.. |
México D.F. Lunes 22 de septiembre de 2003
Ovaciones de pie, en concierto del 75 aniversario
de la Orquesta Sinfónica Nacional
Dirigido por Diemecke, el público entonó
Gloria, de Vivaldi, junto con los Niños Cantores de Viena
FABRIZIO LEON
Al finalizar el sábado el segundo concierto inaugural
de los festejos por el 75 aniversario de la Orquesta Sinfónica Nacional,
su director, Enrique Diemecke, hizo cantar, junto al coro de los Niños
Cantores de Viena, al público que abarrotó el Palacio de
Bellas Artes y que de pie entonó el himno litúrgico de Antonio
Vivaldi, Gloria.
Luego
de una larga ovación y con la clásica petición del
encore, al término del concierto el director, visiblemente
emocionado, solicitó varias veces a su orquesta que agradeciera
el gesto del respetable y, sobre todo, a los 24 niños europeos,
quienes al fondo del escenario y sin inmutarse, agachaban la cabeza como
parte del ritual, luego de haber ofrecido un extraordinario recital con
sus finas voces, las cuales colocaron la obra de Giovanni Battista Pergolesi
(1710-1736) literalmente en el cielo y en la nieve que resalta de los volcanes
que el pintor Gerardo Murillo, Doctor Atl, plasmó en la cortina
de cristal que adorna el escenario principal del recinto, como cuando interpretaron
el Stabat Mater, poema musical integrado por 13 movimientos, varios
de éstos entonados por solistas de los Niños Cantores de
Viena, quienes estuvieron acompañados por el coro de Bellas Artes.
El público, conformado por cientos de familias,
aplaudió fuerte a la orquesta. Como es costumbre, su director ofreció
de regalo una fracción de la pieza clásica de Vivaldi que
acababa de interpretar, Gloria, y pidió a los asistentes
que se pusieran de pie y siguieran la letra del coro que aparecía
en una pantalla, acompañando a los Niños Cantores de Viena;
"es una oportunidad única", advirtió, y así de muy
buen ánimo cantaron al unísono miles de admiradores del bell
canto, mientras Enrique Diemecke se volteaba frente a ellos para dirigirlos,
creando así una emotiva atmósfera, y si bien no fue correcta
la entonación masiva, sí llegó a encantar durante
breves segundos el orgullo del publico, que por fin vio sonreír
a varios de los Niños Cantores de Viena, ante la ovación
de sus esporádicos acompañantes a quienes sólo se
les entendió la frase "Gloria in excelsis".
|