México D.F. Sábado 12 de julio de 2003
Jesús nos envía, afirma; endemoniados, dice a críticos
Arizmendi insiste en defender a religiosos que hablan de política
ELIO HENRIQUEZ CORRESPONSAL
San Cristobal de Las Casas, Chis., 11 de julio. El obispo Felipe Arizmendi Esquivel llamó "endemoniados actuales, carcomidos por el pecado, paralíticos por el egoísmo, ateos por conveniencia y endurecidos por tantos vicios de los que no se pueden liberar" a quienes rechazan, critican "y quieren expulsar a los religiosos de la vida social", para "impedirnos tocar temas relacionados con la ética de la vida social, política y económica, encerrándonos en los templos y en las sacristías, o mandándonos a las nubes".
En su reflexión dominical que cada fin de semana envía a los medios de comunicación, agrega que quienes afirman que la religión no tiene que ver con la política, "sólo demuestran gran ignorancia sobre lo que es la fe y la verdadera política".
De esta forma, concluidas ya las elecciones del 6 de julio, el obispo reinició sus críticas contra quienes manifestaron su oposición a que los religiosos hablaran de asuntos políticos mientras se realizaban las campañas proselitistas.
A los obispos "no nos gusta andar en problemas y exponernos a ser acusados ante los tribunales civiles", y "si hablamos es porque hemos recibido un mandato de Jesús", quien "nos envía en su nombre, nos da poder sobre los espíritus inmundos y nos ordena predicar el arrepentimiento de los pecados.
"Nos dice como al personaje bíblico que era pastor y cultivador de higos, Amós: 've y profetiza a mi pueblo'", puntualiza. Al afirmar que los religiosos "no hablamos por gusto, por ansias de poder, por deseos de dominio y prestigio social", el prelado manifiesta que "sería más cómodo y fácil quedarse callado, sin dar la cara para denunciar a personas, candidatos y partidos, cuando proponen para el país opciones contrarias a las leyes de Dios".
Agrega que "los encadenados por los demonios de la droga, el alcohol, la infidelidad matrimonial, el indebido placer sexual, la homosexualidad, la corrupción y el enriquecimiento ilícito quisieran que no les recordáramos los mandatos del Señor y que los dejáramos tranquilos en su pecado".
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