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México D.F. Jueves 27 de noviembre de 2003
Indígena chiapaneco narra las causas que lo llevaron a abandonar su comunidad
Lleva nueve años desplazado, y aún espera solución
VICTOR BALLINAS
El indígena Mateo Méndez Sánchez es uno de los 13 mil desplazados que existen en Chiapas a raíz del conflicto armado. Hace nueve años tuvo que salir de su comunidad, Río Salinas, ubicada en Marqués de Comillas, por temor a los paramilitares. Dejó tierras, animales y escasas pertenencias. Ahora vive en Pujitic, en la calle.
Ayer, durante la Cátedra de derechos humanos Fray Francisco de Vitoria, narró su vivencia: "hace nueve años salimos de nuestra comunidad. No salimos por haraganes o huevones, como dice el gobierno, sino por los paramilitares, por la violencia. Otras comunidades, por los bombardeos.
"En Pujitic, comunidad del municipio Venustiano Carranza, donde nos recibieron, no tenemos nada. Somos pobres. En los tres meses recientes no hubo trabajo. No nos contratan. Apenas empezó el corte de caña y me pagan 12 pesos por tonelada. A la semana gano 150 pesos. Mis hijos dejaron la escuela, porque no me alcanza para que estudien. Ahora que hay trabajo, se van conmigo al corte."
Méndez apenas podía leer su ponencia. "Los indígenas no vamos a la escuela, no sabemos leer ni escribir. Apenas un maestro nos está enseñando a leer."
Los desplazados, agregó, "no somos reconocidos. Pasamos hambre. No tenemos casa. No podemos tener animales para consumo propio ni sembrar. Y los gobiernos estatal y federal no nos atienden".
Dijo que hace dos años el gobernador Pablo Salazar recibió a los desplazados de esa comunidad. "Nos sentó en sillas de lujo y nos dio café. Dijo que iba a resolver el problema. A la segunda reunión ya no se presentó. Se hizo un diagnóstico de la situación, que tardó un año, y ya llevamos otro año esperando respuesta."
La coordinadora general de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados, Miriam Morales, informó que la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas se encargará de atender a los desplazados de Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Jalisco y otros estados.
Explicó que la política de asilo de México ha experimentado cambios, porque durante los años 30, 60 y 70 llegaron refugiados de Europa, Chile, Argentina y Uruguay, entre otros países, que se caracterizaban por tener estudios superiores al promedio de los mexicanos y favorecieron al país en lo económico, cultural, social y en otros ámbitos, pero a partir de los años 80, cuando ingresaron salvadoreños y guatemaltecos, llegaron oleadas de "indígenas pobres, y la sociedad civil y los partidos políticos impulsaron que se reconociera su calidad de asilados, porque cuando el gobierno los deportaba, en Guatemala los mataban".
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