México D.F. Jueves 23 de octubre de 2003
Funcionario del Kremlin amenaza con lanzar una
bomba, "y asunto resuelto"
Tensión entre Rusia y Ucrania por una pequeña
isla en el estrecho de Kerch
No descartan observadores que la bravata sea táctica
electoral del entorno de Vladimir Putin
JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL
Moscu, 22 de octubre. Una pequeña isla,
de apenas siete kilómetros de largo por 600 metros de ancho, cuyo
valor estratégico es inversamente proporcional a su tamaño,
tiene a Ru-sia y Ucrania en el momento más tenso de su relación
desde que estos países eslavos lindantes se dieron a la vida independiente
en 1991, una vez disuelta la Unión Soviética.
Funcionarios
de ambos lados, han contribuido a desbordar los ánimos de confrontación
con declaraciones subidas de tono.
Así, en lo que todavía no se sabe si fue
una broma desafortunada o un peligroso artilugio electorero (a mes y medio
de los comicios para renovar la Duma), el jefe de la Oficina de la Presidencia
rusa, Aleksandr Voloshin, llegó a decir que, si es necesario, "echamos
una bomba, y asunto resuelto".
De esa manera, aunque la amenaza se produjo en un encuentro
off the record con re-porteros rusos y ucranianos, Voloshin propuso
resolver la disputa territorial que, de unos días para acá,
enfrenta cada vez más a Rusia y Ucrania en torno a la soberanía
sobre la isla Tuzla, pequeña llave maestra para controlar, en el
estrecho de Kerch, el tráfico de embarcaciones entre los mares de
Azov y Negro.
Cuando la noticia ocupó titulares en la prensa
del vecino país, lo que provocó una virulenta reacción,
sin faltar los legisladores que demandaron restablecer el estatus nuclear
de Ucrania para responder "sin contemplaciones", la cancillería
rusa no confirmó las declaraciones de Voloshin.
Ni falta que hacía, pues la oportuna filtración
consiguió el impacto mediático que buscaba. El párrafo
más controvertido de Voloshin, a juzgar por las encuestas de opinión
realizadas aquí en días recientes, resultó del agrado
de la mayoría de los rusos que, colocados ante el dilema, prefieren
"recuperar la isla que mantener buenas relaciones" con Ucrania.
Voloshin, según la versión coincidente de
varios reporteros, dijo: "Rusia nunca va a de-jar a Ucrania el estrecho
de Kerch. Ya tenemos suficiente con que Crimea (regalada por Nikita Jruschov)
sea ucraniana, y a duras penas pudimos tranquilizar a nuestra gente al
respecto. Ya no permitiremos que nadie se burle de los rusos. Si es necesario,
haremos todo lo posible y hasta lo imposible para hacer respetar nuestra
posición. Si es necesario, echamos una bomba, y asunto resuelto".
Mientras Moscú aclara el malentendido con Kiev,
muchos electores rusos se volverán a sentir identificados con un
gobierno que, de nuevo y oportunamente, sale en de-fensa de los intereses
nacionales o, desde la perspectiva de los nostálgicos, reivindica
un comportamiento digno de potencia nuclear.
Para no estropear esta estratagema, una de las muchas
que los operadores políticos del Kremlin ponen en práctica
para sumar votos en diciembre, su prioridad ahora es contener la reacción
de Ucrania, que este miércoles adquirió rasgos alarmantes.
Junto con el despliegue adicional de tropas guardafronteras
en la isla Tulza, el ejército de Ucrania llevó a cabo ejercicios
militares en el estrecho de Kerch con lanzamiento de misiles. La víspera
se produjo un incidente entre un barco mercante ruso y una patrullera ucraniana
que pudo haber acabado mal, al aparecer en la zona buques de guerra de
Rusia.
El presidente Leonid Kuchma, quien se encontraba en Brasil,
primera escala de un recorrido por varios países de América
La-tina, suspendió la gira y regresó a Ucrania.
Su colega ruso, Vladimir Putin, prefirió -en la
misma línea sugerida por Voloshin- ir a Kirguistán, donde
este jueves inaugurará una base aérea rusa.
La televisión local al servicio del Kremlin sobredimensiona
la noticia, y a nadie parece importar que instalar ahí entre 10
y 15 aviones de combate rusos no contrarresta, ni de lejos, la red de bases
militares que Estados Unidos ya tiene en la región de Asia central.
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