México D.F. Viernes 22 de agosto de 2003
Señalan que el grupo delictivo ha recibido protección policiaca y militar
Zapatistas de K'anakil denuncian amenazas de la banda Los Aguilares
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
Ejido Morelia, Chis. 21de agosto. En el Caracol zapatista Torbellino de nuestras palabras, la junta de buen gobierno dio a conocer una denuncia contra la banda de Los Aguilares. Según informa el concejo autónomo del municipio Olga Isabel, "estos delincuentes actualmente siguen lanzando amenazas y hostigando a las personas de la comunidad K'anakil, siguen amenazando de muerte y la gente tiene temor de ir a los trabajos de la milpa". En las pasadas dos semanas, los indígenas oyeron por la noche frecuentes disparos sobre sus cabezas.
Los Aguilares han recibido virtual protección por parte de la policía estatal e inclusive del Ejército, con los cuales por algún tiempo mantuvieron amistad. Operan en la comunidad vecina de K'anakil, Reforma K'anakil. Todos lo saben, pero ninguna autoridad gubernamental ha intervenido contra ellos. Deben varias vidas. La más reciente, la de Antonio Mejía (26 de agosto de 2002), base de apoyo zapatista, arrancó promesas huecas al gobierno chiapaneco. Los Aguilares siguen disparando sin que intervenga la justicia.
El municipio rebelde Olga Isabel realizó una investigación sobre el grupo armado, compuesto por los hermanos Sebastián, Oscar y Nicolás Aguilar Mejía, que viven en Reforma K'anakil, municipio oficial de Chilón. Suscintamente, ésta es la historia:
"En 1994, Sebastián Aguilar desertó del Ejército federal y se vino a vivir a la comunidad. Pasando unos meses empezó a organizar a unas cuantas personas para realizar actos vandálicos y asaltar en las tardes a las personas que viajaban en camionetas por la carretera". Durante mucho tiempo, Los Aguilares imponían un "toque de queda" a partir de las 17 horas "sin que nadie pudiera pasar".
Secuestraron a las personas que opusieron resistencia. "Para liberarlas exigieron una gran cantidad de dinero y a los que no pudieron pagar los mataron. Con el dinero que juntaron compraron armas y balas. Así estuvieron hasta que entre ellos mismos empezaron a pelear y a matarse. Hasta asesinaron a su propio padre, el señor Santiago Aguilar Santiago, así como a varias personas inocentes.
"Se ha quedado el miedo y el temor por estos hechos lamentables y porque siguen formando pequeños grupos de delincuentes. A los que no están de acuerdo con estos actos delictivos los amenazan de muerte, les quitan todas sus pertenencias. Así tienen amenazada y presionada a la población."
Detectados cuando la Procuraduría General de la Repúiblica del gobierno zedillista decía "investigar" mediante una oficina especial los grupo civiles armados (a los que nunca denominó "paramilitares") y caracterizados como una banda de asaltantes y traficantes de droga que presuntamente operan por su cuenta, Los Aguilares han jugado en Chilón un papel contrainsurgente comparable, toda proporción guardada (e impunidad incluida), al de Paz y Justicia en los municipios choles de la zona norte.
En sus propias casas, ubicadas al pie del camino que conduce a Tzajalá y Tacuba Nueva, Sebastián Aguilar y sus hermanos llevan ocho años amedrentando, robando y asesinando. Sus delitos están documentados y denunciados. Para lo que ha servido...
Un amplio arco iris recién pintado rodea la puerta de las oficinas donde sesiona la junta de buen gobierno Corazón del arco iris de la esperanza. En su interior, rodeando una mesa tan nueva que todavía huele a madera, 14 hombres con el rostro cubierto reciben a La Jornada para entregar la denuncia citada. Parcos en sus comentarios, los miembros de la junta notifican que de ahora en adelante serán ellos quienes difundan las denuncias y declaraciones de los municipios autónomos en rebeldía Diecisiete de Noviembre, Miguel Hidalgo, Ernesto Che Guevara, Primero de Enero, Lucio Cabañas, Vicente Guerrero y Olga Isabel.
Con las mismas construcciones del Aguascalientes IV, el Caracol de Morelia empieza a adquirir la fisonomía de una sede de gobierno regional. Se instalan grupos de representantes de diversas comunidades. En pocos días la junta Torbellino de nuestras palabras ha recibido a representantes de las comunidades en resistencia, grupos civiles nacionales, organismos internacionales de solidaridad e inclusive a campesinos y transportistas que no pertenecen a los municipios autónomos, pero que han decidido comunicar a la junta sus problemas.
En el inicio de una nueva etapa de la autonomía zapatista en resistencia, decenas de indígenas reunidos en las distintas instalaciones del Caracol muestran entusiasmo, pero también nerviosismo. De ahí su parquedad. Por ello, la junta declinó comentar otros problemas de la región. "De cada caso, nosotros decidiremos el momento de hablar", dijo uno de sus miembros.
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