México D.F. Sábado 29 de noviembre de 2003
Angel Luis Lara
Padua en acción
En días recientes, la ciudad del noreste italiano se movió en el contexto de la preparación de la cumbre de ministros europeos de Infraestructura y Vivienda, que se realizó el 27 y 28 de este mes. Lo interesante es que esta vez el contexto se dictó desde abajo y lo impusieron los movimientos, dispuestos a experimentar formas de expresión del conflicto en el terreno de los procesos, no en el contexto del mero acontecimiento en relación con una cumbre más de los poderosos.
No se trató de una contracumbre, sino del uso simbólico de un vértice ministerial para impulsar la visibilidad pública de las iniciativas de conquista del derecho a la vivienda que cotidianamente se despliegan por el territorio. Darle la vuelta al sentido de una cumbre de ministros. Usar una cumbre. La inteligencia colectiva puesta en marcha para la práctica social del verdadero significado de la palabra subvertir: pasar por debajo y darle la vuelta.
La premisa básica es aquella de respetar el sentido del camino emprendido en Seattle por el movimiento de movimientos: no reconocer ninguna legitimidad a las cumbres de este tipo y combatirlas creativa y decididamente. La premisa la dicta también el curso de los acontecimientos: en las semanas recientes se asiste a una verdadera ofensiva policial y judicial contra la desobediencia en el noreste de Italia. Decenas de procesados y encausados, los portavoces de tres de los más significativos centros sociales ocupados de la zona bajo arresto domiciliario y, en horas recientes, la prohibición de entrada a Padua para una de las cabezas más visibles de la disidencia véneta e italiana: Luca Casarini.
El pensamiento único neoliberal impone y aplica una reducción del hecho político a mera cuestión técnica: administración de recursos y aplicación de un marco jurídico que proteja en todo momento el supuesto desarrollo autorregulado del mercado. Si la política es mera técnica, en realidad no existe la política. Si no existe la política, no existe la acción política: el activismo político es delincuencia. En los días recientes la clase política italiana trata de congelar la movilización social en el noreste del país mediante la magistratura: arrestos, prohibición de movimiento entre ciudades y apertura de procesos por asociación delictiva a decenas de activistas. Si no existe la política, ejercerla es un delito.
Desde hace días, las iniciativas de conquista de derechos negados han subrayado la cuestión de la vivienda como uno de los elementos fundamentales para las luchas sociales europeas. Padua está en acción mucho antes de la llegada de los ministros de la Unión Europea. Mucho antes de que la policía ocupe y tome la ciudad. Mucho antes de que se blinde el centro de la urbe y se impida la libre circulación a sus habitantes. Mucho antes de que se acabe de tejer mediática y policialmente la excepción que acompaña siempre este tipo de actos.
Días atrás, la vecina ciudad de Treviso amanecía con la noticia del desalojo de decenas de familias de trabajadores migrantes del edificio abandonado que ocupaban desde hacia más de tres años. El mismo día decretado como luto oficial por el atentado sufrido por las fuerzas militares y policiales italianas desplegadas en Irak, las mismas fuerzas militares y policiales efectuaban el desalojo y dejaban sin hogar a decenas de familias. La guerra es permanente y es global. Tiene un frente externo y un frente interno. Si los carabinieri italianos dibujaban el trazo del frente interno de la guerra global permanente en la ciudad de Treviso, la sociedad civil y las organizaciones se movilizaban por la paz con lo único capaz de combatir a la guerra: los actos. Construyendo una manifestación de miles de personas y tomando otro edificio abandonado desde hace más de 10 años para dar casa a las familias desalojadas. Como si la voz de Gabriel Celaya cuando maldecía la poesía de quien no toma partido empapara el aire de las mil y una resistencias a la guerra con todos su frentes: "son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos". Después de tomar calles y avenidas de todo el mundo contra la guerra en los meses meses, la voz común necesita ser traducida en prácticas de conflicto y desobediencia que cuestionen el orden bélico que se acompaña de un recorte generalizado e intenso de derechos.
Tras el desmantelamiento simbólico de uno de los lujosos hoteles que alojará a los ministros europeos durante su breve estancia paduana, hace unos días, los movimientos se preparan para proponer públicamente en las próximas 72 horas un debate social y una práctica política en torno a la problemática de la vivienda, que vaya más allá de la cumbre de ministros y que deje frutos en el territorio. Asambleas, bloqueo de desalojos previstos para las mismas fechas, manifestaciones y ejercicios colectivos de reapropiación de los derechos de ciudadanía componen la agenda para los próximos días.
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