México D.F. Jueves 27 de noviembre de 2003
"Me voy por mi cansancio y porque vienen los
jóvenes"
Rinden homenaje-despedida al ministro Juventino Castro
JESUS ARANDA
En
una emotiva ceremonia, el ministro Juventino V. Castro y Castro se despidió
de sus compañeros de la primera sala de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación (SCJN).
Ante un salón de sesiones repleto, el decano del
máximo tribunal reconoció: "pocas ganas tengo de irme, porque
la tarea de ministro es una sublimación del jurista, pero no sólo
me tengo que ir, sino que es necesario por dos razones: por mi cansancio
y porque deben venir los jóvenes".
Esta despedida-homenaje relegó a segundo término
el informe de labores de la primera sala, que rindió el ministro
Juan N. Silva Meza, quien previamente dio a conocer que durante este año
dicha sala resolvió mil 374 asuntos, de los mil 713 que ingresaron
en ese periodo.
Una vez leído el informe, el presidente de la sala
le dio la palabra a los ministros que integran el cuerpo colegiado, quienes
por única ocasión contaron con la presencia en el acto de
los otros seis ministros que integran el máximo tribunal.
Acto seguido, hablaron los magistrados que integran la
sala, quienes no escatimaron sus elogios para Castro y Castro.
El ministro Humberto Román Palacios dijo que se
sentía "muy honrado" por haber tenido la oportunidad de convivir
profesionalmente con el ministro que este 30 de noviembre dejará
su cargo.
Jesús Gudiño Pelayo, por su parte, comentó
que conoció a don Juventino "por sus libros", como La suspensión
en el juicio de amparo y Amparo en garantías individuales.
"Nunca imaginé -agregó- la calidad humana
que se encontraba tras el autor de ese libro. Yo creo que la calidad humana
de don Juve supera por mucho la sapiencia de sus libros, que es
bastante."
La ministro Olga Sánchez Cordero comentó
que recordará al ministro decano como un "compañero ejemplar",
un hombre firme, convencido y sediento de justicia.
En su turno, el ministro Juan N. Silva Meza señaló
que Castro y Castro "se retira como miembro de este cuerpo colegiado, pero
no se va del todo", porque deja su amabilidad, expresada en su trabajo
cotidiano; su prudencia en la toma de decisiones; su sapiencia, abierta
a las ideas ajenas para formar mejor la propia; su pasión por el
trabajo de juzgador; su transparente honestidad; su valentía para
expresar su sentir; su ejemplo de trabajo y estudio, y "su voz gruesa,
que habla fuerte, porque es libre y dice la verdad".
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