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México D.F. Miércoles 18 de junio de 2003
Tras el hecho aprehenden a propietaria del lugar; otro familiar huyó
Estalla taller clandestino de cohetes en Tláhuac; cuatro muertos y dos heridos
Ordena fiscal la presentación ante el agente del MP de un militar, primo de la detenida
ANGEL BOLAÑOS SANCHEZ
Un taller clandestino de cohetes en el pueblo de San Juan Ixtayopan, en la delegación Tláhuac, estalló la tarde de ayer provocando la muerte de cuatro personas y lesiones a dos, entre estas últimas un bebé de ocho meses de edad.
En una casa próxima al lugar del siniestro la policía detuvo a María Soledad Acatitla Jiménez, una de las propietarias del negocio, quien frente al domicilio tenía en marcha una camioneta de tres toneladas y media, cargada con artefactos de fuegos artificiales, en la que pretendía huir. Fernando Acatitla, hermano de la mujer, logró escapar por la parte de atrás.
La titular de la fiscalía desconcentrada en la demarcación, Gladis Marbella Pérez Nah, ordenó presentar también ante el Ministerio Público a un militar, quien se identificó como el sargento Angel Jiménez, primo de la detenida, así como a otra persona, un hombre de aproximadamente 30 años de edad que se negó a proporcionar su nombre, quien llegó también al domicilio, frente al número 11 de la calle Peña Alta, y fue reconocido como integrante de la familia.
El estallido ocurrió una casa de la calle cerrada de Peña Alta, en la colonia del mismo nombre, alrededor de las 15:30 horas, en la que se encontraban trabajando Juan Vázquez Gutiérrez, su esposa Patricia Vázquez Rojas y sus hijos Isaac y Gilberto Vázquez Vázquez, quienes perdieron la vida, mientras que la esposa de una de las víctimas, Ana Vázquez, y el menor Adolfo Angel Vázquez Vázquez, de ocho meses, quienes se encontraban en un cuarto contiguo, resultaron lesionados.
Policías del Agrupamiento Fuerza de Tarea retiraron unos 30 kilos de explosivos y sacaron madera quemada y materiales usados para la elaboración de castillos y cohetes.
El percance ocurrió a dos meses de otro accidente ocurrido en la colonia Santa Cecilia, en la cabecera municipal de San Pedro, informó Mario Adolfo Peña Urquieta, director general Jurídico y de Gobierno de la demarcación, al reconocer que hay otros lugares en los que se producen clandestinamente estos artefactos explosivos, los cuales son difíciles de detectar por estar dentro de casas particulares.
El funcionario consideró que en este caso en particular las condiciones de pobreza de las víctimas las llevaron a aceptar este trabajo, a pesar de las pocas condiciones de seguridad en que lo ha-cían, pues aunque aseguran los vecinos que Juan Velázquez se iba todos los años a trabajar en la pizca en Canadá, la construcción rústica, con apenas lo básico para ser habitada -un cuarto, un baño, la cocina y otro cuarto más donde trabajaban, con un sótano de tres metros por tres donde depositaban los explosivos armados-, hacía evidente esta situación.
Por otro lado, la casa de los propietarios del negocio, a unas cinco calles, tiene un amplio patio techado que hacía de almacén y una construcción de dos pisos con amplios decorados. Afuera, la camioneta con matrícula del estado de México KL14968 estaba rotulada como transporte particular de juegos pirotécnicos y productos químicos, junto al nombre Santiago Acatitla, el municipio de Chalco y la clave PDFN 375, la dirección en las tarjetas de presentación de Fernando Acatitla como especialista en "castillos, bombas tipo japonesas y efectos especiales", es la Peña Alta 11 en San Juan Ixtayopan.
Alguno vecinos reconocieron también que "algún tiempo" también se dedicaron a la elaboración de explosivos. "Nomás se oyó el trancazo y se levantaron las llamas por arriba de la casa, corrimos a ver y alcanzamos a oír que alguien gritaba: 'šsáquenme, sáquenme!', pero no se podía abrir la puerta", señaló uno de los vecinos que tiene su domicilio a espaldas del taller, en la cerrada de Campeche, donde quedaron los restos incinerados de un torito de feria.
De la casa siniestrada, una construcción rústica de ladrillo que da a una calle sin pavimento ni banquetas, los vecinos rescataron dos jaulas con alrededor de una docena de pájaros, mientras un perro amarrado en la azotea no dejaba de ladrar.
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