México D.F. Viernes 22 de agosto de 2003
Celebran designación de misiones como Patrimonio Cultural
Ocupa México sexto lugar en el mundo en declaratorias
Las construcciones, ejemplo del diálogo respetuoso entre indígenas y conquistadores, indica León-Portilla
ANGEL VARGAS ENVIADO
Jalapan de Serra, Qro., 21 de agosto. La delirante hermosura de las fachadas e interiores barrocos de las cinco misiones franciscanas que se extienden a lo largo de la sierra Gorda de Querétaro las convierte en un conjunto arquitectónico único en el mundo. Son muros, frisos y detalles que hablan del sincretismo cultural y religioso entre indígenas y españoles durante la conquista, con gran e impactante exuberancia estética, inequiparables ejemplos del arte mestizo. El grado de su conservación es notable a primera vista, no obstante que han transcurrido casi tres siglos desde su construcción.
Tales características, entre otras, les valieron ser inscritas, como conjunto, en la lista del Patrimonio Cultural de la Humanidad de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) el 2 de julio, con lo cual México suma ya 23 de esos bienes en ese listado y se sitúa como el país número uno de América en el renglón y el sexto a escala mundial.
Si bien la declaratoria se dio hace más de mes y medio, las autoridades mexicanas hicieron oficial este reconocimiento anoche, mediante la realización en este municipio de una ceremonia protocolaria.
El gobierno de Querétaro y las autoridades de los municipios donde se encuentran las misiones habían preparado tremendo pachangón para la fecha. Sin embargo, Tláloc les jugó chueco y, debido al torrencial e interminable aguacero, la verbena popular quedó sólo en una breve serie de discursos no mayor de media hora.
Los oradores fueron el connotado historiador Miguel León Portilla, el director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el gobernador de la entidad, Sergio Raúl Arroyo e Ignacio Loyola Vera, respectivamente. Considerado uno de los principales impulsores de la iniciativa para que las misiones de la sierra Gorda fueran declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad, León Portilla destacó que, además de su belleza material, el valor de dichas edificaciones estriba en que son de las pocas que existen en el país que fueron erigidas mediante el diálogo pacífico entre indígenas y conquistadores.
Explicó que no obstante que desde el siglo XVI existía presencia española en la zona, fue hasta el XVIII que los misioneros franciscanos y dominicos lograron la conversión definitiva de los indígenas al cristianismo.
"Gracias a fray Junípero Serra se realizó en la sierra Gorda, y después en California, una utopía en el Encuentro de Dos Mundos. En paz y armonía, con entrega y amor, se logró lo que antes parecía imposible: el acercamiento de los belicosos indios pames al mensaje cristiano", señaló. "Testimonio de lo alcanzado son las cinco edificaciones misionales en las que la mano indígena continúa siendo visible. Una muestra la ofrecen las águilas bicéfalas que, como en la simbología prehispánica, aparecen devorando una serpiente y que se hallan en los frisos de la fachada de la iglesia de Santiago Jalpan de Serra".
Entre las implicaciones directas de esta declaratoria, Sergio Raúl Arroyo subrayó que se abre una puerta para el desarrollo económico de la región mediante el turismo cultural. Ante lo cual, agregó, el INAH, de manera conjunta con el gobierno estatal y de los municipios, deben establecer un plan de manejo operativo a escala regional, para evitar poner en riesgo tanto al entorno natural como a los bienes culturales mismos.
Entrevistado, el etnólogo sostuvo que México es modelo a escala mundial en cuanto al cuidado y preservación que hace de sus bienes culturales, lo cual le ha valido ubicarse entre los países que más bienes tienen dentro del listado de Patrimonio Mundial de la UNESCO. Adelantó que la Casa Barragán podría ser inscrita el año próximo dentro de ese listado, toda vez que ya fueron presentados todos los documentos requeridos.
La sierra Gorda se ubica a poco más de seis horas en automóvil de la ciudad de México y a casi tres de la capital del estado. Las cinco misiones franciscanas que allí se encuentran y que fueron incluidas en la declaratoria, son: Santiago de Jalpan, Nuestra Señora de la luz Tancoyol, Santa María del Agua Landa, San Francisco del valle de Tilaco y San Miguel Concá. Todas ellas fueron construidas entre 1750 y 1760 por fray Junípero Serra, constituyendo una gran unidad arquitectónica y estilística.
Los criterios que se tomaron en cuenta para la inscripción, según se consigna en un documento del INAH, aluden a que estas edificaciones son testimonio del importante intercambio de valores durante el proceso de colonización, tanto del centro y norte de México, como del oeste de lo que actualmente es Estados Unidos.
Además de que representan una muestra del encuentro cultural entre los misioneros europeos y la población de una extensa región central de México, así como el escenario privilegiado de la segunda fase de evangelización de Norteamérica.
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