México D.F. Domingo 2 de noviembre de 2003
Celebraron partido de futbol rápido para
inaugurar instalaciones deportivas de la AFI
Cueriza a reporteros por parte de elementos de la PGR:
al final, 10-4
El general Macedo de la Concha, quien encabezó
su equipo, marcó dos anotaciones
GUSTAVO CASTILLO GARCIA
Con saña, como si se tratara de cobrar facturas
por el contenido de notas que disgustan a las autoridades, los elementos
de la Agencia Federal de Investigación (AFI), encabezados por su
jefe, el procurador Rafael Macedo de la Concha, golearon 10 a 4 al representativo
de los reporteros que cubren la fuente de la Procuraduría General
de la República (PGR).
Con un partido de futbol rápido entre funcionarios
y reporteros, el alto mando de la PGR decidió celebrar la inauguración
de las instalaciones deportivas, y también los dos años de
creación de esta corporación policiaca.
En
este encuentro la confrontación no sólo estuvo en la cancha,
ocurrió también en las gradas. Los afis y funcionarios de
la PGR que integraron la porra de la corporación dieron muestra
de sus dotes de defensores de los derechos humanos y coreaban "acribíllendolos,
masácrenlos, fusílenlos, mátenlos", en tanto las esposas
y acompañantes de los reporteros respondían con gritos de
"háganles el antidoping, y que se vea por qué esos
cabrones no se cansan".
Macedo de la Concha, quien jugó todo el partido
con lentes oscuros, dirigió la embestida e inclusive anotó
dos goles. Los reporteros-futbolistas, faltos de condición, sin
estrategia ni orden, mostraron que su culto al dios Baco influyó
en su desempeño y cayeron en la trampa de enfrentar a un rival que
demostró preparación física y buen manejo del balón.
La humillación comenzó desde el momento
mismo de presentarse los equipos. Los representantes de la PGR vistieron
ropa de marca Umbro y los representantes de los medios de comunicación,
uniformes Galgo.
Al inicio del encuentro los reporteros se fueron al frente
en el marcador, y mantuvieron a raya al equipo oficial sólo durante
15 minutos. Al terminar el segundo cuarto, el tanteador ya hacía
evidente la superioridad de los afis y su jefe, 6-3.
Caro salió adelantar en el marcador, y con ello
quedar registrado en los anales de la historia de esas instalaciones que
los reporteros metieron el primer gol. Luego vino la lluvia de cuero.
El Yunque se hizo presente no sólo en el marcador,
también en la cancha, y Ramón Muñoz, encargado de
la Oficina Presidencial para la Innovación Gubernamental, festejó
su gol abriendo los brazos como si fuera un avión.
Todavía al medio tiempo el procurador se solazó
de la parcial victoria ante los reporteros, quienes le hicieron una breve
entrevista. Los profesionales de la tecla le preguntaron cuál sería
la estrategia para el segundo tiempo y él respondió que seguir
presionando, corriendo y haciendo su mejor esfuerzo. De manera lacónica
un reportero le dijo: "Pero nos está dejando mal parados, señor".
Macedo, devolvió: "No, no, al contrario. Yo creo
que esto nos ayuda a todos y, además, está muy bueno el juego
y los muchachos están jugando muy bien. Lo que pasa, bueno, hay
que atinarle al arquito, y eso es lo que está fallando, pero vamos
a que le apunten bien y le apuntamos nosotros".
Esta vez el procurador Macedo ya no fue el jugador del
equipo de la PGR que mejor reconoció el terreno a ras de piso, como
ocurrió en el encuentro con funcionarios de la embajada de Estados
Unidos; jugó, demostró condición física y tuvo
visión para anotar a pesar de sus anteojos oscuros.
El derrame que padece en el ojo derecho esta vez no fue
obstáculo para que asistiera al acto, como sí ocurrió
con la reunión en la cual se dieron a conocer las facultades de
la comisionada para esclarecer los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez,
a la que no acudió por recomendación médica.
Al final, el marcador fue de 10-4; otra vez la derrota
inmisericorde para el equipo de reporteros que alguna vez tuvieron la ilusión
de ganar, y aunque lo intentaron con un sinnúmero de cambios, cuando
los viejos entendieron que los jóvenes podían hacer un mejor
papel, el esfuerzo ya resultó inútil.
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