.
Primera y Contraportada
Editorial
Opinión
El Correo Ilustrado
Política
Economía
Mundo
Estados
Capital
Sociedad y Justicia
Cultura
Espectáculos
Deportes
CineGuía
Lunes en la Ciencia
Suplementos
Perfiles
Fotografía
Cartones
La Jornada en tu PALM
La Jornada de Oriente
La Jornada Morelos
Librería
Correo Electrónico
Búsquedas
C U L T U R A
..

México D.F. Martes 19 de agosto de 2003

Teresa del Conde

Kurt Shwitters en su contexto

Alrededor de 1922 se marca una variación en cierto modo regresiva en varios países europeos, e incluso existe algún tipo de paralelismo en México, como lo recordamos en una ocasión el artista Manuel Marín y yo con motivo de una conferencia compartida en el museo Franz Mayer acerca de Hugo Ball y Dada. Kurt Shwitters, que en el momento al que me refiero tenía 34 años, nacido en Kendal (Alemania) se había transladado a Holanda con objeto de expandir el movimiento Dada.

Por entonces el constructivismo ruso entraba en su última etapa, abortada en el momento de adopción del Realismo Social (más regresivo aún que otros movimientos) y el dadaísmo germánico estaba a punto de dar un viraje decisivo. Algunas de sus huestes se adherirían al surrealismo que ya existía por entonces, incluso como denominación, antes de que el término se generalizara a partir del manifiesto bretoniano de 1924.

El "retorno al orden", reacción explicable después de la Gran Guerra, encontró no sólo eco en el ex vanguardista Gino Severini mediante su libro Du cubisme au classicisme, sino también por conducto de artistas de la talla de Picasso y de Chagall e igualmente mediante la famosa exposición Neue Sachlichkeit (Nueva Objetividad) que congregó a pintores de Munich practicantes de un delicado, a veces trasnochado y edulcorado, realismo mágico. Los antes "metafísicos" italianos reunidos en torno a la revista Valori Plastici introducían formas semiacadémicas -la verdad muy afortunadas a veces- como lo evidencian, por ejemplo, los trabajos de Felice Casorati y las piezas exhibidas hace algunos años en la muestra del Novecento en el Museo de Arte Moderno (MAM). El expresionismo alemán había perdido impulso, no obstante la huella profundísima que dejó en todas las ramas de las artes (teatro, cine, espectáculo de cabaret, etcétera) fue demasiado intensa como para considerar su extinción. Que la expansión expresionista en otros países, México incluido, estuviera involucrada con otras corrientes, Dada una de las principales, provoca, como ha observado John Willet, que convenciones similares pudieran parecer intensamente modernas en unos contextos y relativamente reaccionarias en otros.

En este medio Shwitters publica el primer número de Merz (fragmento de palabra recortada de un periódico, al estilo que se acuñó Dada). Antes se había expresado en una mezcolanza sombría de impresionismo y expresionismo, modalidad muy claramente ilustrada en la nutrida exposición que presenta actualmente el MAM. Se diría que la portada de ese número de Merz, diseñada por él mismo, fue clarificada a contrapelo (la tipografía y la distribución son coherentes y hermosas a la vez que muy de su momento), a pesar de que su autor -que también era poeta- seguía involucrado con Dada.

La exposición de Shwitters que se presenta en el MAM es el primer conjunto vasto y comprensivo del artista, nacido en 1887 y fallecido en Inglaterra en 1948; está integrado por todos los medios plásticos que cultivó: collage, ensamblados, relieves, arte objeto, pintura, recreación arquitectónica del último Merzbau que realizó (Ƒo será el penúltimo, trabajado en Noruega?). Esta se encuentra ubicada, a mi parecer no muy acertadamente, en el centro de la sala Tablada, bajo el domo. Probablemente eso obedece a las dificultades que hubiera implicado su posible ubicación en el jardín, pues en tal caso se hubiera necesitado por ejemplo de una carpa de dimensiones considerables para protegerla.

Ciertamente Shwitters fue uno de los más poéticos y originales representantes del dadaísmo alemán, pero abrevó también, cosa inteligentísima de su parte, en el cubismo y en el constructivismo, además de que no fue ni iconoclasta ni anti-social. Al contrario: el ingenio, el humor y la predilección por las armazones tectónicas de sus atractivos tridimensionales -algunos recuerdan a Torres García- son rasgos de una fuerte energía artística "positiva", tanto que por momentos sus relieves y collages abstractos, con los que intentó responder al influjo del Van Doesburg del Stijl, se han convertido en "clásicos" contemporáneos, que ejemplifican en buena medida su antipatía por los más acendrados conceptos antiarte del dadaísmo. Aunque muy respetado por todos sus confréres, no fue ampliamente reconocido en su tiempo. Ha sido en todas latitudes uno de los más influyentes artistas en posteriores generaciones. Recordemos en México a Fernando García Ponce.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año
La Jornada
en tu palm
La Jornada
Coordinación de Sistemas
Av. Cuauhtémoc 1236
Col. Santa Cruz Atoyac
delegación Benito Juárez
México D.F. C.P. 03310
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Email
La Jornada
Coordinación de Publicidad
Av. Cuauhtémoc 1236 Col. Santa Cruz Atoyac
México D.F. C.P. 03310

Informes y Ventas:
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Extensiones 4445 y 4110
Email