México D.F. Viernes 14 de noviembre de 2003
Destacan expertos las aportaciones del Colegio
de Posgraduados al desarrollo del campo
La soberanía alimentaria, en riesgo
La intención de liquidarlo, parte de una política
contra el sector rural, denuncian
Advierten que la propuesta gubernamental expone al país
a la dependencia externa
ANGELICA ENCISO L.
Si se consolida la liquidación del Colegio de Posgraduados
no sólo se perderá el trabajo de casi 50 años en materia
de mejoramiento de cultivos, genética, agua y suelo, sino también
el país se volverá totalmente dependiente del extranjero
en lo relativo a alimentos y desarrollo tecnológico y científico,
advirtieron expertos.
Ante el riesgo de que desaparezca uno de los pocos centros
de excelencia del país, como propone el Presupuesto de Egresos del
gobierno federal, investigadores reunidos ayer en la sede del colegio,
en Texcoco, señalaron que la iniciativa ''es un verdadero atentado
a la inteligencia del país; es la punta del iceberg, y en la mira
seguramente están otras instituciones públicas''.
El
colegio, fundado en 1959 con el propósito de contribuir al desarrollo
de la agricultura nacional mediante la formación de especialistas
en ciencias agropecuarias y forestales, así como en la generación
de investigaciones y tecnología, tiene unidades regionales en Campeche,
Puebla, San Luis Potosí, Tabasco y Veracruz.
Durante 44 años ha preparado a 4 mil expertos en
ciencias agrícolas. De las 21 especialidades que ofrece, 19 están
reconocidas en el Padrón Nacional de Posgrados del Consejo Nacional
de Ciencia y Tecnología. Además, 60 por ciento de su personal
académico -500 profesores- tiene grado de doctor y actualmente se
instruye a mil estudiantes.
Tiro de gracia a la inteligencia aplicada
La decisión del gobierno federal de liquidar al
colegio, al Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas, Forestales
y Pecuarias, al Instituto Mexicano de Tecnología del Agua y a la
Comisión Nacional de Zonas Aridas, entre otros organismos, es parte
de una política de ''desmantelamiento de las instituciones del campo
mexicano, por lo que este golpe también va dirigido contra la población
en miseria'', señaló Joaquín Ortiz Cereceres, especialista
en genética.
Agregó que tan sólo en este centro se gradúan
200 doctores al años, y a escala nacional son unos mil.
"Un país sin ciencia no puede aspirar a salir del
atraso", sentenció, y se preguntó si esta institución
de excelencia se pretende desaparecer, qué podrá ocurrir
en el futuro con otras que no están al mismo nivel, situación
que debería preocupar a todo el mundo académico.
''Cancelar los centros de investigación cierra
el paso a la soberanía alimentaria y a la autosuficiencia, porque
es falso que sea más fácil importar alimentos que producirlos.
El gobierno, con su renuncia a apoyar la ciencia y el desarrollo tecnológico,
abre las puertas a los avances extranjeros, que nada tienen que ver con
las necesidades del país", señaló Hedilberto Niño
Velázquez.
Cada profesor que intervino presentó distintos
argumentos en defensa del colegio.
"Contrario a lo que hacen los países de primer
mundo, donde se da prioridad a la investigación básica, aquí
se desmantelan las instituciones de apoyo al productor", lamentó
Gabriel Alcántara. Detalló que las tesis sustentadas por
los egresados tienden a resolver problemas específicos del campo.
Como ejemplo mencionó los trabajos para aumentar el rendimiento
del aguacate, que pasó de 18 toneladas por hectárea a 100,
gracias a investigaciones del colegio.
''En este sitio se rescata la cultura alimentaria del
país, y ahora se pretende matar la investigación y quitar
la dignidad a los especialistas, además de cortar el desarrollo
de las futuras generaciones de científicos", dijo Cristina Martínez.
Ahora, los 500 investigadores del Colegio esperan reunirse
con legisladores para sensibilizarlos acerca de la importancia en las investigaciones
que ahí se realizan, además de que buscarán hacer
un frente con el resto de las instituciones para defender el trabajo científico.
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