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México D.F. Miércoles 5 de noviembre de 2003
Arnoldo Kraus
ADN
Entre muchas de las posibles y reales amenazas que acechan al ser humano del siglo xxi, alarma sobremanera la que podría emanar del mal uso de la información genética. Preocuparse por los avances de las ciencias parecería absurdo, pero no lo es. Suficientes problemas derivados del conocimiento ocurren en la Tierra y en el ser humano. El quid es a la vez obvio y triste: no se plantean "todas" las preguntas y las cuestiones éticas pertinentes antes de practicarse algunos ensayos. Los mejores ejemplos de esas afectaciones son la Tierra y el propio ser humano. De la primera sabemos que la atmósfera, las tierras de cultivo, el agua y el aire se han deteriorado por el uso inadecuado y el abuso de incontables sustancias. De las personas, sobre todo de las que no tienen acceso a la riqueza, sabemos que su calidad de vida se ha deteriorado y que seguramente, en el futuro, seremos testigos de nuevas enfermedades secundarias a la contaminación, al abuso de determinadas tecnologías o a la ingesta de alimentos transgénicos y de aguas sucias. En tiempos de globalización y del avance de la tecnología es pertinente preguntar: Ƒde qué es dueño el ser humano?, Ƒa qué puede aspirar el ser humano inerme?
Los avances en los estudios del genoma humano y de las particularidades del ácido desoxirribonucleico (ADN) deben mirarse con admiración y con inquietud. Admiración por la sabiduría y los beneficios derivados de ésta. Con inquietud, porque no toda la ciencia es ética y porque sus aplicaciones pueden ser "selectivas" y discriminatorias. Recientemente, James Watson, codescubridor de la doble hélice del ADN, firmó un desplegado en apoyo de la Ley de No Discriminación por Información Genética. Entre otras razones, esta iniciativa aflora para contrarrestar algunos de los posibles peligros derivados del análisis del ADN. Los bretes podrían incrementarse si los estudios sobre el genoma provienen de organizaciones privadas y no gubernamentales. En Estados Unidos uno de las dos institutos que lo estudian es privado.
En las de índole privado el afán de "vender", "ofrecer" o "rentar" a una persona para algún trabajo y por determinado tiempo deberá, por necesidad, ser lucrativo y comercial y estar apoyado en bases genéticas "sólidas y confiables". No es necesario inventar términos orwellianos o kafkianos, para comprender que el mercadeo con los seres humanos puede darse si no existe una fuerza que mitigue la influencia de esas organizaciones. ƑSe subastarán superatletas, genios, músicos, presidentes?
James Watson y otros científicos advierten en la Ley de No Discriminación por Información Genética que "todos los humanos llevamos docenas de errores en nuestra secuencia de ADN, pero a nadie se le debe negar un puesto de trabajo, para el que por lo demás está calificado, por causa de los genes que ha heredado", y añaden: "A nadie se le debe negar un seguro sanitario debido a las predisposiciones halladas en su ADN". A esas advertencias debe agregarse que si se extrae ADN sin el consentimiento de la persona se vulnera su autonomía. Por ejemplo del cordón umbilical o de aquellos que voluntariamente donen sangre.
Asimismo, esa fragilidad, "saber que los científicos conocen los defectos del individuo", puede, paradójicamente, impedir el crecimiento de la ciencia; de hecho, muchos han rechazado participar en investigaciones genéticas por miedo a ser discriminados. Otro peligro radica en la inutilidad de predecir la aparición de determinadas enfermedades si no existen medidas preventivas ni posibilidades de cura. ƑQué hacer, por ejemplo, con una mujer que a los 40 años tendrá cáncer de mama o con un individuo que a los 50 años desarrollará la enfermedad de Alzheimer?
Es también obvio que en el futuro las compañías aseguradoras buscarán a toda costa conocer los datos íntimos de las personas para aumentar las primas o simplemente para negar el seguro. Lo mismo sucederá con las empresas, pues la información genética acerca del empleado podría determinar el tiempo de contrato y el salario.
La discriminación en el siglo xxi es un fenómeno constante y en aumento. Existe en todas las latitudes y es suficiente para que la Tierra esté poblada por seres humanos "de primera", "de segunda", "de tercera" y "los últimos", los cuales, ya ni siquiera son personas. La discriminación y el racismo por incontables motivos son datos distintivos de los seres humanos. Siempre han estado presentes y siempre han sido causa de innumerables injusticias, de incontables muertes y espejo del triste mapa actual. Es imposible estar contra la ciencia, pero es irrisorio pensar que la información del ADN será "siempre" bien usada. Basta un poco, sólo un poco de realidad. El mal uso de la información acerca del ADN podría vulnerar, aún más, los derechos humanos.
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