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México D.F. Jueves 18 de diciembre de 2003

Adolfo Sánchez Rebolledo

Las ilusiones reformadoras

En un pase de ilusionista, Vicente Fox asume como hechos consumados sus propias reiteradas e incumplidas promesas: cuando dice que "la cita con la justicia social y el bienestar del país ha sido postergada" porque la Cámara rechazó las propuestas fiscales del gobierno, procura trasladar la culpa de sus fracasos a los demás, eludiendo las torpezas y errores de sus operadores en la gestación de la crisis actual. El Presidente no puede declarar, sin faltar a la verdad, que "unos hemos luchado por la democracia y el desarrollo de México" y "otros han actuado deliberadamente para su estancamiento". Puede criticar las posturas contrarias, rechazarlas por completo, tratar de probar que no ayudan al progreso, si ese fuera el caso, pero acusar a los que piensan distinto de pretender el "estancamiento" es una muestra de intolerancia que nos devuelve al discurso simplificador de la campaña presidencial, al maniqueísmo de quien se propuso rescribir la historia oficial y terminó en brazos de los "reformadores" del PRI. Aunque tal postura tuviera el único propósito de presionar a los diputados de la oposición, lo cierto es que no contribuye a distender la crispación de las últimas semanas y más bien anuncia la que será una sucesión llena de peligros para México y su balbuceante democracia.

El Presidente y el panismo han declarado la guerra al "populismo", metiendo en el saco de esta definición todas las posturas que de uno u otro modo contradicen los postulados y la disciplina económica impuesta por los practicantes del pensamiento único, pero hay en esa cruzada dogmática demasiadas cargas ideológicas, demasiados rencores que parecían haberse disipado con la alternancia. A ello se suman otros grupos interesados en que siga la misma política económica que hoy es motivo de litigio.

La irritación de las cúpulas empresariales por lo ocurrido con y en la Cámara la semana pasada se explica porque, más allá de los detalles "técnicos" en torno a si los aumentos impositivos al consumo son o no justos y necesarios, ésta es la primera vez en casi tres sexenios y medio que el PRI, haciendo mayoría con la oposición, rechaza una iniciativa que el gobierno había concertado previamente con ellos. En el fondo, la molestia del Consejo Coordinador Empresarial deriva del temor (infundado, en mi opinión) de que a partir de este episodio tome altura un ataque en forma contra el "modelo" como tal, cosa que parece muy difícil. Lo grave es que, de repente, los empresarios han tomado conciencia de que la democracia puede no ser útil para sus propios objetivos, descubrimiento revelador que, sin embargo, podría tener efectos riesgosos para el país. En el extremo pesa como una losa la disposición (de raíz corporativa y populista) de obtener ventajas presionando a las directivas partidistas para que éstas se allanen a sus decisiones, independientemente de las razones de la mayoría. Predomina a través de las argumentaciones del gobierno y sus aliados el tono de urgencia, la argucia de alzar a los fantasmas del pasado como una amenaza cierta, actual, aunque no existan las menores condiciones para que eso ocurra. Por ejemplo, Germán Martínez Cázares, el segundo en la bancada parlamentaria del PAN, dijo hace unos días que "se corre el riesgo de regresar al echeverriato, a la deuda pública, a la inflación galopante, a la irresponsabilidad en el manejo de las finanzas; de eso aprendieron los que votaron en contra de la reforma del PAN. (sic) Ellos quieren recetarle al país un gasto irresponsable, sin importarles las variables de ingreso y de la macroeconomía", reseñó Reforma.

El PAN ha exagerado irresponsablemente el alcance de la discusión fiscal, como si de la aprobación de la propuesta presidencial dependiera el curso mismo de la transición que Acción Nacional daba por resuelta: "Nos ganaron una batalla legítimamente, pero no debemos olvidar que las transiciones no consolidadas son tentaciones al retorno populista", dijo el diputado Martínez tras alertar sobre el peligro que para su partido representan políticos "populistas" como Madrazo y López Obrador, en una clara alusión al 2006 que subyace como objetivo real de las fuerzas en disputa.

En su turno, el secretario de Gobernación, más mesurado, prefirió expresar el desaliento moral ante el engaño del que habría sido víctima el gobierno a manos de Madrazo: "Se puede estar o no de acuerdo con la reforma hacendaria, se vale la oposición. Lo que no se vale en una democracia es la deshonestidad". Sin embargo, el Presidente de la República se calzó las botas como antaño y prosiguió con el tono bélico en ascenso, sin discriminar entre la oposición que "se vale" y el engaño, sin discernir entre una derrota en términos democráticos y los malos resultados de un acuerdo tras bambalinas. A los "falsos redentores" que no quieren el IVA en alimentos y medicinas, el Presidente les dedicó estas poco conciliadoras palabras: "esos supuestos defensores de los pobres, lo único que están haciendo es complicando más la existencia de los pobres" y anunció sus disposición a pelear hasta el último minuto del 31 de diciembre. ƑDónde está la vocación democrática de este gobierno que sólo acepta la decisión de la mayoría cuando le favorece y la rechaza cuando no ocurre así?

Lo cierto es que el gobierno equivocó el cálculo desde el principio. Ante la imposibilidad de ganar la mayoría en la Cámara de Diputados, se echó en brazos de la maestra Gordillo (y las fuerzas que la respaldan), pensando que ella era el PRI y que su liderazgo representaba al conjunto de fuerzas que en el seno del ex partido oficial se pronuncian por continuar con la línea del ajuste estructural y la modernización de los últimos sexenios, pero no fue así, y no porque el PRI esté dividido entre populistas y reformadores, sino porque ninguna fuerza política que se respete puede aceptar que el poder designe a sus interlocutores partidistas sin contar con la voluntad de sus instancias de mando.

Los operadores de Fox y él mismo se dejaron engañar por las coincidencias con una parte del PRI, sin sopesar las dificultades que la maestra tenía desde el principio para servir como correa de transmisión de planteamientos que habían sido explícitamente rechazados por sus correligionarios. Pero al parecer no aprenden la lección y van de nuevo. Feliz año a todos.

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