.. |
México D.F. Jueves 6 de noviembre de 2003
LA GUERRA SUCIA NO PRESCRIBE
Debe
saludarse, como un importante paso hacia la impartición de justicia
contra los represores del pasado reciente, la decisión adoptada
ayer por unanimidad por los integrantes de la primera sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de considerar que los secuestros
de luchadores políticos y guerrilleros que perpetraron la extinta
Dirección Federal de Seguridad (DFS) y otros órganos del
Estado no sólo no han prescrito, sino que ni siquiera se ha iniciado
el periodo de prescripción.
El fallo explica que las desapariciones forzadas de personas
son, en tanto no aparezcan las víctimas, delitos cuya comisión
continúa. En otros términos, la captura ilegal de Jesús
Piedra Ibarra, su "desaparición" en la DFS y su actual ausencia
son un ilícito que persiste hasta la fecha. Jurídicamente
hablando, pues, ese y otros cientos de desaparecidos políticos permanecen
secuestrados, y los presuntos autores de las correspondientes privaciones
ilegales de la libertad resultan plenamente imputables ante los tribunales.
Lo que podría parecer mera precisión jurídica
reviste gran importancia para procesar y castigar a los responsables aún
vivos de las gravísimas violaciones a los derechos humanos perpetradas
desde el poder público en los gobiernos de Gustavo Díaz Ordaz,
Luis Echeverría Alvarez y José López Portillo, así
como para esclarecer el destino de los opositores políticos, guerrilleros,
sindicalistas y agraristas asesinados durante la guerra sucia emprendida
en esos sexenios, que segó vidas, destruyó familias, desgarró
el tejido social del país y envileció y pervirtió
la institucionalidad nacional.
Ciertamente, la resolución comentada no asegura
por sí misma, ni en forma automática, la impartición
de justicia para todos los crímenes, excesos y abusos de poder a
lo largo de los años sesenta, setenta y ochenta. Después
de décadas de impunidad para los represores, puede resultar exasperante
que apenas se haya logrado crear la posibilidad legal de girar órdenes
de aprehensión contra dos de los presuntos criminales de Estado:
Luis de la Barreda Moreno y Miguel Nazar Haro, antiguos mandos de la DFS,
con los cuales sumarían apenas cuatro los procesados, hasta ahora,
por delitos en el contexto de la guerra sucia, habida cuenta de
que actualmente se encuentran sujetos a juicio por el asesinato de 22 guerrilleros
los generales Mario Arturo Acosta Chaparro y Francisco Quirós Hermosillo.
Desde otra perspectiva, este episodio judicial nos acerca
a la posibilidad de presentar acusaciones formales contra el resto de los
represores, empezando por aquellos a los que se presume responsables máximos
de los delitos de lesa humanidad: Luis Echeverría Alvarez y José
López Portillo. Finalmente, el fallo referido representa una vindicación
de la larga e incansable lucha realizada desde los años setenta
por organismos de defensa y promoción de los derechos humanos, empezando
por los que ha presidido doña Rosario Ibarra de Piedra, madre del
desaparecido para el que ahora empieza a ser posible la justicia.
|