Magdalena Gómez

Abstencionismo, cosecha de la ilegitimidad

Las elecciones de 2000 no produjeron el cambio anunciado y en respuesta amplios sectores no acudirán a las urnas, por más que ahora llame el presidente Fox a garantizar la continuidad de la "democracia" que supone representa. En plena campaña electoral el anuncio oficial sobre la reducción de pobreza alimentaria, que ha sido cuestionado ampliamente, pretende convencer a la ciudadanía de que "vamos avanzando" con el autodenominado gobierno del cambio. El presidente Fox considera que las familias que ahora comen gracias a que sus familiares lograron pasar la frontera de la muerte y les envían recursos seguramente están agradecidos con su gobierno y votarán por su partido. No queda ahí el proselitismo presidencial, ahora nos receta su famoso y controvertido espot televisivo donde afirma: "Hiciste un gran esfuerzo para construir nuestra democracia. No la descuides ahora. Vota". El activismo oficial expresa qué tan lejos anda el Ejecutivo de la realidad; por lo menos la sabiduría popular nos dice que nadie se tropieza dos veces con la misma piedra, él le apuesta a que esto suceda. El desencanto con el "cambio" es más profundo de lo que los cálculos mediáticos pueden percibir. A estas alturas, hasta los promotores del voto inútil han optado por el silencio.

Así, la jornada del próximo 6 de julio estará marcada por el retorno del abstencionismo masivo. Este hecho no parece preocupar a los partidos políticos, pues está garantizada la legalidad de las elecciones independientemente del porcentaje de electores que acudan a las urnas. Los que van deciden, Ƒy los que no van? Para algunos estarían "renunciando" a la oportunidad de incidir, y casi con ello pierden el derecho de quejarse sobre el desempeño de quienes resulten elegidos (as).

Sin embargo, los que no votan le dicen a la clase política mucho más y más profundo de lo que pueden ver. Algunos estudios atribuyen este resultado al abandono de las viejas prácticas del acarreo en zonas rurales. Este fenómeno es sin duda multicausal, sin embargo crecientemente hay mayor organización por lo que no podemos desdeñar la hipótesis del abstencionismo consciente.

Los pueblos indígenas seguramente estarán entre aquellos que no se "entusiasman" con las elecciones, porque contrariamente a lo que los liberales decimonónicos postulan, deciden en cada caso, de manera colectiva, si votan o no, y si lo hacen, en qué sentido. Ciertamente les sobran los motivos para ausentarse, baste recordar lo planteado por uno de los comandantes del EZLN el 28 de marzo de 2001 durante su comparecencia conjunta con el CNI en el recinto de San Lázaro:

"Hermanos senadores, hermanas senadoras, hermanos diputados, hermanas diputadas: Ustedes llegaron a ocupar esas sillas no por fuerza propia. No se olviden que fue gracias a la gente, repito, gracias a los jóvenes estudiantes, a las amas de casa, a los campesinos, a los indígenas, a los obreros, a las obreras, a los taxistas, a los choferes, a los comerciantes y ambulantes, a los artistas, a los maestros y las maestras, a los doctores, a las doctoras, a los colonos, a los mecánicos, a los ingenieros, a los licenciados y al pueblo de México en general. Esta clase trabajadora que forma nuestro México prestaron su tiempo, acudieron en la sección que pertenecen, se formaron e hicieron cola para manchar sus boletas marcando la equis."

Hoy tenemos las evidencias de que el Congreso les aplicó la máxima salinista: "ni los veo, ni los oigo". La clase política traicionó a los zapatistas, y con ellos a los pueblos indígenas, quienes una y otra vez han mostrado que no se irán con el canto de las sirenas gubernamentales dejando solo al EZLN. Sin embargo, este saldo no parece importar, el Senado continúa en su autismo soberbio, repitiendo que hizo muy bien su tarea con la contrarreforma de 2001.

La futura Cámara de Diputados estará integrada por quienes han hecho la campaña del "vota por mi foto" sin una sola alusión a la paz en Chiapas. Por su parte, el Presidente de la República pondera el texto constitucional impugnado y busca aplicarlo promoviendo contrahechuras indigenistas como la de la llamada Comisión Nacional de Desarrollo para los Pueblos Indígenas.

Mientras tanto el EZLN y los pueblos están avanzando en su resistencia activa y fortalecimiento organizativo, mientras los políticos de sueldos ofensivos, en un país con más de 50 millones de pobres, se limitarán a rubricar la crónica de una abstención anunciada.

La abstención es un espejo para aquellos que la quieran ver. Los partidos políticos empeñados en la pelea interna por el botín en que se han convertido las diputaciones poco se preocupan por las matemáticas invisibles. Lo grave es que mucha gente ha decidido no votar porque decepcionada como está del "cambio" sigue convencida de que el PRI no le ofrece nada mejor, mientras el PRD se duerme en los laureles de sus luchas intestinas y los partidos mal llamados "pequeños" simplemente no han logrado contacto más allá de sus seguidores inmediatos. Hay quienes confían en que si este país aguantó al priísmo, que por décadas construyó "legalidades" fraudulentas ignorando a los electores ausentes, qué más da que mantengan la receta gatopardista y respondan a la ciudadanía con más de lo mismo.