Triunfó el abstencionismo

Revés electoral para Putin en San Petersburgo

JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL

Moscu, 22 de septiembre. El presidente Vladimir Putin sufrió un descalabro en las urnas al no poder ganar su candidata a gobernadora de San Petersburgo, Valentina Matviyenko, a pesar de que volcó en favor de ella toda la maquinaria del Kremlin y, según se denunció, hasta transgredió la legislación electoral.

La gran sorpresa del pasado domingo fue el rechazo de los votantes a prestarse al juego de quienes creen que lo único que cuenta, en cualesquiera comicios en este país, es imponer a la persona que mejor sirve a los intereses de la élite gobernante en Moscú.

El método, que puede ser efectivo en tiempos de guerra para la república separatista de Chechenia, donde el próximo 5 de octubre se consumará la farsa que el Kremlin llama elecciones presidenciales, falló estrepitosamente en la segunda ciudad en importancia de Rusia al ser más complicado cometer ahí un fraude tan obvio.

Los promotores de su postulación pensaron que con un mínimo de participación fijado en tan sólo 20 por ciento del padrón, Matviyenko sacaría sin problemas 50 por ciento más uno de los votos emitidos.

En el peor escenario de abstencionismo, Matviyenko necesitaba 350 mil y un votos de un total de 3 millones y medio de electores, algo que el Kremlin daba por sentado.

Matviyenko consiguió 48 por ciento de los sufragios, resultado en realidad muy pobre al tomar en cuenta que acudió a las urnas apenas 29 por ciento del padrón.

En otras palabras, la mayoría de los paisanos de Putin -el contundente 71 por ciento que decidió boicotear la votación, junto con el 11 por ciento que sí participó pero marcó en sus boletas la opción "contra todos"- rechazó la imposición de Matviyenko.

La legislación establece que el mandatario debe mantenerse equidistante de los candidatos, pero Putin hizo evidente su respaldo a Matviyenko. A modo de cierre de campaña, todos los canales de la televisión estatal difundieron una cordial plática entre ambos, en la cual el inquilino del Kremlin instó a su favorita, como si ya hubiera ganado las elecciones, a elaborar sin demora el presupuesto para el primer año de su gestión en San Petersburgo.

En octubre, segunda ronda

Anna Markova, la actual vicegobernadora, fue segunda en la votación con 16 por ciento de los sufragios, y pasará a una segunda vuelta con Matviyenko, convocada ya para el próximo 5 de octubre.

La postulación de Markova se interpretó como una suerte de desafío a Moscú, toda vez que el anterior gobernador, Vladimir Yakovlev, al ser forzado a renunciar y recibir como premio de consolación un cargo en el gobierno federal, se comprometió a que sus antiguos colaboradores no entorpecerían la ascensión de Matviyenko.

Después de un gris desempeño como viceprimer ministro de Rusia a cargo de la política social, Matviyenko no era la candidata más fuerte en el equipo de Putin para gobernar San Petersburgo, pero sí la más manejable desde el Kremlin.

Esta paradoja -y la ruptura del acuerdo con la gente de Yakovlev- derivó en la necesidad de ir a una segunda vuelta.