México D.F. Sábado 22 de noviembre de 2003
ENTREVISTA /JAMES
PETRAS, ESPECIALISTA EN TEMAS ECONOMICOS Y SOCIALES
México sufrirá un desastre si privatiza
su sector eléctrico
UN PROYECTO DE NACION INDEPENDIENTE DEBE SOSTENER ESTA
INDUSTRIA
"Empresas como General Electric, Edison International,
Pacific Gas, Enron, Niagara Mohawk y National Power, responsables de grandes
apagones, son algunas de las que buscan invertir en México, con
todas las facilidades que les ofrece el gobierno"
RICARDO MARTINEZ MARTINEZ * ESPECIAL PARA LA
JORNADA
"Si México permite la apertura al capital privado
de su industria eléctrica, el efecto será catastrófico:
deterioro del servicio, aumento indiscriminado de los precios de consumo,
descenso significativo del empleo, especialmente calificado, y reducción
de los ingresos del Estado", aseguró en entrevista James Petras,
especialista en temas económicos y sociales de la Universidad de
Binghamton, Nueva York.
Al tiempo que el gobierno de Vicente Fox Quesada presiona
para que el Congreso de la Unión reforme los artículos 27
y 28 de la Constitución, y en medio de movilizaciones sociales con
el fin de impedir la desregulación del sector eléctrico,
el influyente analista estadunidense advirtió sobre la creación
de un "monopolio leonino" y los efectos "colaterales" de la apertura energética
nacional.
"El precio del consumo de la electricidad aumentará,
afectando las economías doméstica y manufacturera; los ingresos
del Estado descenderán a un ritmo promedio de tres a uno, es decir,
en tres años los ingresos de las empresas privatizadas cubrirán
los costos de la compra por la imposición de altas tarifas en el
servicio y el Estado dejará de percibir recursos para cubrir necesidades
del gasto público; aumentarán las ganancias de las empresas
privadas suprimiendo gastos de mantenimiento, infraestructura y mano de
obra, con el efecto inmediato de un aumento en el desempleo."
Países como Estados Unidos, Inglaterra, Argentina
y Brasil han vivido los efectos negativos de la privatización del
sector, lo que supondría que México correría con la
misma suerte.
"Eso es lo que hemos visto en todos los países,
y para el caso del socio menor de Estados Unidos no hay excepción";
además, "empresas como General Electric, Edison International, Pacific
Gas, Enron, Niagara Mohawk y National Power, responsables del abandono
tecnológico de amplias redes de energía y de grandes apagones",
son algunas de las "firmas que buscan invertir en el mercado mexicano con
todas las facilidades que les ofrece el gobierno".
El modelo de la administración foxista de entregar
la industria eléctrica gradualmente a empresas privadas es un fracaso,
"y lo que podríamos ver en corto plazo es una aguda descapitalización
del sector y un eventual desmantelamiento de la infraestructura que costó
esfuerzos de años de los trabajadores mexicanos", apuntó
Petras.
El gobierno federal plantea que empresas privadas abastezcan
de energía a las industrias, quitando a la instancia rectora (la
Comisión Federal de Electricidad) su mayor fuente de ingresos y,
con ello, reducir la inversión pública en el sector.
"Hablan de eficiencia, pero si uno compara la distribución
de electricidad por el sector público y el privado; el primero es
mucho más eficiente y estable en sus costos y beneficios, ya que
puede retener un porcentaje de sus ingresos para mejorar y modernizar la
producción de electricidad, mientras la empresa privada retiene
sus ingresos para invertirlos en el mercado financiero, desatendiendo las
necesidades vitales de infraestructura, mantenimiento y alta calificación
de la mano de obra."
Fracasos energéticos
Las
empresas privadas que se establecieron a partir de la desregulación
del sector eléctrico en Estados Unidos e Inglaterra mantienen el
control total de la producción y la distribución, lo que
les permite la manipulación de los precios de consumo.
"En vez de competir entre ellas, empezaron a colaborar
para manipular los precios artificialmente. Manejaron y redujeron la oferta
de la energía para dar la pantalla de que era escasa y, de esa forma,
justificaron un aumento en los precios", explicó el catedrático
estadunidense.
Enron, empresa acusada de fraudes millonarios, "está
involucrada en la crisis de California tras empezar a vender y comprar
electricidad. Cada vez que realizaba una transacción de venta subía
los precios y cuando se trataba de comprar presionaba para que bajaran";
esta manipulación "tiene sus raíces estructurales en la desregulación
y el control de la industria por un pequeño grupo de empresas privadas
que, a raíz de la concentración monopólica, puede
hacer lo que les dé la gana sin que el gobierno tenga instrumentos
para investigar, revisar y limitar sus actividades económicas".
A partir de que los precios de la electricidad se incrementaron
en los países donde se permitió la privatización,
las compañías manufactureras e industriales se endeudaron
con los bancos; así, la cadena de intereses y beneficiarios se fue
agrandando.
"Esa deuda creció hasta que los ciudadanos tuvieron
que fi-nanciar el saneamiento de las compañías privadas,
es decir, mientras las compañías de electricidad tenían
ganancias, el Estado financiaba las pérdidas, interviniendo para
subvencionar y
salvarlas con recursos públicos."
Otro factor importante del fracaso de la privatización
de la industria, sostiene, "es la desarticulación de todo el proceso
de distribución de la electricidad". En las empresas públicas,
la generación y distribución de la energía se regía
en una cadena planificada, mientras en manos privadas las estrategias son
distintas. Por ejemplo, "varias compañías definieron su propio
monto de reservas, invirtieron poco en el mantenimiento de infraestructura
y actuaron sin coordinación; el efecto lógico se materializó
en serios apagones. Las empresas privadas prefirieron sacrificar al consumidor
en aras de mantener altas tasas de ganancia.
"Hay un cálculo para California. El precio por
la privatización y desregulación fue de 71 mil millones de
dólares, que, a la larga, fue costeado por los mismos usuarios,
mientras el precio del megavatio/hora de electricidad en 2000 fue calculado
a 30 dólares, para el próximo año aumentó a
3 mil 880 dólares por la misma unidad de uso", sintetizó
el especialista.
Los problemas en América Latina
Bolivia, Argentina, Brasil y República Dominicana
(donde actualmente hay manifestaciones de rechazo a las privatizaciones)
son ejemplos bien documentados de las grandes estafas, asegura Petras,
y agregó que en esas naciones se utilizó "la ideología
del libre mercado para que los nuevos dueños de la electricidad
fijaran monopolios y oligopolios".
Las promesas de los ejecutivos de las empresas privadas
de bajar las tarifas y hacer más competitivos los servicios fueron
incumplidas. "Cuando dicen que bajan los precios hay que entender que suben,
y cuando señalan la competitividad como efecto automático
de la libre empresa, hay que comprender que las empresas son ineficientes."
Actualmente, en la República Dominicana hay más
de cien sindicalistas encarcelados porque han protestado por los apagones
que duran más de 20 horas en repararse. "Las consecuencias han sido
dolorosas y las empresas extranjeras, particularmente de Europa y Estados
Unidos, son las responsables."
El caso clásico y desastroso de la política
privatizadora de la energía eléctrica es Brasil, "donde hay
una enorme capacidad hidroeléctrica que, al momento de privatizarse,
las compañías comenzaron a importar gas con el propósito
de utilizarlo en las presas generadoras de electricidad. El resultado todos
lo sabemos: aumento inmediato de los costos de producción y consumo".
También el sistema de redes eléctricas quedó
desmantelado, provocando "apagones que nunca existieron antes en ese país
sudamericano; un desastre total".
En síntesis, las firmas corporativas compran las
redes de electricidad, extraen ganancias monopólicas, controlan
los precios y chantajean a los gobiernos con la amenaza de apagones; todo
con el objetivo de obtener el acceso privado a la electricidad.
Lo peor, concluye Petras, es que las empresas controlan
las decisiones principales de la industria eléctrica, que conforma
los nervios centrales de cualquier actividad económica, desde la
doméstica hasta la manufacturera y ensambladora.
En este sentido, añade, los países sufren
la privatización de las ganancias y la socialización de las
pérdidas, "una verdadera desnacionalización de las áreas
estratégicas de los países, lo que supone su recolonización".
Hay opción
Ante este panorama, ¿cuál es la alternativa
para mantener eficiente el sistema eléctrico nacional?
"El mejor sistema de generación y distribución
de electricidad es el público, en el cual trabajadores, técnicos
y ecologistas estén al frente de la dirección de las empresas.
Se trata de una industria planificada, eficiente y que proteja a sus trabajadores,
quienes dan su vida para mantener la industria y las necesidades energéticas
de los países.
"Una empresa pública, libre de corrupción
y con alta responsabilidad ética de cuidar el medio ambiente, es
lo que requiere el planeta.
"Además, es de todos conocido que las empresas
públicas calculan los beneficios no simplemente en las ganancias
anuales, sino también en dar el servicio a los grupos de bajos salarios
que requieren de electricidad para realizar sus tareas cotidianas. El cálculo
sobre los beneficios no es sólo cuánto dinero recaba la empresa,
sino cuánto beneficia a la economía en su conjunto. Esa es
la forma en que veo cómo integrar la industria eléctrica
en un proyecto nacional.
"Hay que entender que debemos analizar este tema en su
totalidad, no de manera aislada de las otras actividades sociales y económicas
del país. Creo que en el caso de México, el Sindicato Mexicano
de Electricistas tiene buen conocimiento de los múltiples efectos
colectivos que puede tener el mantenimiento del sistema eléctrico
en manos públicas."
*Periodista. Trabaja en Radio Educación, es corresponsal
de la página alternativa Rebelión y da clases de periodismo
en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM
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