México D.F. Jueves 23 de octubre de 2003
Todos los ojos del mundo puestos en Bolivia, todos los oídos en la radio
Decisivos para el triunfo de la sublevación, los medios independientes y alternativos
Apedreados por alteños, autos de periódicos y televisoras que apoyaron a Sánchez de Lozada
LUIS A. GOMEZ ESPECIAL PARA LA JORNADA
La Paz, 22 de octubre. "Buenas noches, mi nombre es Miguel Condori, vivo en la zona de la Portada, acá en El Alto", se escuchaba una voz en la radio. "Quiero decirles que lo que nos ha pasado hoy día es terrible... nos han matado. Mucha gente está herida. Este gringo asesino nos ha baleado", y a la voz seguía un llanto incontrolable.
Era ya más de la medianoche y los vecinos alteños seguían llamando a Radio Er-bol, una estación de instalada en La Paz pero con cobertura nacional... ese domingo sangriento, 12 de octubre, el ejército y la policía habían perpetrado la primera de las dos matanzas que incendiaron definitivamente el ánimo de la gente.
En este conflicto, radios como Erbol, Pachamama -en El Alto- y la red Pío XII, en el interior del país, al igual que varios medios alternativos como las agencias Bolpress y Econoticias, jugaron un papel decisivo en la revuelta popular boliviana, para mantener informada a la gente y al exterior de todo cuanto ocurrió.
Erbol es "una radio que tiene como postulados la defensa de la vida, de la democracia y escuchar al ciudadano", define Andrés Gómez, jefe de noticias de la emisora."Estábamos obligados a hacer el trabajo informativo, por lo que cambiamos nuestro horario, que normalmente es de 5:30 a 12:30 horas", explica acerca de la decisión de dar total cobertura a los sucesos que terminaron, por ahora, con la caída de Gonzalo Sánchez de Lozada.
Ubicada en el cuarto piso de un vetusto edificio a una cuadra de Plaza Murillo, a Radio Erbol se sube en un ascensor rojo que tiene más de medio siglo de vida.
"Erbol significa Educación Radiofónica de Bolivia. La institución tiene 36 años de existencia; cumplió dos años el pasado 18 de julio", aclara Gómez. "Tenemos principios y un manual de estilo, y creemos firmemente en el derecho a la información, que está consagrado en la Constitución".
Radio Erbol se convirtió durante siete días en la ventana que informó al mundo de manera inmediata lo que pasaba en Bolivia. Su señal fue bajada de satélite a varios sitios de Internet, lo que permitió a la emisora tener, tal vez, la más amplia audiencia en la historia de este país.
Dice Andrés Gómez que "lo que pasa es que estamos afiliados a la Asociación Latinoamericana de Educación Radial, con se-de en Quito, y teníamos más de cien estaciones del continente pendientes de nosotros. Fue así que un colega nos dijo una noche: 'Tenemos todos los ojos puestos en Bolivia y todos los oídos escuchando Erbol'".
La radioemisora fue acusada de "sediciosa" por un viejo político del partido de Sánchez de Lozada, que no prosperó; fue desmentida por el vocero del ex presidente.
Pero el jueves 16, en la noche, desconocidos dinamitaron la antena de la radio católica Pío XII, en Oruro, una de las decenas de emisoras que se enlazan en todo Bolivia con Erbol a la hora de los noticieros.
Sin embargo, Radio Erbol nunca pidió la renuncia del presidente boliviano, o cosa alguna, y su mayor valor estuvo en que, dice Gómez, "estábamos obligados a convertirnos, más que en un medio de difusión, en un espacio de comunicación para la gente; recibíamos llamadas que reflejaban miedo, tristeza, rabia... todo".
Dos periódicos independientes
Algunos medios impresos paceños también jugaron un rol destacado estos últimos días. El semanario Pulso lanzó una edición de cuatro páginas, el miércoles 15, con dos no-tas y varias fotografías, cuyo titular era "En nombre de la democracia, el presidente debe renunciar".
Fue una decisión unánime, cuenta su jefe de redacción, Gustavo Guzmán: "No sólo estuvimos de acuerdo los periodistas y el director, también el consejo editorial y la junta directiva. Proponer la renuncia del presidente fue producto de nuestro análisis de la realidad del país, porque queríamos ir más allá de la noticia".
La edición, de 3 mil ejemplares, fue in-cautada en gran parte. Pero algunos circularon entre la gente, y Pulso fue pegado en algunas paredes.
"Yo lo vi en la esquina de la avenida Ma-riscal Santa Cruz y Colón; ese fue el impacto de nuestro trabajo", recuerda Guzmán.
Uno de los más cercanos colaboradores de Sánchez de Lozada llamó a Guzmán para preguntarle si creían que "Carlos Mesa y sus amigos podían resolver los problemas del país", lo que para el periodista de Pulso "fue nada más un producto de la situación en que se encontraba el país".
Descarta que el hecho fuera una amenaza velada, aunque acepta que por seguridad trasladaron la redacción temporalmente a otro lugar durante esa semana.
Otra suerte fue la de Walter Chávez, di-rector de El Juguete Rabioso, popular pe-riódico quincenal de "libros, ensayos y co-sas peores" con cuatro años de vida.
El lunes 13 de octubre, luego de conocida en detalle la primera matanza en El Alto, Chávez editó una edición extra "dedicada a la resistencia popular de El Alto. Creemos que fue importante porque hasta ese entonces los medios hablaban de enfrentamientos y no de matanza, como lo hicimos".
Dicha edición circuló en las calles de La Paz, sobre todo en la zona de la Plaza de San Francisco, donde se concentraba la movilización popular. Fue distribuida en forma gratuita.
El miércoles 15, Walter Chávez trató de seguir editando el diario. Pero fue acosado por agentes del gobierno, que lo fueron a buscar a su oficina.
"Ese día, entre las 16 y las 20 horas, el gobierno declinante intentó frenar la actividad de muchos periodistas, y el intento de detención nuestro se enmarcó en esa operación", asegura.
Hoy, la credibilidad de muchos medios bolivianos parece estar por los suelos, o eso indicaban camionetas y automóviles propiedad de televisoras y otros medios que fueron apredreados por vecinos alteños todos los días de la semana pasada.
El día de la marcha aymara, don Amancio Sarzuri sentenciaba: "Mucho mienten, por eso no los queremos cerca. ƑPara qué? Si igual tenemos que manifestarnos para que nos escuchen".
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