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México D.F. Jueves 23 de octubre de 2003
LA PRIVATIZACION ELECTRICA NO PASARA
En
la bancada priísta en el Senado de la República se impuso
ayer una línea de clara defensa de la industria eléctrica
nacional. Esa postura, encabezada por Manuel Bartlett, que refleja los
estatutos partidarios del tricolor, fue adoptada por la fracción
partidista en una reunión que duró más de nueve horas
y en la que se acordó demandar al actual liderazgo priísta,
que preside Roberto Madrazo, poner fin a su ambigüedad en la materia
y adoptar definiciones claras.
El hecho representa un dato esperanzador para la principal
fuerza electoral del país, en la medida en que da pie a una recuperación
de principios históricos fundamentales del Revolucionario Institucional
-que es, a fin de cuentas, sucesor político de los partidos Nacional
Revolucionario y de la Revolución Mexicana-: la defensa de la soberanía
y de los recursos naturales, principios que fueron paulatinamente desechados
en los gobiernos de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo.
Al mismo tiempo, la postura adoptada por los senadores del tricolor implica
fortalecimiento para los sectores políticos, sociales, sindicales,
agrarios, académicos, cul-turales y mediáticos que han venido
reclamando la preservación del carácter público y
nacional del sector eléctrico.
En forma paralela, la resolución de la bancada
senatorial priísta es una clara derrota -la segunda en tres días,
luego de los comicios legislativos y municipales en Tabasco- para el actual
presidente del partido, Roberto Madrazo Pintado, quien había mostrado
disposición a respaldar las propuestas privatizadoras de la industria
eléctrica presentadas por el Ejecutivo federal. En forma inequívoca,
los legisladores del Revolucionario Institucional demandaron detener los
coqueteos de Madrazo y de la secretaria general partidista, Elba Esther
Gordillo, con la iniciativa del presidente Vicente Fox para abrir la puerta
de la generación eléctrica a la inversión privada.
Así pues, no se trata sólo de un revés para la veleidosa
y pragmática directiva priísta, sino también para
el empecinamiento privatizador del grupo gobernante.
La decisión comentada representa adicionalmente
un golpe para los intereses empresariales trasnacionales empeñados
en apoderarse de la energía y los recursos naturales de México,
así como para quienes los representan: los políticos e ideólogos
neoliberales que buscan confundir a la opinión pública con
el argumento de que sin apertura eléctrica y energética en
general no puede haber crecimiento económico. Esos operadores y
pensadores de las aperturas a ultranza y del remate de los bienes y servicios
públicos no han tenido buenos momentos últimamente. Al fracaso
de la reunión de la Organización Mundial de Comercio en Cancún
debe sumarse el surgimiento de propuestas alternativas al neoliberalismo,
como la expresada la semana pasada por los presidentes brasileño
y argentino, Luiz Inacio Lula da Silva y Néstor Kirchner, quienes
propusieron el llamado Consenso de Buenos Aires como una forma humanista,
social y equitativa de enfrentar el pavoroso y criminal desorden mundial
que conlleva la globalización descontrolada.
Habida cuenta del peso de la fracción priísta
en el Senado de la República, y si sus integrantes se sostienen
en lo acordado ayer, cabe anticipar que la reforma eléctrica, tal
como la plantean el gobierno y los intereses trasnacionales, no pasará,
y eso es una buena noticia para el país, su soberanía, las
perspectivas de la justicia social y para la viabilidad misma de México.
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