México D.F. Martes 19 de agosto de 2003
Más que dinero, a las autoridades culturales
"les hace falta imaginación", señala
Arremete Fernando de la Mora contra el gobierno foxista;
"es igual al PRI"
Mientras el sector oficial presume de arcas llenas,
hambre y desempleo azotan a México
ANGEL VARGAS
El tenor Fernando de la Mora, uno de los cantantes mexicanos
con mayor proyección internacional, quien encabezará el elenco
de la ópera Carmen en el Auditorio Nacional el próximo
31 de agosto, censuró ayer en entrevista que el gobierno foxista
se jacte de que están llenas las arcas del país, cuando aún
hay mucha gente con hambre y cada vez se pierden más empleos. "Estamos
igual que con el PRI", opinó.
El intérprete criticó asimismo la ineficacia
de las autoridades culturales y subrayó que no es justificación
decir que no hay dinero, pues la historia nacional está repleta
de "crisis terribles y no obstante México siempre ha sido un país
de gran cultura y grandes artistas". Más que dinero, agregó,
"les hace falta imaginación".
No obstante, De la Mora aplaudió la iniciativa
de llevar la ópera a públicos numerosos y poco o nada relacionados
con esa expresión, como sucede en esta ocasión con la presentación
de la obra del francés Georges Bizet en el Auditorio Nacional y
ocurrió hace un par de años con Madama Butterfly,
de Giacomo Puccini, en el mismo recinto.
En
este montaje de Carmen, presentado recientemente en el palacio de
Bellas Artes en ocho funciones, el tenor protagonizará a don José
y compartirá créditos con María Luisa Tamez, Eugenia
Garza y Jorge Lagunes, bajo la dirección escénica de José
Antonio Morales, y musical de Enrique Ricci.
-Su carrera se ha caracterizado por oscilar entre lo popular
y lo clásico, ¿qué responde a quienes lo critican
por eso?
-Para mí existen sólo dos clases de música:
la de buena calidad y la de mala. Lo importante es no olvidar que la clásica
fue música popular en su tiempo y llegó a la gente de la
misma forma que nos llegan ahora los artistas populares. La música
clásica o académica es maravillosa, pero la popular, a pesar
de su sencillez, también tiene su grado de ingenio y maravilla,
al extremo que ha logrado trascender las fronteras no sólo del corazón
y el sentimiento de las personas, sino que se ha quedado como parte de
la cultura. ¿Quién no se ha enamorado o ha enamorado a una
mujer con un bolero? Creo que quien no lo ha hecho es la minoría,
así como creo también que muy poca gente ha enamorado a su
novia con Beethoven. Considero que hay que saber escuchar a Beethoven en
su momento, como también hay que saberlo hacer con una canción
de José Alfredo Jiménez. Existe música buena y mala
en cada uno de los géneros, lo importante es saber elegirla.
"A diferencia de otros cantantes de clásico que
han incursionado en lo popular, comencé mi carrera en la música
ranchera y el bolero, aunque me formé en el Conservatorio; la ópera
era mi hobby. Tuve la oportunidad de dedicarme a ella por Rafael
Solana. Gracias a él pude debutar en el palacio de Bellas Artes,
abriendo la temporada de 1987, con Tosca, al lado de Gilda Cruz
Romo. Fue una sola función y el éxito que obtuve me convirtió
de la noche a la mañana en un personaje especial, que vino del palenque
a la ópera."
-En términos emotivos y espirituales, ¿qué
le brinda cantar ópera y qué bolero o ranchero?
-La música popular es mucho más simple que
la clásica, pero el sentimiento no. En la ópera se cuenta
con más de dos horas para convencer al público, llevarlo
a la euforia de un estado anímico, mientras en lo popular sólo
se tienen los tres minutos que dura una canción.
"El cantante, cualquiera que sea su género, debe
buscar ser único, tener la osadía de competir desde el principio
contra los más grandes. Si uno quiere tener éxito, además
de ser muy bueno, debe partirse el alma y convencer, lo mismo sea en una
canción que en un aria o una ópera entera. No basta ser famoso."
-¿A qué atribuye el éxito que están
teniendo los cantantes de ópera mexicanos en los grandes escenarios
del mundo?
-Lo más importante es que se han partido el alma
y han tenido hambre de éxito, amén de la rigurosa preparación
que los respalda. Además, los mexicanos tenemos algo sui generis:
un color de voz de primera, y eso está ganando terreno a escala
mundial, al grado que son cada vez más los colegas nacionales que
figuran en las grandes casas operísticas del mundo. Tal color de
voz se debe a nuestro origen racial, la alimentación y, sobre todo,
a nuestra cultura musical popular. Sólo es cuestión de preguntarles
a nuestros grandes cantantes, como Ramón Vargas, Rolando Villazón
o Alfredo Portilla, y todos aceptarán que han incursionado en la
música popular en un principio.
-Si tenemos tal cantidad y calidad de cantantes, ¿por
qué la ópera nacional no ha logrado consolidarse entre las
mejores del mundo?
-La principal causa, creo, ha sido mantenerla como responsabilidad
única del gobierno. Siempre se le ha pedido que la subsidie. Y pienso
que se debe seguir así, pero también debe involucrarse a
la iniciativa privada, alentándola a participar, por ejemplo, con
exenciones fiscales. Sé que no hay dinero y por eso poco se hace.
Pero no sólo se carece de dinero, sino también de imaginación.
"Entre las faltas de esta administración cultural,
una de las más graves es dejar de hacer cosas con la excusa de la
falta de dinero. El país ha pasado ya antes por terribles crisis
y siempre se ha tenido cultura y artistas grandiosos, como Diego Rivera
o José Clemente Orozco. Incluso en los momentos terribles, como
fue la reconstrucción del país tras la Revolución,
la cultura ha sido siempre un elemento presente, y ahora no tenemos nada.
"Me duele el corazón cuando el gobierno dice que
están llenas las arcas del país, a pesar de que aún
hay mucha gente con hambre y cada vez se pierden más empleos. Es
muy visible que la actual situación no es muy diferente a cuando
gobernaba el PRI. Y conste que no soy simpatizante de ese partido. Estoy
en contra de la corrupción, pero también de la desidia."
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