México D.F. Jueves 6 de noviembre de 2003
Sin base legal, un ministro anunció que
se le retiraría la licencia de explotación petrolera
Nueva amenaza contra Yukos sacude los mercados financieros
rusos
Putin asegura que el Estado sólo pretende "que
reine la ley" y no arruinar la compañía
JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL
Moscu, 5 de noviembre. En la guerra del Kremlin
contra el magnate petrolero Mijail Jodorkovsky, el ministro de Recursos
Naturales de Rusia, Vitali Artiujov, se fue de la lengua y acabó
metiendo la pata.
En declaraciones publicadas este miércoles por
el diario gubernamental Rossiskaya Gazeta, Artiujov calificó
de "prácticamente inevitable" el retiro de las licencias de explotación
a la petrolera Yukos.
Aunque
el ministro se refirió sólo a algunos de los yacimientos
petroleros cuya concesión tiene Yukos, la amenaza volvió
a sacudir los mercados y el precio de las acciones del consorcio cayó
de nuevo, perdiendo en un solo día 5 por ciento. Retornó
la incertidumbre acerca del futuro de Yukos, que había empezado
a ceder con el nombramiento de un ciudadano estadunidense, Simon Kukes,
al frente del consorcio, en sustitución de Jodorkovsky, encarcelado
desde el pasado 25 de octubre.
"Si es necesario, vamos a actuar inclusive de modo preventivo.
Una compañía que tiene embargado el paquete de control de
sus acciones, no es una contraparte fiable para la dependencia federal
que otorga las licencias", advirtió Artiujov.
En un solo párrafo, el ministro ruso cometió
cuatro aberraciones jurídicas: no hay ley que permita a esa dependencia
federal actuar de modo "preventivo"; el embargo de acciones no figura entre
los justificantes legales para retirar las licencias; el embargo ni siquiera
afecta a la mayoría de las acciones, quizá no pase de 40
por ciento; y Yukos no ha incurrido en ninguna de las siete causales establecidas
por el artículo 20 de la Ley de Recursos Naturales para quitar las
concesiones de explotación.
Artiujov no pudo haber escogido peor momento para hacer
su "contribución" al acoso contra Yukos, pues el presidente Vladimir
Putin se enteró de la noticia en Roma, en plena conferencia de prensa
al término de sus conversaciones con el primer ministro italiano,
Silvio Berlusconi, justo después de centrar su exposición
en que el caso de Yukos carece de motivaciones políticas y que todo
se hace con estricto apego a derecho.
En la transmisión en directo que hizo la televisión
rusa, pudo verse a un Putin irritado, que trató de salvar la cara
al decir: "Me acabo de enterar que hay una información en el sentido
de que se podría retirar las licencias de explotación a Yukos.
La medida tendría efectos negativos en la economía y, por
otro lado, no existen fundamentos legales para retirar las licencias. Confío
en que el gobierno desista de emprender acciones de ese tipo".
Putin no ocultó el disgusto por la torpeza de sus
colaboradores: "El hecho de que los órganos de la justicia embarguen
acciones y otra dependencia federal quiera retirar licencias, puede dar
la impresión de que el Estado se propone arruinar esa compañía
(Yukos), cuando el objetivo sólo puede ser que reine el orden y
la ley", señaló.
Al ser encarcelado Jodorkovsky, el Kremlin dio instrucciones
al Ministerio de Recursos Naturales de investigar eventuales irregularidades
de Yukos en la explotación de los yacimientos, pero es de suponer
que nadie autorizó al titular de esa cartera a ventilar el encargo
en la prensa.
La inoportuna amenaza de Artiujov, carente de base legal
hasta para el propio Putin, se conoció en Roma apenas un día
antes de que el mandatario ruso se reúna con los líderes
de la Unión Europea. El ambiente no es tan distendido, como en cumbres
anteriores.
En el otro lado del Atlántico se escuchan duras
críticas a Rusia que ponen en entredicho la conveniencia de que
el presidente George W. Bush siga considerando a su colega ruso "aliado
estratégico" (en la lucha contra el terrorismo internacional).
El senador republicano John McCain arremetió contra
el Kremlin, al calificar las acciones contra Jodorkovsky y Yukos de "ataques
rampantes contra las fuerzas de la democracia y el mercado financiero",
lo cual "amenaza con hacer surgir el espectro de una nueva era de paz
fría entre Washington y Moscú".
Rusia respondió a través de su embajador
en Estados Unidos, Yuri Ushakov, quien pidió al gobierno de Bush
"no dejarse influir por tales opiniones, que van contra los intereses verdaderos
de Estados Unidos".
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