México D.F. Miércoles 6 de agosto de 2003
Para escuelas y comerciantes es un negocio altamente redituable
La lista de útiles, otro bache en la economía de los padres de familia
A dos semanas del regreso a clases, comienza la búsqueda de los mejores precios
MIRNA SERVIN VEGA
El presupuesto que destinan las familias a la educación es cada vez mayor, de acuerdo con la Encuesta de Ingresos y Gastos de Hogares en México, realizada por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.
Sin embargo, a dos semanas del regreso a clases, los costos varían según el nivel escolar. Así, la señora Olivia Romero, entrevistada en el Zócalo, adonde acudió desde Atizapán, donde vive, para surtir la lista de útiles de su hijo, que cursará el tercer año de primaria, refirió que tiene destinados 200 pesos para ese rubro.
En tanto, la señora Ramona, habitante de la delegación Benito Juárez, dijo que tiene dispuestos 15 mil pesos para el gasto de regreso a clases de sus tres hijos. Para ello, acudió a una papelería de autoservicio para que ellos escogieran los artículos que más les gustaran.
La compra de útiles escolares no es un gasto que se pueda postergar, por lo que su venta en agosto y septiembre es un negocio redituable para escuelas privadas y comerciantes establecidos e informales, pero al mismo tiempo constituye un verdadero bache económico para los padres de familia.
La señora Aurora es la primera vez que acude a comprar útiles, pues su hija apenas ingresará a la escuela. Busca afanosamente lápices y colores triangulares, "porque dicen en la escuela que con esos aprenden a escribir mejor". Entrevistada en Pino Suárez y Mesones, donde decenas de comercios venden de mayoreo artículos de papelería, recorre los estrechos pasillos, donde los diablos cargados de paquetes de cuadernos profesionales que se ofrecen a 5.50 impiden el paso a los compradores.
Los visitantes a la plaza Mesones hurgan afanosos en los contenedores de gomas, resistol, correctores y accesorios tan atractivos que su utilidad pasa a segundo término.
Al contrario de las recomendaciones del programa Regreso a clases 2003, de la Procuraduría Federal del Consumidor, de que los padres verifiquen que los materiales no sean tóxicos, y su resistencia y calidad, en este lugar resaltan los colores fosforescentes, productos con aromas y logotipos con las caricaturas preferidas de los niños, plumas que expulsan líquidos brillantes y las etiquetas adheribles de moda.
Los compradores no dan vuelta al cuaderno para ver en qué país fue hecho, y de todos modos la información no aparece.
Doña Margarita acudió a la plaza con la esperanza de encontrar mejores precios, pero confiesa que no ha verificado en ningún otro lugar. Se queja porque su hija ya va ir a sexto de primaria y le pidieron más útiles. Dice que dejará pendiente la segunda parte de su lista hasta que su hija acuda a clases, porque ahorita "ya no hay para más".
En algunas escuelas privadas la lista de útiles no es problema, pues ofrecen paquetes que incluyen libros, cuadernos y el resto de los artículos necesarios. El pequeño detalle a considerar es el precio, ya que para un niño de cuatro años que cursará el segundo grado de kínder el costo de los útiles escolares asciende a mil 800 pesos.
No sólo el precio es sorprendente, sino el contenido de la lista: un libro para aprender a escribir, otro de puntos y trazos, uno más de "numeritos" y otro para ubicar los espacios, y el de técnicas y colores, sólo por mencionar algunos. A esto se debe sumar que la lista especifica las marcas de los productos, como las acuarelas, el pegamento y las barras de plastilina. En el caso del estuche de lápices, tiene la marca comercial de la propia escuela.
Pero lo que a algunos les parece un signo de distinción para otros es un abuso. Luz María Varela expresa su enojo al comparar los precios de una tienda departamental con los ofrecidos por la escuela donde su hijo cursará el segundo grado de secundaria. "Los cuadernos cuestan en total 400 pesos más que aquí y los tenemos que comprar a fuerza en la escuela, porque tienen el escudo de la institución." Al ser interrogada sobre la posibilidad de denunciar esta irregularidad en la Profeco para que la escuela sea sancionada, Luz María sólo atina a responder: "ƑEso se puede?"
Y si de uniformes se trata, don Efrén, quien desde hace 20 años vende estas prendas en el mercado de San Cosme, dice que en un año ha notado una disminución en la venta de por lo menos 40 por ciento, aun en temporadas "fuertes, como agosto y septiembre".
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