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México D.F. Miércoles 3 de septiembre de 2003
ASTILLERO
Julio Hernández López
(F)Acción Nacional
Cambios para quedar bien con el PAN y la ultraderecha
Improvisaciones y manoseos
A UNAS CUANTAS HORAS de haber convocado a lograr una unidad nacional y no faccional, el presidente Fox hizo movimientos en su gabinete para satisfacer el interés del Partido (F)Acción Nacional, habilitando a un ex dirigente de esa organización como saltimbanqui presuntamente bueno para todo que desde la Secretaría de Energía operará en materia de reformas legislativas del ramo como coordinador alterno de los diputados federales panistas (tal vez para dar oportunidad a que Francisco Barrio Terrazas ayude en su tarea al comisionado gubernamental que atenderá el caso de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez), a un ultraderechista como secretario del Medio Ambiente, pero también como mecánico en jefe de las reparaciones electorales que el panismo de Jalisco necesita, a otro dhiaco -especializado en el combate desmañanado del pejelagarto- como procurador federal para la Protección del Ambiente, y a un ruidoso economista de simplismos como director de Banobras.
PARA PARTIDIZAR EL GABINETE, y demostrar que en su caso el interés del P(f)AN sí está por encima de los himnos a la concordia que apenas la víspera había entonado, el Presidente de la República echó mano de mecanismos desaseados. Felipe Calderón Hinojosa, por ejemplo, había sido nombrado director de Banobras apenas el 12 de febrero del presente año, en relevo del priísta Tomás Ruiz y sin tener mayor mérito para tal cargo que el haber sido abogado de una firma bancaria. En esos seis meses de anodino ejercicio, el punto más destacado de la gestión de Calderón Hinojosa fue la aceptación de un crédito hipotecario en su favor que luego, ante las críticas que tal aprovechamiento le generó, hubo de devolver con ánimo de apaciguar escándalos. Pero, al estilo del priísmo presuntamente expulsado de Los Pinos, Calderón Hinojosa tuvo una pronta segunda conversión: de apresurado experto en banca de obras y servicios públicos, fue nominado secretario de Energía para beneplácito de Big Brothers internacionales como son los inversionistas extranjeros a quienes se pretende convencer de que la reforma eléctrica será alcanzable en un lapso breve gracias a las habilidades negociadoras y concertadoras de quien fue el presidente nacional del PAN y coordinador de la bancada panista en San Lázaro, así sus buenas cuentas en ambos cargos hayan sido más teóricas y declarativas que reales.
EL HUECO DEJADO por el Milusos de la Transición Inacabada fue cubierto por Luis Pazos, el economista que abandonó en los últimos instantes su curul de San Lázaro para autoemplearse como vocero de la Secretaría de Hacienda en tanto se le acomodaba en algún changarro más decoroso, como resultó rápidamente ser el Banobras dejado por el felipismo trashumante. El 25 de agosto recién pasado, al dar a conocer por sí mismo su designación como jefe de la Unidad de Vocería y de Comunicación Social de la Secretaría de Hacienda (de crítico en los medios, a diputado oficialista, a vocero de una dependencia del Ejecutivo y a director de un banco gubernamental), el seguidor de los Pazos de Fox escuchó a un reportero preguntar: "ƑSeñor, se pone la camiseta de Hacienda, entonces?", y le respondió: "Así es. Me pongo la camiseta de Hacienda, me pongo la camiseta del presidente Fox y me pongo la camiseta de México". Otro periodista indagó: "Se dice que usted sería el facilitador del Congreso, ahora lo están premiando. ƑPero no esperaba usted otro puesto más que el de vocero?", y a ocho días de ser nombrado en Banobras Pazos aseguraría: "Yo no esperaba ningún otro puesto más. Yo estoy donde creo que me gusta y donde creo que puedo servir. Creo que es un puesto muy importante, y los puestos los hacen las personas".
UNA SEMANA ANTES de que al fin se materializara su largamente buscado arribo al rango superior del gabinete (era director de la Comisión Nacional Forestal -Conafor-, oficina que nunca le pareció de suficiente importancia y desde la cual se la pasó promoviendo una y otra vez su postulación a cuanta cartera le parecía tambaleante, sobre todo las de Agricultura y de Medio Ambiente), Alberto Cárdenas Jiménez andaba en plena talacha partidista: "Me parece que Jalisco, a pesar de que fue el estado que más votos le dio al PAN a escala nacional, aún así sabemos que los resultados no fueron los esperados y por lo tanto tendrá, bajo mi punto de vista, que hacerse cirugía mayor". Siempre peleado con el gobernador Francisco Ramírez Acuña (perteneciente éste a la corriente llamada tradicionalista del panismo jalisciense, que ganó la candidatura a la sucesión de Cárdenas Jiménez a la facción de éste, conformada por dhiacos y otros ultraderechistas que desde entonces mantienen sitio político permanente contra el mencionado Ramírez Acuña), el ahora secretario federal se ha entrometido sin cuidado alguno en la vida política jalisciense. Por ello, el pasado 26 de agosto promovía la destitución de comités estatal y municipales de Jalisco que no le agradan: "Estatal y municipales, cada cual en su escala, en su altura, en su capacidad y posibilidad, tendrán que rehacerse de nuevo", decía a la prensa apenas unos minutos después de haber firmado un convenio de intercambio de información entre la Conafor y el INEGI.
OTRO NOMBRAMIENTO con sabor a pago electorero es el dado a José Luis Luege Tamargo para que se ocupe de la Procuraduría Federal de Procurador al Ambiente a cuenta de los servicios mañaneros prestados en la confrontación por encargo contra Andrés Manuel López Obrador. Mariscal del mayúsculo fracaso reciente en la lucha electoral de la ciudad de México, personero de Luis Felipe Bravo Mena y la corriente ultra (también el DHIAC como fuente original) que desplazó del escenario blanquiazul chilango a personajes como Gonzalo Altamirano Dimas y Miguel Hernández Labastida, Luege Tamargo relevó a José Campillo García, abogado de 52 años que en los tiempos del priísmo había sido subsecretario de Regulación y Fomento Sanitario y director jurídico de un área de transferencia de tecnología.
DE UN GOLPE, pues, el presidente Fox sepultó ayer el espejismo de los head hunters, lanzó huesos al panismo ansioso, consolidó a la ultraderecha yunquista y dhiaca, avanzó en la reinstalación de las costumbres priístas en Los Pinos, y demostró que las frases de presunta altura política lanzadas en el tercer Informe de Gobierno no son sino, para variar, palabras huecas a las que la realidad no se tarda casi nada en desmentir. Fax: 56 05 20 99 [email protected]
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