La moratoria detuvo la investigación, opina experto

Desde 95 se preveía ingreso de maíz transgénico al país

Descarta que ese alimento acabe con el hambre

ANGELICA ENCISO L.

La moratoria que se impuso en México para el cultivo de maíz transgénico no impidió la entrada de ese producto ni evitó su propagación a las siembras tradicionales, pero sí ocasionó que se detuviera la investigación correspondiente, declaró Ariel Alvarez, especialista del área de genética y biotecnología del Centro de Investigación Avanzada (Cinvestav) de Irapuato, Guanajuato.

El especialista indicó en entrevista que la presencia de organismos genéticamente modificados en las siembras de la sierra norte de Oaxaca, detectada hace dos años, no estaba descartada, porque desde 1995 se analizaron las posibles consecuencias de que entrara maíz transgénico.

La gente que conoce el manejo de las variedades criollas decía que los granos que ingresaban, pese a no ser semillas, eran usados para sembrar, por lo que no se veía cómo detener el flujo de genes.

El productor, agregó, no ve diferencia para el cultivo entre un grano y la semilla de maíz, por lo que la propagación de transgénicos era una posibilidad que ya se consideraba; de hecho, la discusión estaba en decidir si los países emergentes, que además son centros de origen y pueden tener necesidad de usar esa tecnología, deberían establecer mecanismos de vigilancia y monitoreo.

Los transgénicos son granos o plantas a los que se inserta un gen de una especie diferente para obtener un fin específico. En el caso del maíz en Oaxaca, lo que se puede hacer es que, ante la presencia de transgenes, hay que vigilar la situación y tomar la oportunidad para aprender, aunque algunos centros de investigación ya han estado detrás del problema.

Ante la discusión sobre el levantamiento de la moratoria de maíz por la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados, Alvarez, parte del comité científico de ese organismo, indicó que es necesario hacer "ecología de las especies" para contar con un verdadero análisis de riesgo.

Desde que se desarrollaron los híbridos (productos mejorados genéticamente con variedades de la misma especie), los genes han estado pasando a los parientes silvestres, lo cual puede ser una fuente de información para conocer la forma en que se han modificado estas especies.

Estimó que probablemente las siguientes generaciones de transgénicos vengan acompañadas de un mecanismo que evite la dispersión del transgén, pero serían materiales producidos por las compañías. Si en México se quiere utilizar la tecnología se debe empezar a definir qué genes se buscaría obtener a partir de los efectos social y económico que tendrían.

Agregó que a los grandes productores del norte no se les puede privar de la posibilidad de ser competitivos, por lo que se debe considerar biotecnología que sirva al país; dentro de ésta se debe observar que hay productores que guardan la semilla de un año para el siguiente, lo cual es un problema y un riesgo para la diseminación de genes.

El especialista del Cinvestav descartó el argumento de que los transgénicos servirán para acabar con el hambre: "Quien piense así está fuera de la realidad. Es más bien la suma de agricultura orgánica, manejo de agua, transgénicos y educación de la sociedad".