México D.F. Miércoles 13 de agosto de 2003
Con Donna Lee, uno de los mejores momentos del concierto del cubano y su quinteto
Sustentado en la tradición del swing y el bop, Ricardo Benítez actuó en el festival de Xalapa
ANTONIO MALACARA ESPECIAL
Xalapa, Ver, 12 de agosto. Desde su instauración, en 1999, el Festival Internacional de Jazz en Xalapa fue avalado y patrocinado institucionalmente por la Universidad Veracruzana y por la Fundación que de ella depende. En este 2003, y ante los estupendos resultados (pedagógicos y artísticos) que se han obtenido, el Instituto Veracruzano de Cultura (Ivec) se suma a este gran esfuerzo, aportando infraestructura y experiencia para ampliar las posibilidades y consolidar el espectro.
Hoy, el Centro Cultural Los Lagos, perteneciente al Ivec, es sede permanente del festival, y ayer lunes había una mesa central reservada para Leticia Perlasca, directora del instituto, y para Arturo White, director ejecutivo de la fundación. Lamentablemente, los altos directivos debieron tener serios y urgentes problemas que resolver, pues cada vez que la curiosidad se vestía de morbo y se volteaba a verlos, los encontraba platicando.
Pero la música del quinteto de Ricardo Benítez continuaba regia e inmutable. En esta ocasión, el maestro cubano de la flauta dejó de lado los marcados ritmos afroantillanos y ofreció siete excelentes piezas, que se sustentaban plácidamente en la mejor tradición del swing y el bop, en toda la extensión de la palabra jazz. Hubo incluso un enésimo acercamiento a Las hojas muertas, en la que el quinteto bibopeó (doble sic) con maestría.
Y no era para menos. Los músicos que acompañaron a Benítez son auténticas personalidades de la escena mexicana en la actualidad: Gabriel Hernández al piano, Jorge Lury Molina en el contrabajo, Alex Kautz en la batería y el sorprendente Francisco Lelo de Larrea en la guitarra.
Desde el primer tema, Ricardo el del tercer piso, cada uno de los músicos evidenció sus alcances ejercitando un pequeño solo, aunque Kautz prefirió "limitarse" a intercambiar compases con el grupo. Por cierto que en la presentación se anunció a un grupo integrado por cubanos y mexicanos, olvidándose de la nacionalidad brasileña del baterista.
Canción de cuna
En el programa no pudo faltar Canción de cuna, estupenda balada que Ricardo compusiera para su hijo, y Joseíto, una pieza cuasi épica dedicada a la memoria de su padre. Ricardo se mostró sólido y bien plantado, como siempre, y tal vez sus mejores momentos en cuanto a proyección con el público llegaron con Donna Lee, en la que la flauta pícolo y la guitarra brillaron en duetos alucinantes que por instantes seguían la misma línea.
Fue precisamente la guitarra de Francisco Lelo, de limpérrima y emotiva digitación, de imaginación desbordada, con fraseos que se quebraban y estallaban y volaban en ritmos impares para reintegrarse súbitamente al todo del combo, la que mayores ovaciones arrancó tema tras tema. Pancho aparecerá el próximo sábado con su grupo.
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