México D.F. Sábado 12 de julio de 2003
Temprano, labriegos marcharon rumbo a los juzgados de Texcoco, pero los hallaron cerrados
En Atenco, el espíritu de lucha sigue vivo, pero también la indiferencia oficial
De regreso al pueblo inició el festín, porque antes que nada había que festejar un año de resistencia
MARIA RIVERA Y JAVIER SALINAS ENVIADA Y CORRESPONSAL
San Salvador Atenco, Mex., 11 de julio. En el primer aniversario del enfrentamiento entre los labriegos de San Salvador Atenco y la fuerza pública del estado de México, volvió a quedar claro que el movimiento campesino sigue vivo, pero que la indiferencia oficial también continúa presente. Tras una marcha de más de 15 kilómetros que los labriegos realizaron desde la cabecera municipal hasta el penal Molino de Flores, en el que debían comparecer ante un juez por los procesos penales que existen en su contra, encontraron el recinto judicial cerrado y un "regrese la próxima semana". El motivo no pudo ser más contundente: era Día del Abogado.
En esta fecha el Tribunal Superior de Justicia del Estado de México aprovecha para promover ascensos en el Poder Judicial. Los jueces pueden alcanzar el grado de magistrados y éstos a su vez pueden pedir su jubilación. Todo un acontecimiento para la instancia encargada de impartir justicia y por tanto no laborable.
Pero en Atenco, este día también era simbólico. Doce meses atrás, al filo del mediodía, la policía estatal emboscaba a un grupo de campesinos que se dirigía hacia San Juan Teotihuacán para exigir al gobernador mexiquense, Arturo Montiel, la cancelación del proyecto aeroportuario. El saldo de la confrontación fue de por lo menos 30 lesionados y 12 detenidos. Uno de los golpeados -José Enrique Espinoza Juárez- murió días más tarde, hechos que semanas más adelante desembocaron en la cancelación de la construcción de la terminal aérea.
Hoy también se cumplía el plazo que les habían dado los priístas para desalojar el plantón permanente que tienen en el centro del poblado, por haber cancelado el proceso electoral del pasado domingo. La tensión, ante las amenazas e intimidaciones por parte del grupo paramilitar Vivo 5, hacía temer un nuevo enfrentamiento.
Sin embargo, ni eso les impidió continuar con sus planes. Y al grito de "šAtenco vive, la lucha sigue y sigue!" y "šPresos políticos, libertad!", a temprana hora inició la movilización hacia los juzgados del penal texcocano. En esta ocasión se trataba de exigir la cancelación de los 12 procesos penales vigentes, las 59 averiguaciones previas del fuero común y federal -en donde se involucra a más de 300 ejidatarios-, además de la suspensión de las órdenes de aprehensión que existen en su contra. Todas éstas, causas que se les siguen a raíz de su lucha por la defensa de la tierra.
Pero tal vez el punto que más conmovía a los manifestantes era la situación de indefensión en que ha quedado la familia del campesino fallecido. Mientras el gobierno estatal ofrece becas escolares y un puesto de trabajo en la administración pública para la viuda, sin que esto implique el reconocimiento de que estuvieron implicados en la muerte; el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra demanda la creación de un fideicomiso de más de un millón de pesos para el sostenimiento de los dos niños en edad escolar que le sobreviven, así como que las autoridades admitan su responsabilidad en los hechos.
Paso a paso los campesinos recorrieron una vez más la carretera Texcoco-Lechería. Al entrar a Texcoco se encaminaron directamente hacia la sede del priísmo local, arrancando y quemando la propaganda del recientemente elegido diputado federal Fernando Fernández, así como de su suplente, Marta Maíz. Momentos antes los militantes del tricolor habían emprendido la huida, pero dejaron a uno de sus compañeros en labores de espionaje. El personaje fue perseguido y la cámara fotográfica y el celular que portaba le fueron confiscados.
Ni la prolongada pendiente que antecede al reclusorio apagó los ánimos, y continuaron las consignas y la caminata. Pero sus deseos de manifestar sus demandas ante el juez primero de lo Penal tendrán que esperar. Al final del recorrido lo único que encontraron fueron las rejas cerradas. María de Jesús Hernández, auxiliar judicial, les notificó que la audiencia se difería para el próximo 18 de julio.
Leonel Rivero, abogado de los labriegos explicó: "Hoy pensábamos que se iba a cerrar la instrucción del expediente 13/2002 porque no hay pruebas pendientes que desahogar, y también que ya po-díamos entrar a la etapa de conclusiones para que en unos 40 días se dictara la primera sentencia".
El litigante también señaló que el gobierno estatal los convocó a una reunión el próximo lunes con el presidente del Tribunal Superior de Justicia del estado, Abel Villicaña, para tratar los asuntos relacionados con los procesos penales. Desde su punto de vista, "jurídicamente es posible que se deje en libertad a los campesinos, porque hay elementos para que el Ministerio Público promueva el desistimiento de la acción penal fundado en que no existen pruebas que sustenten las acusaciones por las que se les está procesando. Tan es así que a lo largo de las más de 150 audiencias han quedado claramente desvanecidas las declaraciones de los distintos quejosos".
De regreso al pueblo, empezó el festín. Aparecieron los nopalitos, el chicharrón en salsa verde, los frijoles negros con carne de cerdo y el mole rojo, acompañados de tortillas recién hechas, porque antes que nada se trataba de celebrar su espíritu de lucha, el mismo que un año atrás les permitió enfrentar, pese a la apabullante diferencia numérica, a los efectivos policiacos -en su mayoría vestidos de civil- que los emboscaron. No sólo repelieron la agresión sino que sobreponiéndose a la detención de la mayoría de sus dirigentes, contratacaron, y dirigiéndose a la subprocuraduría de Texcoco, retuvieron a funcionarios públicos.
Con ellos en su poder iniciaron la negociación para liberar a sus compañeros. Tres días después consiguieron su objetivo. Desde entonces Atenco no cree en imposibles.
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