México D.F. Jueves 13 de noviembre de 2003
El músico canta al escritor en su más
reciente disco
Un misterio se abre cada vez que se lee una obra de
García Lorca: Avila
ARTURO CRUZ BARCENAS
Cada vez que se lee un poema u obra de teatro de Federico
García Lorca pareciera que las palabras fueran estrenadas; volvemos
a ser contemporáneos del vate porque algún misterio se abre,
expresó Mario Avila, nacido en El Salvador y nacionalizado mexicano,
quien el viernes pasado presentó el libro-disco Lorca: de otro
modo (Ediciones Pentagrama), en el Museo de Culturas Populares de Coyoacán.
En el disco se reunieron 13 temas basados en diversos
poemas de García Lorca, elegidos, musicalizados y cantados por Avila,
con arreglos y acompañamiento en guitarra de Hugo Vázquez,
quien estuvo en el recital. La producción contiene varios textos
sobre el autor de Bodas de sangre, así como fotografías
e ilustraciones de él mismo, y dibujos de Avila.
Avila
comenzó la composición e interpretación de canciones
en sus primeros años como jesuita, en sus variantes de canto gregoriano,
la música de Palestrina y Gesualdo, y cantos extraídos de
la Biblia y del folclor ecuatoriano, que lo marcaron, dijo.
Después interpretó canciones políticas
y de protesta, en apoyo a luchas campesinas. Ha musicalizado poesía
de Ramón López Velarde, Margarita Villaseñor, Luis
de Tavira, José Emilio Pacheco y Jaime Sabines, mexicanos; Ernesto
Cardenal y Joaquín Pasos, nicaragüenses; Claudia Lars y Roque
Dalton, salvadoreños. No obstante, su trabajo más extenso
lo ha dedicado a la poesía de García Lorca y San Juan de
la Cruz. Ha colaborado en programas de radio y televisión. Es escultor
y pintor.
En entrevista, dijo: "Con García Lorca se viene
encima toda la música andaluza que se ha compuesto. Cuando hice
ese trabajo aún no existía el disco de Ana Belén -de
poemas musicalizados-, que es de 1998. Tiene cosas que me gustan, pero
en general como que no estaba en el tono adecuado. En mi caso partí
de cómo lo sentía. Me zambullí en un universo. Algunas
canciones se quedaron a medias, como Romance sonámbulo. Le
quité lo de verde que te quiero verde. Le quito lo obvio.
"Sí hay cosas completas, como las Canciones
y Gacelas, y algunos sonetos, pero del gran poema del llanto
por Ignacio Sánchez Mejía tomé un fragmento donde
viene una semblanza. En el Romance de la casada infiel quité
intencionalmente los primeros versos porque son como muy de cajón."
El colmo de hacerse la vida difícil: "Se los quité
para que no tuvieran ganchos".
Se trata de que cada quien haga su trabajo, de esforzarse
por comprender. Nada de cosas digeridas o deglutidas. "Mi encuentro inicial
con García Lorca no fue con los poemas conocidos, sino con los menos
difundidos. Ahí hallé ese aspecto trágico de él,
y su gran inventiva para describir una situación. De pronto, a través
de uno de sus poemas es posible acercarse a los problemas de los demás."
En el recital manifestó su deleite "por decir los
poemas. En las reuniones familiares o con los amigos lo importante es citar
el poema oportuno, que venga al caso. La adecuación en un concierto
la da el hecho de estar cantando".
Avila ha escrito algunos poemas, pero se considera más
un musicalizador. Destaca los sonetos de Claudia Lars, la poesía
"muy herida" de Margarita Villaseñor... "se me muere tu amor de
tanta herida/ se me muere en los brazos y en la cama, o me lastima este
amor... es un amor tan lleno de cosas cotidianas, de tener que quedar bien
todo el tiempo. Ese es un amor imposible".
Siente que el García Lorca de su disco sí
es "de otro modo. Fue la misma poesía de él la que me dio
ese título. En su libro de Canciones hay poemas-canciones
para terminar, uno de los cuales se llama De otro modo: 'La hoguera
pone al campo de la tarde/ unas astas de ciervo enfurecido./ Todo el valle
se tiende. Por sus lomos,/ caracolea el vientecillo'".
De otro modo, agregó, tiene que ver con
su realidad musical, que deambula entre lo gregoriano y el folclor latinoamericano.
Es autor de sones huastecos, los cuales canta con todo y falsete, que aprendió
al oír a Lola Beltrán y a Miguel Aceves Mejía.
Destacó el trabajo de Hugo Vázquez, quien
hizo los arreglos. "La música que aportó realmente crea."
La mecánica de creación en él es
sui generis: lee un poema y lo comienza a cantar. "Es algo que de
pronto estoy tarareando. Hay un montón de cosas de las que se me
han olvidado las letras, pero la música sigue ahí. En mí
funciona la memoria musical y he recuperado canciones olvidadas."
Una luna grandota estaba en el cielo. Rebotaban las palabras
de García Lorca: "En la luna negra/ de los badoleros,/ cantan las
espuelas./ Caballito negro./ ¿Dónde llevas tu jinete muerto?"
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