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México D.F. Lunes 30 de junio de 2003

Amenaza la mancha de concreto con extinguir la zona lacustre y de chinampas

Xochimilco, entre la disyuntiva de mantenerse rural o devenir urbana

Frenar invasiones al suelo de conservación y el rescate de la zona, problemas urgentes

MIRNA SERVIN VEGA

Xochimilco tiene dos sabores, el de la ciudad y el del campo. Sin embargo, uno amenaza con extinguir al otro, sin grandes posibilidades para un equilibrio donde la mancha urbana exige pavimento, drenajes y procesos de urbanización, mientras que la zona lacustre y de producción agrícola muere ante la reducción de espacios y la contaminación del agua y del suelo.

Los habitantes de hace apenas un par de décadas vivían de la producción agropecuaria en la que se distinguía la floricultura, la producción de hortalizas y algunas especies animales, como ganado vacuno, aves y peces.

Aunque en esta zona de la capital aún se producen flores y hortalizas, los modos de vida y profesiones han cambiado y con ello dieron la bienvenida a los problemas de la urbanización.

En la década de los 70 la población creció en esta demarcación 80 por ciento. A partir de 2000 el crecimiento poblacional siguió superando la media del Distrito Federal, que es de 0.44 por ciento, mientras que en la zona ascendía a 3.17 por ciento.

"Los abuelos se alimentaban sin costo alguno de lo que la naturaleza provee: había especies como ajolotes, atepocates, ranas, mochipeto y pescado blanco, que ya está extinto", cuenta José Fernando Hernández, nativo del lugar quien pertenece al Consejo Ciudadano para el Rescate Integral de Xochimilco.

No hace mucho, prosigue, había flores que ahora se consideran exóticas, como las apapatlas o ninfas, que existían junto con el alcatraz, que se daban en la orilla del canal, junto a los ahuejotes. Aunque en menor medida, el habitante de Xochimilco sigue disfrutando de este vergel de la ciudad de México.

Por qué si los recursos son tan bastos -expresan sus habitantes- se requiere un rescate de la zona. Los problemas de esta delegación se han conectado con el crecimiento de la realidad de la ciudad y de la explosión de la mancha urbana.

En la última década las invasiones sobre suelo de conservación ocasionaron el asentamiento irregular de cientos de familias que sobreviven sin servicios básicos y con la amenaza de ser desalojados o apoyados para construir viviendas, dependiendo del tiempo electoral, relatan vecinos de Amalacachico, zona que durante esta administración se convirtió en uno de los casos más sonados de desalojo, ya que se requirió la utilización de la fuerza pública, con saldo de policías heridos y decenas de pobladores detenidos, acusados de intento de homicidio.

Amalacachico, al igual que otras zonas de uso ecológico, se vuelven a poblar lentamente en operación hormiga, y donde antes había una casa, aparece la siguiente en una noche más.

Del total de la superficie de la delegación, 80 por ciento es suelo de conservación y 20 por ciento corresponde al suelo urbano. En este territorio habitan alrededor 369 mil 700 personas, que representan 4.30 por ciento de la población total del Distrito Federal.

En cuanto a los servicios, el mayor déficit de agua potable está localizado en los asentamientos de las partes altas, en las chinampas y en las colindancias con la delegación Tláhuac, donde los asentamientos humanos son recientes debido a invasiones al suelo de conservación.

José Hernández, ahora profesor de esta demarcación y con tradición familiar por el cultivo, cuenta que otro de los problemas más importantes del lugar es la pérdida de la identidad xochimilca por el avasallamiento sobre sus principales actividades, como las que se dan en el área rural.

"Los más de 2 mil 200 ejidatarios que colindan con el Periférico y otras demarcaciones están en la disyuntivas de continuar como xochimilcas o perder la identidad, que es lo más grave. No es perder un territorio evaluado en cierta cantidad, sino la identidad, un baluarte cultural como lo es la chinampería y el ejido, que están integrados por 192 kilómetros de canales".

El problema, coinciden, no es considerar a los ejidos de acuerdo con su rentabilidad, sino por lo que representan. "En esos términos resulta más costoso económica y culturalmente meter drenaje y pavimentación, que el precio que se le pueda poner a la tierra".

A través de las distintas autoridades delegacionales que gobernaron el Distrito Federal durante décadas, se entorpeció la producción del ejido con la elección de autoridades no ejidales, con los depósitos de cascajo en zonas verdes y con el inicio de la privatización de los suelos para ser urbanizados y vendidos.

De acuerdo con los habitantes de estas zonas, todavía hay resistencia cultural para abandonar la tierra productiva que se ha vendido poco a poco. "Con la venta no se gana el valor catastral del predio, sino se pierde la identidad de nuestros ancestros. El crecimiento urbano avasalla los valores y tradición de la cultura xochimilca, que el mundo necesita por ser diferente a las otras".

Las demandas más recurrentes por parte de la población se concentra en la petición de servicios urbanos y de manera más reciente en la seguridad.

Los servicios viales se entorpecen debido a la estrechez de las calles y la deficiente pavimentación que se agrava en el centro de Xochimilco y en Santiago Tulyehualco.

La mayor parte de las unidades territoriales se mantuvieron con índices delictivos bajos, pero existen zonas de mayor frecuencia delictiva, como en las colonias Xaltocan, El Rosario, San Pedro y otros puntos, como La Cebada y Tepepan. En este sentido, Xochimilco ocupa el decimotercer lugar de las delegaciones respecto al índice delictivo.

Otra de las preocupaciones de los habitantes de la delegación es la propagación del comercio ambulante, que de acuerdo con el informe de las autoridades, suma 3 mil 844 comerciantes en vía pública.

Este territorio cuenta con un padrón de 6 mil 681 giros mercantiles, de los cuales 355 están considerados dentro del parámetro de "conflictivos" por ser bares, discotecas o cantinas, entre otros. Asimismo, la delegación cuenta con 11 mercados públicos.

De acuerdo con los habitantes de Xochimilco, la conciencia sobre el rescate de Xochimilco no es generalizada, más bien se enfoca en las necesidades de servicios urbanos más inmediatas y en la conservación de tradiciones y fiestas del pueblo.

En esta delegación se celebran más de 400 fiestas patronales, religiosas y populares al año, en las que confluye la población local y de otras partes del DF.

José Hernández se preocupa: "Ningún color como partido va a poder sólo con el problema de Xochimilco. En esa lucha intestina de los partidarios de uno y otro, hacen un despedazamiento de la realidad".

Las soluciones que alcanzaron los habitantes de esta delegación fueron parciales, como el revestimiento de embarcaderos, puesta de carpeta asfáltica, entre otras cosas, "pero el desastre ecológico continúa, sigue la putrefacción del agua, la contaminación de los suelos y los valores y principios de la cultura tradicional son abandonados por los jóvenes. No basta con que los candidatos estén muy preparados y sean buenos políticos. Necesitan amar a Xochimilco y tenerle lealtad, sean nativos o no".

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