México D.F. Domingo 2 de noviembre de 2003
Marchas y altares en los dos lados de la frontera
para recordar a las víctimas
Ineptitud y corrupción en pesquisas de los asesinatos
de mujeres en Juárez: ONG
Activistas denuncian un virtual estado de sitio en la
región aplicado por las autoridades
RUBEN VILLALPANDO CORRESPONSAL
Ciudad Juarez, Chih., 1º de noviembre. Con
protestas en el consulado de México en El Paso, Texas, en el puente
internacional Santa Fe y en la plaza de armas, además de colocar
altares en las instalaciones de la Universidad Autónoma de Ciudad
Juárez y realizar actividades en el bordo del río Bravo y
ceremonias religiosas en un ejido en el poblado de San Agustín,
fueron recordadas las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez y los
trabajadores indocumentados que han perdido la vida al intentar cruzar
hacia Estados Unidos.
En
El Paso, ciudadanos estadunidenses, coordinados con organizaciones no gubernamentales
(ONG) de Ciudad Juárez y Chihuahua, capital del estado, realizaron,
a las 12 horas, un plantón ante el consulado de México, así
como en 15 ciudades más de Estados Unidos de manera simultánea,
para exigir a los gobiernos estatal y federal de Chihuahua y México
que investiguen los homicidios de mujeres y encuentren a los responsables
de cometer los crímenes.
Las protestas fueron organizadas de manera conjunta por
el grupo Justicia para Nuestras Hijas, de la ciudad de Chihuahua, y el
grupo Amigos de las Mujeres de Juárez, localizado en Las Cruces,
Nuevo México.
Los organizadores informaron que entre las ciudades estadunidenses
donde hubo protestas fuera de los consulados mexicanos destacaron Washington
DC, Nueva York, Chicago, Minneapolis, Dallas, Houston, Austin, San Antonio,
El Paso, Albuquerque, Phoenix, Tucson, Los Angeles, San Francisco y Portland.
Comentaron que en las ciudades donde hubo protestas entregaron
sendas cartas dirigidas al presidente de México, Vicente Fox Quesada,
y al gobernador Patricio Martínez García, en las que detallan
"la preocupación acerca de los asesinatos en serie de cerca de 100
mujeres jóvenes en Ciudad Juárez y la ciudad de Chihuahua,
además de la desaparición de muchas otras más, desde
1993".
Agregan que "nos sentimos igualmente preocupadas por las
acusaciones del uso de la tortura y confesiones forzadas de todas o casi
todas las personas que han sido arrestadas con relación a estos
casos, aunque muchas otras han sido presentadas como los asesinos, los
familiares de las víctimas y la sociedad mexicana rechazan el argumento
de que estos individuos sean los verdaderos asesinos".
"Después de una década, los estadunidenses
estamos conscientes de la ineptitud y la corrupción en el manejo
de las investigaciones de estos crímenes, así como de la
fabricación de evidencias, análisis bastante cuestionables
de ADN y el fracaso en el seguimiento de pistas concretas. Estamos enterados,
comentan, de que una persona detenida murió en la cárcel
en circunstancias sospechosas. Un abogado quien representaba a uno de los
acusados fue muerto a balazos por policías que luego fueron absueltos
de todo delito. También sabemos que en mayo de 2003 la ciudadana
estadunidense Cynthia Kiecker, de Minnesota, y su esposo mexicano Ulises
Perzabal fueron torturados para que se confesaran culpables del asesinato
de Viviana Rayas en la ciudad de Chihuahua".
En escuelas preparatorias y en la Universidad Autónoma
de Ciudad Juárez se colocaron altares en honor de las víctimas.
En el poblado de San Agustín, varias ONG realizaron un acto religioso
en el sitio donde fueron encontradas tres mujeres baleadas por un presunto
narcotraficante hace cuatro meses.
En
el bordo del río Bravo la organización Kasa realizó
actividades recordando a las muertas y los muertos, y demandando que terminen
con la militarización de la frontera en ambos lados, ya que las
corporaciones policiacas han aplicado una especie de estado de sitio en
el que revisan vehículos, documentos y pertenencias de quienes salen
de sus casas de noche, sobre todo si son jóvenes.
Por otro lado, una niña de un año tres meses
fue lesionada de un balazo por un hombre en estado de ebriedad que accionó
su arma cuando la menor era cargada por su mamá.
Los hechos se registraron en la colonia Insurgentes, donde
Nancy Ramos Martínez, de 23 años de edad, informó
que escuchó una detonación de arma de fuego, para después
percatarse de que su hija había sido herida.
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