porcentaje mayor del costo global de la atención médica. Para ello, tratan de trasladarles pesadísimos copagos por concepto de consultas médicas y medicamentos de marca, así como grandes deducibles que los pacientes deben liquidar, antes de que la compañía que opera el plan de salud empiece a intentar desconocerlos.

Pero en el horizonte empresarial también se exploran otras alternativas ligeramente más sofisticadas para, simultáneamente, "mejorar" el estado de salud y, de paso, ahorrar buen dinero. Según Arnold Milstein, de la consultora Mercer Human Resource, Ford ya ha emprendido un proyecto piloto para el manejo de la diabetes que otorga bonificaciones a los médicos que cumplen con las metas del tratamiento y premia (con membresías para clubes de mantenimiento físico, fitness) a los empleados que, por ejemplo, acepten monitorear sus niveles de glucosa. Junto con General Electric y otras 146 grandes firmas, Ford forma parte del Leapfrog Group, iniciativa que recolecta información sobre la calidad de la atención en más de mil hospitales y la pone al servicio de la elección que pudieran hacer sus trabajadores.

Por su parte, el fabricante de equipos médicos Medtronic ha diseñado una "cuenta de atención personal" -hasta de 2 mil dólares anuales- que ha puesto al servicio de la "mejor elección informada" de los trabajadores. Mas, a pesar de estas iniciativas, la mayoría de las grandes firmas se ha resignado a vivir en un mundo de costosas facturas sanitarias que trasladan, hasta donde les es posible, a sus propios empleados.

Hay que agregar el complejo cuadro de fraudes y escándalos en el sector asegurador. En el año 2000 la corte federal de Brooklyn encontró culpable a Dwayne Samuels, presidente de la empresa de planes de salud Vanguarde, por no cumplir los términos de las pólizas y luego emprender la graciosa huida. La magnitud de los fraudes es de tal envergadura que fue preciso que funcionarios del Departamento del Trabajo armaran en 2001 un "grupo de tarea" para alertar a los empresarios en pequeño. Apenas en octubre de 2002 el Congreso de Florida sancionó la venta de seguros fraudulentos en el tercer nivel de delito, penable hasta con cinco años de cárcel. Otro escándalo reciente es el que enfrenta el gigante de Alabama Healthsouth -cadena de alcance nacional, con 2 mil clínicas y hospitales, especializada en rehabilitación- por sobrecargar las cuentas de Medicare, programa público para adultos mayores.

Precisamente, en este desastroso paisaje, el presidente Bush todavía impuso su controversial "reforma" a Medicare. Con ella -después de una cerrada votación de 54 a favor, 44 en contra en el Senado y 220-215 en el Congreso-, las aseguradoras privadas podrán competir por Medicare, mientras la industria farmacéutica ya se frota la manos. La "reforma" cuenta con un monumental presupuesto de 395 mil millones de dólares.

ƑQué más leería Ilich? ƑAlguien le informa a Fox?

* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco

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