México D.F. Martes 24 de junio de 2003
CARPETAZO A LA ANTIGUA
La
determinación de la Procuraduría General de la República
(PGR) de no ejercer acción penal ante la denuncia contra Amigos
de Fox presentada por el consejero electoral Jaime Cárdenas debido
a presunto lavado de dinero representa un duro golpe a la credibilidad
de la dependencia encargada de procurar justicia, a la del gobierno federal
por extensión y a la de las instituciones de la República.
Hasta en la redacción de la notificación
enviada a Cárdenas por la Unidad Especializada contra el Lavado
de Dinero (UECLD) se deja sentir una falta de voluntad impropia del Ministerio
Público y complaciente para con el Ejecutivo federal: "Para comprobar,
aunque sea indiciariamente el cuerpo del delito del tipo de estudio, los
bienes que constituyeron el objeto material del delito deben tener su origen
en una procedencia ilícita o representar las ganancias derivadas
de la comisión de un delito, es decir, de una conducta típica
antijurídica, punible y culpable", señala el documento, dejando
implí- citamente al denunciante la responsabilidad de investigar
y comprobar las acciones delictivas, tareas que corresponden en cambio
a la autoridad.
En suma, la procuraduría se negó a investigar
la posible procedencia ilícita de los fondos recaudados por Amigos
de Fox y actuó de forma muy parecida a como lo hacía en tiempos
del priísmo ante denuncias ciudadanas en contra de autoridades federales,
cuando ni siquiera se tomaba la molestia de aparentar que investigaba.
Aunque sería indebido prejuzgar sobre la legalidad
o ilegalidad de las acciones de la asociación que ayudó a
colocar a Vicente Fox en su cargo actual, las precipitadas conclusiones
de la UECLD arrojan la sospecha inevitable de que el gobierno federal se
comporta como juez -la PGR- y parte -la Presidencia de la República-
en un episodio que dista mucho de haber sido esclarecido. Hasta el momento,
y a ojos de la opinión pública, esa actitud pone al grupo
gobernante en una postura semejante a la adoptada por los legisladores
priístas que se negaron a desaforar a sus pares implicados en el
Pemexgate para que respondieran ante la justicia. La virtual exculpación
anticipada de Lino Korrodi y de Carlota Robinson hacen suponer que existen
delitos y conductas impropias que se busca ocultar y mantener a toda costa
fuera de los tribunales.
A unos días de las elecciones federales, pues,
el gobierno se presenta ante la sociedad como un encubridor de sí
mismo y de sus orígenes, y el electorado se encuentra con que los
dos principales partidos políticos tienden a desarrollar mañas
paralelas cuando ocupan el poder. Da la impresión de que el foxismo,
habiendo podido elegir la transparencia y la rendición de cuentas,
optó por los carpetazos a la antigua.
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